La literatura judicial, en ocasiones nos ofrece curiosidades como esta Certificación de una Causa instruida en 1870 a un soldado del Bón. de Cazadores de Bailen, destacado en Cuba.
Una sumaria curiosa
Merece ser reproducida, como documento interesante, una certificación de causa instruida en Abril de 1870 contra el soldado del Batallón de Cazadores de Bailén, del ejército de la isla de Cuba, Andrés Espinosa Montero.
Hela aquí:
“Certifico: Que al folio 31 del libro de expedientes hay un dictamen qué, copiado a la letra, dice así: Que estando el domingo 6 del corriente oyendo misa la fuerza de este Batallón, observó el sargento 1º de la 2ª Compañía que mientras se celebraba el Santo Sacrificio un soldado de esta compañía tenía entre sus manos una baraja y la repasaba con la mayor atención por cuyo motivo a la llegada de la fuerza al Cuartel fue conducido al calabozo y se dio parte por escrito al primer jefe del Cuerpo, informando el Sr. teniente coronel del feo delito del referido soldado abriendo información de expediente nombrando al efecto al instructor al Sr. Ayudante.
Constituido el Tribunal que había de juzgar fue conducido el acusado a su presencia.
Preguntado su nombre, patria, religión, estado y ejercicio dijo que se llama Andrés Espinosa Montero, que es natural de Logroño (Castilla la Vieja) que profesaba la religión Católica apostólica romana, de estado soltero, y pertenecía al Batallón de Cazadores de Bailén nº 1 de este ejército, inscrito en la 2ª Compañía del expresado Cuerpo.
Preguntado: Por qué, siendo cristiano como dice, en vez de estar oyendo la misa con toda devoción, había sacado una baraja y se entretenía en repasar las cartas, dijo: qué, careciendo de rosario, había ideado sustituirle con la baraja para con sus distintas cartas poder meditar en los diversos misterios de la muerte y pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Explique el acusado y diga como meditaba en la baraja los misterios.
Dijo. Que, empezando por los ases, en el de bastos contemplaba la columna donde amarraron al Señor; en el de espadas meditaba cuando San Pedro cortó la oreja a Malco; en el de copas, cuando le presentaron una llena de hiel y vinagre a Nuestro Señor Jesucristo para que la bebiera, y en el de oros considero el ósculo de paz que dio Judas al redentor al tiempo de entregarlo. En los cuatro doses considero los ocho verdugos que de dos en dos azotaron a nuestro Salvador. En el tres de copas se me representaban los dedos con qué rasgaron las vestiduras del Señor; el tres de bastos lo considero como los con qué fue arrastrado; en el tres de espadas contemplo los tres clavos con qué fue clavado en la cruz; con el de de oros medito en las tres personas de la Santísima Trinidad. El cuatro de copas me representa cuatro santos del calendario que son: Santo Tomás, Santo Domingo, Santo Tomé y San Toribio. En el cuatro de bastos considero los cuatro doctores de la Ley, y el de espadas representa los cuatro elementos meditando en los Evangelios que fueron a predicar en las cuatro partes del mundo. Al contemplar el cuatro de oros y el cinco de oros me hace meditar en los nueve misterios gloriosos de maría Santísima. El cinco de bastos, en igual número de dolores que sufrió la Madre de Jesucristo, y el cinco de oros me representa las cinco llagas del Redentor, como igualmente el de copas me lleva a pensar en el cáliz de la amargura.
Los seis de copas y de oros me hacen contemplar la penosa marcha de Jesucristo por la calle de la Amargura con la Cruz a cuestas. En el siete de bastos considero los Sacramentos da la Santa Madre Iglesia, que son también siete, y en el de espadas me representa los siete dolores que traspasaron el corazón de María, como así mismo hallo la representación de los pecados capitales en el siete de oros. Las sotas de copas, espadas y bastos me representan a las tres Marías; y el caballo de espadas el judío que dio la lanzada a Nuestro Señor Jesucristo después de muerto. Los caballos de copas, oros y bastos se me figuran los tres reyes Magos que vinieron del Oriente a adorar al Niño Jesús en el portal de Belén, y en los cuatro reyes contemplo a las cuatro columnas del templo de Salomón.
Preguntado: Cómo en todas las cartas de la baraja estaban representados todos los misterios menos en la sota de oros, que no la había nombrado como las demás, dijo: que como se parecía a su Sargento primero, no la había querido mezclar en tan sagrados misterios.
Y con esto terminó su declaración, siendo en el acto absuelto de toda culpa y agraciado por los Jefes del Batallón con tres meses de licencia temporal y dos de paga en concepto de gratificación.
Castillo de la Habana a 27 de Abril de 1870.- El Escribano, A. Mata.- El Fiscal, Andrés P. de León.- El C.T.C primer Jefe Suarez Argudín.
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