Morir por la Patria

El pasado día 2 de noviembre, el Heraldo de Aragón, publicaba esta reflexión del Caballero Alférez Cadete de la LXXVIII promoción de la Academia General Militar, que reproducimos a continuación:

Morir por la patria

Hay ciertas fechas en el calendario que nos pesan más que otras. Hay días marcados que nos hacen olvidar nuestras desdichas y quehaceres. Hay momentos en los que el sentimiento se apodera de nosotros y cada recuerdo se entrelaza con nuestra moral y voluntad. Para quienes formamos parte de las Fuerzas Armadas, el 2 de noviembre, Día de los Caídos por la Patria, es una de esas fechas. Hoy recordamos a todos nuestros compañeros y amigos que, por convicción y con valor, dieron su vida por nosotros y por España. Su memoria nos hace más capaces de entender nuestro sentir, de reflejar su voluntad y de fortalecer nuestra moral.

Los soldados tenemos claro el porqué y el para qué de los sacrificios que demanda la profesión militar. Es el motivo primordial que nos mueve a actuar. Es aquello a lo que, tras un beso apasionado a la enseña nacional, juramos y prometemos servir y proteger hasta con la propia vida: nuestra Patria. Para nosotros, la Patria no es, ni más ni menos, que nuestros padres y hermanos; nuestras parejas e hijos; nuestras familias. La Patria es nuestros amigos, vecinos y conocidos; es todos y cada uno de los españoles. La Patria es la tierra que nos ha visto crecer, nuestras costumbres y tradiciones, nuestra historia. La Patria es nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. La Patria es nuestra bandera, nuestro escudo y nuestro himno. Por ella, sin dudarlo, volveríamos a jurar y prometer dar la vida si fuese necesario.

En días como hoy la introspección nos lleva a afrontar momentos dolorosos de nuestras vidas, que son necesarios y debemos recordar, porque ese recuerdo alumbra nuestra razón de ser y nos empodera a obrar correctamente. En días como hoy nos vienen a la cabeza instantes que nos marcaron para siempre, como el final de la jornada de instrucción del pasado 6 de septiembre, cuando nuestros mandos nos comunicaron con la cara desencajada que uno de nuestros compañeros había fallecido en el campo. O la ‘irreal’ noche de su velatorio, en la que acompañamos a nuestro camarada y nos despedimos de él, junto a su familia, en sus últimas horas en la Academia General Militar. El caballero alférez cadete Pablo Jerez Sanjuán, del arma de Infantería de la LXXVIII promoción, dio aquel día su vida, como juró, por su Patria y por todos nosotros. No hay mayor acto de lealtad, honor y valentía, y, por ello, siempre será un ejemplo para quienes fuimos sus compañeros. De igual forma, su recuerdo nos dará fuerza para luchar cada día por proteger lo que es nuestro, lo que nos pertenece a todos por igual y por lo que él dio hasta su último aliento.

Por eso, hoy es un día para celebrar, recordar y sentir; para homenajear a todos los que nos protegieron sin importar su raza ni su religión, su ideología o sus creencias, su sexo o su edad; a todos los que lucharon hasta el final con disciplina, espíritu de sacrificio y sentido del deber para que los demás sigamos aquí; a todos los que no se rindieron y vencieron; a todos los que con valor y honor murieron e hicieron más grande a España. Hoy es un día para recordar al caballero alférez cadete Pablo Jerez Sanjuán y a todos los que dieron su vida por la Patria sea donde fuese y cuando fuese. Siempre estarán con nosotros, porque la muerte no es el final, porque nunca olvidaremos lo que hicieron por nosotros y siempre permanecerán en nuestros corazones.

Fuente:

Heraldo de  Aragón 2/11/2021.