R E A R M A R: ¿HASTA QUE NIVEL?. General Martinez Isidoro

 

R E A R M A R: ¿HASTA QUE NIVEL?

 

RESUMEN EJECUTIVO.

La ocasión se presenta para que la Unión Europea pueda reforzarse en materia de defensa a un nivel suficiente acorde a los riesgos y amenazas que pueden suponer la invasión de Ucrania por la

Foto de familia de la cumbre de líderes de la OTAN que se celebra en Bruselas

Federación Rusa y la aparente desvinculación de Estados Unidos en la defensa de Europa; la disponibilidad de recursos para hacerlo efectivo parece tener soluciones económicas desde el primer momento, no tanto sobre un plan de rearme efectivo que sea eficiente a largo plazo, como exige la seguridad de Europa.
A nivel nacional, los Estados miembro deberían acatar el influjo europeo, del que su Libro Blanco es una línea de acción, pero tendrían que asumir, y más en el caso de España, la disuasión de sus amenazas en su entorno geoestratégico regional.

 

INTRODUCCION.

El General André Beaufre indicaba, con respecto al criterio de desarme, después de un periodo de hostilidades importante: “En estos periodos de tranquilidad, la sabiduría está en salvaguardar la arquitectura general de la defensa, aun reduciendo su volumen, a fin de aligerar las cargas sin comprometer el valor del conjunto”.
Esto supone obviamente tener una concepción de la amenaza potencial que pesa sobre un determinado país pues solamente este factor principal determinará la dimensión de la defensa de este. Tanto desarmar, que era el tema al que se refería el famoso General, como rearmar precisan de una clara identificación de los riesgos y amenazas a las que tiene que hacer frente la nueva estructura de defensa, quizás, y este es el matiz más importante, asumiendo las nuevas lecciones aprendidas en los conflictos que originan este rearme, pero sin olvidar que la defensa es una herramienta de la soberanía y que esta debe de estar siempre asegurada.

¿HUBO UN DESARME POR DEBAJO DEL TAMAÑO CRITICO?
Sin duda que Occidente desde los Acuerdos de Paris de 1991, que suponían la desaparición de la Unión Soviética y el fin del Pacto de Varsovia, optó por desarmar y no solo reduciendo la defensa militar sino otras estructuras nacionales que servían a la defensa civil, complemento esencial de la primera, como las relativas a la movilización de recursos, en especial los de personal; más tarde, prácticamente, todas las Fuerzas Armadas occidentales suprimieron o suspendieron el servicio militar obligatorio dando paso a la profesionalización de los Ejércitos, reduciendo el tamaño de estos obviamente, aspecto que no es extraño sino consecuente en un final de las hostilidades o tensiones internacionales, pero con ciertos límites.
En general, el desarme no solo fue militar sino intelectual, pues desde entonces la ONU puso en marcha operaciones de apoyo a la paz y humanitarias, extendidas y encomendadas a menudo a las Organizaciones de Defensa Colectiva, como la OTAN y la UE, que generaron diversas operaciones “low power”, muy popularizadas en Europa como misiones Petersberg, por su génesis en la ciudad alemana.
Como consecuencia se desplazaron la preparación y organización de las Unidades militares, hacia misiones no Artículo 5º, lo que supuso renunciar al necesario adiestramiento y enseñanza para misiones de combate de alta intensidad; cerraron las Escuelas de Estado Mayor señeras y tradicionales donde se enseñaba a hacer la guerra con la intención de ganarla, pues su principio fundamental era “la voluntad de vencer”, se desactivaron las Grandes Unidades(GU) División y Cuerpo de Ejército, básicas para la batalla convencional, se descuidaron los arsenales necesarios para esas misiones ,no acumulando los recursos necesarios , no solo de munición, sino de todos los abastecimientos que exigían los días de combate que marcaban el nivel de cada GU y los de ámbito nacional, exigidos por la OTAN y nunca cumplidos en general, mucho más elevados y costosos; obviamente estos recursos se dedicaron a otros menesteres.
Se obvió la terminología determinante, como la designación del adversario como “enemigo”, que prácticamente desapareció en el nivel político militar y por ende en el específico de la Fuerzas Armadas (FAS); incluso en algunos países sus Directivas de Defensa no definían, de ningún modo, sobre de qué defenderse, privando una enorme ambigüedad, incluso después de las acciones hostiles de la Federación Rusa en Europa.
Quedó en la mente de los dirigentes, acompañados por los cargos militares de rigor, la seguridad de que nunca habría ya unos acontecimientos tan graves como los que privaron en la Guerra Fría, que pudieran suponer el mantenimiento de arsenales y Grandes Unidades en un alto grado de adiestramiento y disponibilidad; la Brigada, la más pequeña de las GU, pasó de ser calificada como “elemental” a serlo como” fundamental”, y la División y Cuerpo de Ejército desarboladas de medios, persistiendo sus Cuarteles Generales infradotados; la movilización, no solo de recursos sino de su componente moral de motivación para la defensa nacional, fue también desmontada en general, y claramente en España, cuya Ley impulsora data de 1968, nunca renovada, aunque muy válida en sus principios generales, no solo militares.
En algún caso, pocos, se contaron con dimisiones de los Jefes de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), como en Francia lo hizo el entonces CEMA francés (Chef d’Etat Major des Armèes), General Pierre de Villiers, que presentó su renuncia al Presidente de la República, Macron, “por no poder garantizar la defensa de Francia con los recursos que le asignaban”.
Desarmar se basaba en la premisa de no descender de aquel” tamaño crítico” que pusiera en entredicho la defensa nacional y la colectiva, esta última asegurada por los Estados Unidos, no solo en su aspecto nuclear sino en su potencia de combate convencional estacionada en Europa y la expedicionaria prevista en los planes de contingencia.
Es muy posible que ese nivel crítico haya sido rebasado, por debajo, y que los réditos del estado de bienestar hayan merecido la pena pues nunca se ha conocido, en el aspecto social, un Continente que haya alcanzado los niveles que hoy tiene Europa, por encima, en este aspecto, de los de Estados Unidos, y quizás sea esa una de las razones de la exigencia de aumento del gasto actual a la Europa de la Defensa.
En cualquier caso, el derecho a la defensa quedó muy retrasado en las conciencias de los ciudadanos, ausentes de sus riesgos y amenazas, y los aparatos militares tampoco los rescataron de esos sentimientos, muy emparejados con las dinámicas del poder.

ARMARSE CON BASES OBJETIVAS Y SUBJETIVAS.
Armarse, sin tener en cuenta realidades objetivas y subjetivas, no tiene sentido, además cualquier país tiene algunos aspectos específicos de sus relaciones exteriores y de defensa más problemáticas que otros; ¿quién iba a prever que Dinamarca, país OTAN donde los haya(todas sus Fuerzas Armadas están dedicadas a la Organización), tendría que preocuparse de un conflicto con Estados Unidos sobre Groenlandia o que Canadá debería cuidar de su soberanía nacional ante la interferencia estadounidense?, son tiempos nuevos que precisan soluciones novedosas. Finlandia y los Bálticos saben de la ocupación rusa, los fineses de la usurpación del 20% de su territorio por la entonces Unión Soviética, después de una resistencia ejemplar a la invasión de los rusos, los suecos de su antigua posición de neutralidad para no “amenazar” al expansivo Moscú, pero con gran interferencia soviética en su movimiento pacifista de la época, e incluso Suiza posee un dispositivo de defensa, muy costoso, para vender cara su elección soberana de país neutral, etc.
Una de las condiciones previas para la determinación del tamaño de la defensa de un Estado, que incluye su Defensa Militar y su Defensa Civil, ambos componentes de la Defensa Nacional, como concepto integrador de todos los esfuerzos nacionales, es sin duda la propia definición y edificación de su disuasión, aspecto irrenunciable sobre todo cuando los Estados poseen escenarios de litigios en solitario, que deben sin duda ser contemplados si se quiere alcanzar la necesaria Seguridad Nacional, y que no siempre serán objeto de consideración en sus demandas a la defensa colectiva.
Las condiciones objetivas de un proceso de rearme, aunque se emplee el eufemismo de aplicarlo a la seguridad y no a la defensa, maniobra imposible per se y detectable inmediatamente en OTAN, se refieren normalmente al ambiente de tensión internacional en el marco temporal considerado, a la evolución de los riesgos y amenazas para la que debe estar concebido el dispositivo de defensa correspondiente, a la dinámica exterior, enmarcada por la pertenencia a bloques y alianzas, y a las obligaciones de uniformidad que la interdependiente economía de los Estados genera, en el caso de España, en el seno de la Unión Europea(UE) y la OTAN.
Es evidente que ni la OTAN ni la Unión Europea son organizaciones supranacionales en materia de defensa, que las decisiones se toman por consenso y que en la mayoría de los casos un solo país puede vetar la decisión final del resto de los aliados; la UE tiene un estatus mixto, ya que en ciertas materias hay supranacionalidad, como en justicia, agricultura, aspectos sociales y medioambientales, economía , etc, pero no en materia de defensa, funcionalidad vedada hasta hace poco específicamente, pero en la actualidad potenciada por la necesidades creadas por la guerra de Ucrania-Rusia; la designación de un Comisario de Defensa y Espacio, la ya veterana Agencia Europea de Defensa, la determinación de un Fondo Europeo de Defensa son medidas adecuadas en un entorno de riesgos normales, pero actualmente no son suficientes. El reame no solo es impulsado por la OTAN (hasta el 5% según la última aseveración del Secretario de Estado norteamericano Marco Rubio) sino por la Unión Europea (hasta un 3,5%) y en estas condiciones las obligaciones de las organizaciones internacionales, mientras se sea un aliado, imponen su cumplimiento.
Las condiciones subjetivas se centran exclusivamente en el en el país objeto, por lo tanto, son fruto de una percepción propia del “tamaño de su defensa”, en relación con muchos factores endógenos. El tamaño del defensa aludido tiene varias posibilidades de interpretación, y lo más probable es que su determinación tenga en cuenta todas ellas, en la proporción conveniente, según la valoración que realicen los que tengan competencias informadas de decisión sobre aquellas.
El marco temporal de esta urgencia de rearme, pilotada desde Europa y OTAN, es sin duda la duración de las acciones agresivas de la Federación Rusa, no solamente en su invasión a Ucrania sino en la respuesta a las operaciones híbridas que conduce sobre el Continente, de diversa factura y entidad. En el marco del flanco sur, menos comentado, la amenaza y los tiempos de solución de los graves problemas que allí se suscitan pueden ser todavía más extensos, y también tienen un componente de intervencionismo ruso evidente, además de conflictividad socioeconómica.
En el centro de ese espacio nacional, el tamaño de la defensa de un país debe de concebirse a través de su concepto de disuasión, centro de gravedad de su doctrina para mantener a la nación en la necesaria paz, evitando las agresiones que suponen sus riesgos y amenazas, porque afectan a su Seguridad Nacional; la doctrina, aunque sea esquemáticamente, debe de llegar a todos los componentes de la defensa nacional, a los escolares, universitarios y cuadros.
En este sentido, y al margen de las circunstancias coyunturales de carácter colectivo, un Estado debe concebir su defensa para disuadir a sus potenciales enemigos de emprender acciones hostiles; otros factores como las coordenadas del país, económicas, geográficas, humanas, etc, darán una pauta par determinar “el tamaño de la defensa mínimo suficiente” que ejerza la disuasión necesaria; sin duda que “los puntos calientes “o zonas en las que se puedan desencadenar crisis periódicas o puntuales determinarán la importancia de cada Ejército y Armada.
En el caso de España, y en el sentido expuesto, no hay que olvidar en ningún caso que se encuentra en la zona estratégica del Estrecho de Gibraltar, por donde circula y circulará un tráfico marítimo ingente, de salida del Mediterráneo, incrementado seguramente por las nuevas y futuras rutas hacia el Artico.
Además, España se encuentra en la frontera avanzada de Europa, ante el Magreb y el Sahel, siempre inestables de alguna manera por el litigio eterno entre Marruecos y Argelia, por su frontera común y el contencioso de la descolonización del Sahara Occidental ex español.
El rearme de Marruecos y Argelia, y la posición ya no tan neutral de España en el asunto del Sahara, favorable al primero, potencian el correspondiente rearme hispano, tanto para poder ejercer soberanamente esa posición, recuperando la neutralidad, sino para disuadir a los marroquíes de cualquier veleidad, convencional e híbrida, sobre los territorios de soberanía española en el Norte de Africa e Islas Canarias, y sus riquezas en las zonas económicas exclusivas.
La posible preferencia de Francia y Estados Unidos por Marruecos, en los litigios con España, y la alianza estratégico-industrial-militar de los marroquíes con Israel, suponen un riesgo añadido, de perder la razón en acudir a la defensa colectiva y de aminorar la brecha técnica que nos separaba de Marruecos en el ámbito militar, disminuyendo en gran medida la disuasión: en este sentido el tamaño de nuestra defensa, así concebido, debería ser prioritario sobre otros aspectos.
Finalmente, dentro del espacio nacional, y acudiendo a la conocida definición de la guerra que considera a esta como la continuación de la política por otros medios, un tamaño adecuado de defensa deberá tener en cuenta su utilización como instrumento de apoyo a la política exterior de un país; en este caso, la existencia de un esquema claro de defensa reforzará la necesaria acción diplomática, aunque en segunda urgencia.

¿EL MODELO DE LA DEFENSA EUROPEA ES VIABLE?
Si España se tiene que amoldar, como aliado, tanto a la OTAN como a la UE, se deberían analizar sus modelos y viabilidad para la actual situación en Europa.
El modelo OTAN, conocido y consolidado, se basa en una fuerte participación norteamericana, que en el caso de su abandono habría que reconstruir con aportes europeos similares, de ahí el reclamo del 5% del nuevo Secretario General; la cuestión nuclear estratégica que aporta Estados Unidos sería un problema irresoluble, por su nivel, aunque se podría paliar como veremos más tarde con el concepto de Disuasión Mínima Suficiente(DMS) de la UE; en cualquier caso Estados Unidos no abandonaría la OTAN, así lo acaba de asegurar el Secretario de Estado norteamericano, propugnando “una mayor contribución de los países europeos, hasta el 5% aún a costa del gasto social”.
En estas condiciones, el refuerzo de la UE en materia de defensa, vistas las políticas de “cierto alejamiento” norteamericano, y la fragilidad de algunas de las decisiones del electo Presidente Trump con respecto a Europa, se impone un rearme de los ejércitos nacionales con unas capacidades expresadas en el reciente Libro Blanco de la UE; sin embargo, siendo esta alternativa una solución de urgencia, una Defensa Europea, vistos los resultados de la evolución de las soluciones presentadas, en general con la guía de Francia, en los últimos decenios se antoja corta y posiblemente no muy eficaz.
Para lograr que los europeos combatan en defensa de la Unión se precisa involucrarlos intensamente, esto supone definir los Intereses Vitales de la UE, aquellos cuya supresión o conculcación supongan el fin de Europa, y por supuesto involucrarlos en su defensa, sin duda difícil a 27 miembros, pero imprescindible, pues un conflicto armado como el previsto no ahorrará el territorio de aquellos más renuentes, y el ejemplo de las dos Guerras Mundiales del siglo XX es evidente.
Se precisa, por tanto, evolucionar con cierta urgencia hacia la Unión Política, consiguiendo que la Defensa sea “supranacional”, como lo son ahora otras cuestiones, también importantes, como la economía, la justicia, la moneda, etc, como se ha dicho, pero definiendo dichos intereses vitales claramente, no como se ha hecho hasta la fecha, de tal manera que no solo interesen al conjunto sino a cada país individualmente; el fracaso del proyecto de Constitución europea, que España votó positivamente, y Francia rechazó, da una señal de la dificultad de este proceso, aunque entonces no existía la presión rusa.
Una unión política de Europa es imprescindible para ser tenida en cuenta por Rusia y para ejercer una disuasión hacia ella; la disposición de un Mando Estratégico similar al SACEUR de la OTAN, ahora mandado por un General norteamericano, que proponga la Estrategia de la Defensa Europea, sería vital para erigir un Ejército Europeo, legitimado para defender los intereses vitales de la UE; un cierto número de Cuarteles Generales Operacionales, permanentes, dependientes del anterior, configurarían el despliegue europeo de sus posibles actuaciones en diferente focos de tensión y sus posible amenazas; finalmente los Cuarteles Generales de Fuerzas europeas, combinados e integrados, supondrían la unión del nivel operacional de las operaciones con el táctico.
Falta aún un requisito, y es la disuasión nuclear, la Defensa Europea la precisa porque su principal amenaza la representa un país nuclear. Yendo a lo disponible, es necesario fijar y alcanzar el concepto de Disuasión Mínima Suficiente(DMS), aquella potencia nuclear capaz de disuadir a un adversario como Rusia de comenzar sus ataques, para ello es necesario que todos los europeos acepten la personalidad del posible ejecutor del desencadenamiento de una acción nuclear, pues no se puede diversificar en un comité, y darle los poderes necesarios, quizás mediante una elección por sufragio universal con una sola circunscripción, Europa.
Todo este proceso, sin duda, puede ser largo y costoso, fracasado hasta ahora, incluso por su principal impulsor Francia, pero es el único camino para que tanto Estados Unidos como la Federación Rusa tengan en cuenta a la Unión Europea, ahora desaparecida de los escenarios estratégicos mundiales y regionales.

CONCLUSIONES.
Habría que recordar que lo fundamental de este rearme urgente es la coordinación europea del mismo, con sistemas de armas carentes en algunos Ejércitos nacionales pero necesarios para la interacción del combate nacional, con sistemas que nunca ha poseído la Unión, en especial los que materializan el necesario Mando y Control de Fuerzas muy diversas, con los que irrumpen en las lecciones aprendidas de los actuales combates y recogidas en el reciente Libro Blanco, etc.
Es evidente que se precisa una industria común europea que sea capaz de abastecer a esos ejércitos nacionales en una misión común y que las mejor preparadas tendrán una ocasión privilegiada de ser encargadas de un mayor volumen de armamentos, al menos a corto plazo, aspecto que debería ser un proceso equilibrado normal en el tiempo, a efectos de conseguir un desarrollo armonioso de todas las industrias de defensa nacionales.
El tamaño crítico del dispositivo de defensa de España debe alcanzarse con el pleno desarrollo de su doctrina de disuasión, atendiendo este aspecto como primera prioridad dado sus compromisos de defensa no cubiertos inicialmente por la defensa colectiva.
La disuasión nacional con respecto a sus riesgos y amenazas directas, por su entorno geopolítico, deben ser una absoluta prioridad para España, en especial por su enfoque hacia el sur.
El simple rearme de capacidades militares por parte de la UE no tiene la contundencia de una reforma, una reforma más, que precisa el Continente enfocada hacia la supranacionalidad de la Defensa Europea, como paso obligado hacia la unión política.

 

Ricardo Martínez Isidoro General de División,r
Presidente de AEME.

 

 

BIBLIOGRAFIA.
Concepto Estratégico OTAN, 2010 y 2022.
Libro Blanco de la UE 2025.
Desarmar ¿Hasta qué nivel ¿. Artículo del Teniente Coronel de Ingenieros, Diplomado de Estado Mayor, Ricardo Martínez Isidoro. Revista Ejército. Num.653, Año 1994.
Directiva de Defensa 2020.
Politologie de la Défense Nationale. Masson.
La voix de la stratégie. Lucien Poirier. Fayard.
La pensé stratégique. FEDN.