Las raíces hispanas de los Estados Unidos. Una visión global (II)

Francisco Moreno del Collado, publica la segunda parte de este documentado estudio sobre las “raíces hispanas” de los EE.UU, resumiendo un interesante trabajo de la Asociacion Cultural Héroes de Cavite.

 

Exploraciones y descubrimientos españoles en las costas de USA.


En fechas tan tempranas como la primera mitad del siglo XVI, marinos y exploradores españoles recorrieron y cartografiaron el Golfo de México y la costa Este de lo que hoy son los Estados Unidos. Unos pocos años más tarde, comenzaron las exploraciones en el Pacífico que, a finales del siglo XVIII, llegaron hasta Alaska. Quiénes y cuándo lo hicieron es lo que contamos a continuación. (…)

Juan Ponce de León, que había participado en la conquista de Puerto Rico en 1508, recorrió las costas este y suroeste de la península de Florida en 1513. De este viaje es la primera referencia escrita a la Corriente del Golfo, que el piloto Juan de Alaminos estudiaría y sería de gran importancia para la navegación desde América a la península Ibérica.

La costa norteamericana del golfo de México fue explorada en 1519 por Alonso Álvarez de Pineda, que navegó y levantó cartas de las aguas próximas a lo que hoy son los estados de Florida, Alabama, Misisipi y Texas, y descubrió la desembocadura del río Misisipi. Su mapa es el documento más antiguo conocido de esta parte de los Estados Unidos.

En 1521, Ponce de León intentó establecer un asentamiento en Florida, pero no tuvo éxito y a él le costó la vida.

Lucas Vázquez de Ayllón navegó en 1520-1521, 1525 y 1526 por las costas del océano Atlántico llegando hasta Carolina del Norte y Virginia. En un lugar cuya localización exacta no se conoce y que unos sitúan en Georgia y otros en Virginia, fundó en 1526 San Miguel de Guadalupe (o de Gualdape) que, ante las dificultades de todo tipo encontradas, fue desmantelado a los pocos meses.

Entre 1524 y 1525, Esteban Gómez exploró y levantó mapas de la costa atlántica desde la península del Labrador hasta la península de Florida, entrando en el río Hudson y lo que hoy es el puerto de Nueva York. Durante mucho tiempo, la mitad norte de la costa de los EE. UU. fue nombrada en los mapas como «Tierra de Esteban Gómez».

Fragmento de una copia del Mapa del Nuevo Mundo del cartógrafo Diego Ribero (1529) existente en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. En el mapa aparecen las tierras de Esteban Gómez, de Ayllón y de GarayFrancisco de Garay fue quién organizó y envió la expedición de Alonso Álvarez de Pineda.

Un nuevo intento de colonizar la Florida lo protagonizó la expedición de Pánfilo de Narváez que en 1527 desembarcó cerca de la bahía de Tampa. Los huracanes, los ataques de los nativos, las enfermedades y el hambre acabaron con la expedición de la que solo hubo cinco supervivientes.

También los huracanes acabaron con otro intento de establecerse en el noroeste de Florida, en Pensacola, llevado a cabo por Tristán de Luna y Arellano entre 1559 y 1561. Los supervivientes intentaron entonces colonizar Punta de Santa Elena, en la costa atlántica, pero con similar resultado.

Finalmente fue Pedro Menéndez de Avilés quién por fin tuvo éxito. En 1565, en la costa este de Florida fundó San Agustín, la primera ciudad de origen europeo de los Estados Unidos habitada sin interrupción desde su fundación.

En 1566, fundó Santa Elena, en el actual Parris Island (Carolina del Sur), que sería la primera capital de Florida y la base de operaciones española hacia el norte. Desde allí los jesuitas llevaron a cabo su labor misionera y se fundaron una serie de efímeros fuertes que llegaban hasta los Montes Apalaches.

En 1571, la destrucción de la misión de Ajacán, en la península de Virginia, marcó el fin de los planes españoles de continuar la actividad en la región. Santa Elena fue definitivamente abandonada en 1587 y la capital trasladada a San Agustín.

Entre 1566 y 1568, Juan Pardo llevó a cabo un último y fallido intento de colonizar Carolina del Norte y del Sur.

Más de un siglo después, entre 1686 y 1689, la costa del seno mexicano, desde el río Grande hasta Florida, fue minuciosamente explorada y cartografiada. Tres expediciones terrestres dirigidas por el capitán Alonso de León “El Joven” y varias más por mar se enviaron para localizar una colonia establecida en la costa de Texas por el francés La Salle. Durante una de esas expediciones se fundaron para los indios caddos las primeras misiones de Texas.

En 1693, el marino Andrés de Pez consiguió establecer un asentamiento en Pensacola que en los años siguientes sería fortificado.

Primeras exploraciones españolas en Estados Unidos (1513-1542).

Vayamos ahora al Pacífico. Por la costa de California navegó Juan Rodríguez Cabrillo entre 1542 y 1543, descubriendo las bahías de San Diego y Monterey. Tras su muerte de resultas de un enfrentamiento con los indios, la expedición continuó bajo el mando de Bartolomé Ferrelo, que alcanzó el cabo Mendocino y navegó más al norte, por la costa de Oregón.

Desde 1565, los galeones españoles cruzaban el Pacífico entre Acapulco y Manila, una vez al año en cada sentido, iniciando así una primera globalización financiera y comercial entre Asia, América y Europa. El viaje desde Acapulco a Manila duraba unos tres meses y se hacía escala en la isla de Guam. En cambio, la navegación desde Manila a Acapulco era un viaje durísimo que podía llevar de 4 a 6 meses. Cruzaban el Pacífico sin escalas y el primer punto del continente americano que avistaban era el citado cabo Mendocino. A partir de ahí los galeones realizaban una navegación relativamente fácil aprovechando la corriente de California. Encontrar una escala segura nada más cruzar el océano sería de gran utilidad. Los galeones de 1584, 1587 y 1595 llevaban instrucciones de explorar aquella costa, pero no lograron encontrar el refugio deseado.

Durante 250 años, los galeones de Manila navegaron paralelos a la costa de California. Tornaviaje. Cuadro de Carlos Parrilla Penagos.

En 1602-1603, Sebastián Vizcaíno recorrió las mismas costas que Cabrillo, levantando minuciosos mapas, desembarcando varias veces en Alta California y renombrando algunos de los lugares descubiertos por su predecesor. Cuando se vio obligado a regresar por causa del escorbuto, Martín de Aguilar continuó navegando hasta las costas de Oregón, que fueron descritas por primera vez en su diario.

En 1767, al considerar una amenaza el avance ruso desde Alaska hacia el sur por la costa del Pacífico, el visitador general de Nueva España José de Gálvez promovió la expansión hacia Alta California. Se desempolvaron las cartas de Vizcaíno y en 1769 se enviaron dos expediciones, una por mar desde el puerto de San Blas, en el actual estado mexicano de Nayarit, y otra por tierra desde Baja California. Una vez en Alta California, Gaspar de Portolá partió por tierra desde la bahía de San Diego en busca de la bahía de Monterey, pero donde llegó fue a la bahía de San Francisco. Había pasado desapercibida durante más de dos siglos, no solo a Cabrillo, Ferrelo y Vizcaíno, sino también a los galeones de Manila que, año tras año, navegaban por aquellas aguas.

Las noticias sobre presencia rusa, y también inglesa, al norte del cabo Mendocino hizo que comenzaran una serie de expediciones navales españolas por el Pacífico Norte con los objetivos de reconocer, cartografiar y tomar posesión de las tierras descubiertas.

La primera expedición, capitaneada por Juan Pérez Hernández y con Esteban José Martínez de segundo, se desarrolló en 1774. Ante los limitados resultados obtenidos por las muy adversas meteorología y corrientes, fue necesario organizar otra.

En 1775, la segunda expedición, mandada por Bruno de Heceta y en la que iban Juan Pérez Hernández, el limeño Juan de la Bodega y Quadra y Francisco Antonio Mourelle, descubrió y cartografió la desembocadura del río Columbia. Sobrepasaron el estrecho de Juan de Fuca en el estado de Washington y poco después Heceta tuvo que regresar a causa del escorbuto. De la Bodega y Mourelle continuaron navegando hasta el paralelo 58, ya en Alaska, descubriendo la bahía de Bucarelli.

En 1779, la tercera expedición al mando de Ignacio de Arteaga y Bazán, en la que volvían a tomar parte Juan de la Bodega y Francisco Antonio Mourelle, tenía como objetivos evaluar la penetración rusa en Alaska, buscar el paso del Noroeste (supuesta ruta que permitiría cruzar el continente por el norte, al igual que el estrecho de Magallanes lo permitía por el sur) y capturar a James Cook, si lo encontraban en aguas españolas.

En 1788, la cuarta expedición, capitaneada por Esteban José Martínez, llegó hasta el fondeadero de la pequeña isla de Nutca, en la costa suroccidental de la isla de Vancouver, donde establecieron el fuerte de San Miguel y el baluarte de San Rafael, adelantándose así a los ingleses. La bandera española ondeó allí hasta 1795, tras firmarse la tercera Convención de Nutca, en cuyas negociaciones Juan de la Bodega representó a España. Ambas naciones renunciaron provisionalmente a la soberanía de aquel enclave.

Recalada en Nutca. Cuadro de Carlos Parrilla Penagos.

Otras expediciones continuaron recorriendo y cartografiando la costa americana del Pacífico Norte hasta Alaska. La de Alejandro Malaspina y José de Bustamante (1789-1794), la más importante expedición científica española del siglo XVIII, dio nombre al glaciar Malaspina en Alaska y contactó con los indígenas tlingit, dejando numerosos testimonios pictóricos de los nativos, flora y fauna locales. Dionisio Alcalá Galiano y Cayetano Valdés recorrieron la isla de Vancouver. Salvador Fidalgo construyó en 1791 el fuerte Núñez Gaona (actual Neah Bay) y puso nombres a la bahía de Cordova (con «v» y sin tilde) y al puerto Valdez (Valdés). Manuel Quimper navegó por el estrecho de Juan de Fuca. En 1792, Jacinto Caamaño describió minuciosamente la costa sur de Nutca y asignó topónimos españoles. Por último, Francisco de Eliza y el piloto Juan Martínez y Zayas reconocieron la desembocadura del río Columbia, el estrecho de Juan de Fuca y la bahía de San Francisco.

La Monarquía hispana continuó considerando aquellos territorios del Noroeste como propios hasta que en 1818 fueron ocupados conjuntamente por Gran Bretaña y los Estados Unidos. Finalmente, España renunció a su soberanía en el Tratado de Adams-Onís de 1819.

Derrota de las corbetas Atrevida y Descubierta de la expedición Malaspina. Fuente: Iván Hernández Cazorla (Wikimedia Commons).

El texto de este artículo ha sido extraído y adaptado de Las raíces hispanas de los Estados Unidos, revista monográfica, bilingüe y de libre descarga, elaborada por la Asociación Cultural Héroes de Cavite.

Francisco Moreno del Collado

Asociación Cultural Héroes de Cavite