AEME I CICLO 2025. IMPACTO MUNDIAL DEL RETORNO DE TRUMP
RIESGOS, AMENAZAS Y DESAFIOS EN EL MUNDO DE TRUMP
La presidencia del nuevo inquilino de la Casa Blanca no ha cumplido apenas 20 días y ya se atisban indicios de lo que constituye el titular de este artículo, aunque es necesario definir cada concepto en su justa medida, dado que se trata de percibirlos en plenitud, o al menos anunciar una posible evolución importante.
Conceptuaríamos como riesgo de esta etapa de la gobernanza de Estados Unidos, cuando la misma y sus medidas, las órdenes ejecutivas de estos primeros días y el esbozo de sus políticas en diferentes disciplinas sean susceptibles de producir un daño.
Si esos riesgos decantan daños específicos, aquellos se tornan en amenazas, a las que habrá que hacer frente.
Los desafíos son acontecimientos normalmente no imputables a las partes de un litigio pero que afectan a uno o a todos los actores del mismo de alguna manera.
Lo que hasta ahora está sucediendo con la Administración Trump es algo inédito en las relaciones internacionales y en la lógica de la conflictividad, pues se trata de esgrimir un riesgo combinado con su amenaza sin solución de continuidad, y lo que es más sorprendente, la claudicación, casi inmediata, del objeto de ambos sin que medie, prácticamente, ninguna negociación.
Esto ha sucedido con Colombia, con un gobierno de izquierdas, en relación con los inmigrantes, aspecto que puede ser admisible por las características ideológicas del mandatario hispanoamericano, pero que no deja de ser una imposición sin precedentes; también de la misma forma ha reaccionado Méjico, con el envío de 10000 efectivos de su Guardia Nacional a la frontera con Estados Unidos, para detener su propia emigración, estableciendo plazos (1 mes) para la ejecución de su riesgo/amenaza.
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De igual manera, Panamá, recibiendo al recién nombrado Secretario de Estado Rubio, ha declinado renovar a China sus contratos sobre los puertos a lo largo del Canal, en este caso con amenaza de empleo de la fuerza. El caso de Canadá y su decisión de reforzar la frontera común para evitar el paso de la droga que diezma Estados Unidos, el fentanilo, ha sido inmediata.
La reciente reunión del primer ministro de Israel con Trump ha reafirmado la continuidad del apoyo total del presidente norteamericano al judío, avanzando el primero la posibilidad de desplazar a los palestinos de Gaza hacia otros países árabes, en especial en Egipto y Jordania, aspecto que está configurando reacciones generales internacionales de rechazo, sobre todo la de Arabia Saudí, pieza clave de Trump para la renovación de los acuerdos de Abraham, y de Egipto y Jordania, principales perjudicados y aliados.
En este sentido, si ya la actuación de Israel en Gaza, y ahora en Cisjordania, estaban dividiendo a las sociedades occidentales, incluso en política interior, estos propósitos de Trump, siguiendo su modalidad de actuación, suponen un importante aumento de tensión internacional en un mundo cada ves más más conocedor de las cuestiones de política exterior, radicalizando posturas ideológicas y debilitando la cohesión interna de aquellas.
De estos primeros casos en la ejecución de la política inicial del Presidente Trump se pueden extraer ya algunas consecuencias; la primera es que se trata de una nueva fase que consagra el abandono de la alternativa de un mundo basado en reglas, en el que el riesgo es seguido por la posibilidad de que la amenaza se desencadene inmediatamente, y esta puede ser por la implementación de aranceles al país contrario o el planteamiento de una acción armada, en cualquier caso, la negociación, en condiciones de inferioridad del sancionado, viene a continuación, y normalmente su claudicación.
Europa ya ha reaccionado también, buscando caminos para hacer frente a unos aranceles que pueden llegar en cualquier momento, si no se cumplen los requisitos demandados, en especial el aumento de los gastos nacionales en defensa a la cifra del 5% del PIB, anunciado por Trump en Davos, aspecto que supondría para varios países europeos renunciar a algunos estadios de su bienestar social.
Solamente China, por su nivel económico y militar, ha hecho frente directo al presidente norteamericano, con aranceles similares, forzando también una negociación, aunque Dinamarca también ha puesto coto a sus pretensiones, pero ha concedido la posibilidad de negociar un aumento de la presencia militar de Estados Unidos en Groenlandia
“Hacer de nuevo grande a América” tiene malos indicios para los vecinos de Norteamérica, continente en el que la Doctrina Monroe parece resurgir de una forma todavía más autoritaria, recordando antiguas apuestas territoriales de otros presidentes de Estados Unidos, del XIX y XX, donde la amenaza del empleo de la fuerza acompañaba a los negociadores; la novedad es que, en este caso, la amenaza también es económica y precede a la acción diplomática.
El mayor riesgo detectado hasta ahora en la “irrupción” del presidente Trump consiste en consolidar unas relaciones internacionales no basadas en regulaciones que lógicamente se extenderán, a otras potencias con semejante ausencia de prejuicios jurídicos, descosiendo los contrafuertes que la legalidad internacional siempre ha supuesto para las aspiraciones de los imperios tradicionales y sus herederos que resurgen.
En la misma línea, la ausencia de una potencia todavía hegemónica como Estados Unidos de organizaciones internacionales, como la OMS y sus complementarias (Organización Mundial de la Salud), el Consejo de Derechos Humanos de NU, los Acuerdos sobre el Clima, y la ya antigua de la Corte Penal internacional, etc, y el desmantelamiento de USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y su inclusión en el Departamento de Estado, acusada de grandes tropelías, representan en su conjunto un desapego tajante de Norteamérica de sus dedicaciones mundiales como gran potencia, un retraimiento de su función internacional y el riesgo, para Occidente, de no poder contar con su aliado tradicional al otro lado del Atlántico, al menos si eso retrae recursos propios de América.
Cabe incluir el concepto de que la instauración del riesgo que supone oponerse a Trump tiene su recompensa en los países con débiles convicciones, con economías frágiles, con pocas alternativas para cuadrar sus macro cuentas y con poca cohesión interna.
Por el momento, las amenazas no se han consolidado en el sentido que se están exponiendo, descontando la decisión de bombardear instalaciones del ISIS en Somalia, lo que constituye una señal para este grupo terrorista con acceso a potencialidades hostiles sobre el Cuerno de Africa y sus tráficos comerciales.
No cabe duda de que Trump en su campaña electoral, y en su toma de posesión del pasado 20.01, ha formulado la descripción de los riesgos que correrían aquellos objetivos de sus deseos y con sus órdenes ejecutivas, mostradas con luz y taquígrafos, ha esgrimido sus amenazas y dispuesto lo necesario para ejecutarlas; el recurso al territorio prisión de Guantánamo para inmigrantes ilegales peligrosos, al parecer, constituye una llamada de atención general para los inmigrantes que quieran entrar ilegalmente en los Estados Unidos.
Esta puesta en escena, caracterizada por la velocidad de ejecución y la diversidad de causas prácticamente mundial, prepara el escenario de la Conferencia de Múnich, donde probablemente se escenificará el proceso de un alto el fuego en Ucrania y la paz posible, aunque ya a estas alturas de su preparación el presidente Trump haya exigido al país eslavo sus tierras raras.
Todo parece indicar, de momento, que engrandecer América va a significar debilitar al resto, desregular las relaciones internacionales y poner en marcha una ausencia de ética peligrosa, siendo este el principal desafío.
Ricardo Martínez Isidoro General de División, r
Presidente de la Asociación Española de Militares Escritores (AEME).