En el marco del PAA-AEME 2025, el Coronel Juan Alberto Garcia Riesco, envía este trabajo sobre el audaz ataque ucraniano contra bases aéreas rusas, realizado hace un par de semanas.
LECCIONES DE LA OPERACION TELARAÑA
La Operación Telaraña, el audaz ataque ucraniano contra varias bases aéreas rusas ubicadas a miles de kilómetros de Kiev, ha sido un gran éxito táctico y estratégico. Drones armados con un costo de unos pocos miles de euros han dañado aproximadamente el 20 % de la aviación estratégica rusa, aunque no ha afectado sustancialmente a su capacidad de combate.
El poder de las nuevas tecnologías ha mostrado la débil defensa de los centros estratégicos, lo que aumenta el peligro de la guerra nuclear y potencia la amenaza terrorista.
La operación Telaraña
Tras una preparación de 18 meses, Ucrania logró transportar en camiones 117 drones cuadricópteros hasta los alrededores de cuatro bases aéreas rusas que albergaban bombarderos estratégicos. Una vez estacionados los vehículos, los techos de los remolques, manejados a distancia, se abrieron, y los drones —pilotados por operador— identificaron con precisión los puntos débiles de algunos aviones y atacaron con una carga explosiva de unos 3,2 kilogramos cada uno. Al ser tan corta la distancia entre el lanzamiento y el impacto, los drones pudieron eludir la elaborada defensa antiaérea rusa.
Aunque es razonable pensar que una operación tan compleja ha contado con la ayuda de Occidente, Ucrania ha demostrado la capacidad de ejecutar, con sorpresa y precisión, una operación con empleo de inteligencia humana, reconocimiento satelital, inteligencia de señales, inteligencia artificial y fuentes abiertas.
El elemento humano ha sido fundamental; los agentes ucranianos lograron trasladar de forma desapercibida, en camiones que se autodestruyeron, drones y explosivos hasta la Rusia profunda. Los satélites es probable que permitieran a los ucranianos comunicaciones seguras y encriptadas en lugares de difícil comunicación. Los drones se controlaron de forma remota a través de las redes de telecomunicaciones móviles rusas y, en caso de pérdida de señal, la inteligencia artificial habría

seleccionado los objetivos y controlado el vuelo hacia los aviones. Las fuentes abiertas permitieron el empleo del programa ArduPilot, un piloto automático disponible comercialmente que puede operar en entornos de enlaces inestables.
Nunca se había realizado una operación encubierta en territorio enemigo a tal escala; el ataque es comparable al realizado por los paracaidistas alemanes al fuerte de Ében-Émael en 1940 y a la incursión israelí en Entebbe de 1976. La Operación golpeó el núcleo de la aviación estratégica rusa; según análisis de imágenes satelitales habrían sido destruidos o dañados 10 bombarderos estratégicos pesados Tu-95 y 4 bombarderos supersónicos TU22M3, capaces de transportar misiles de crucero con ojivas nucleares, un avión de transporte pesado An-12 y un avión de detección A50U; El Grand Continent precisa que «se vieron afectados el 17% de Tu-95, el 7% de TU22M3, el 25% de An-22 y el 14% de A50»[[1]].
Se trata de pérdidas difíciles de reemplazar para Moscú, ya que la industria rusa no podrá construir nuevos aviones, al menos a corto y medio plazo; los últimos bombarderos Tu-95 y TU-22M3 se fabricaron hace más de 30 años, mientras que sus sucesores, los Tu-160, se fabrican a un ritmo lento. En cualquier caso, los bombarderos son sólo una parte de su potencial nuclear; sólo se lanzarían desde el aire misiles de crucero con 586 de las 2.832 ojivas estratégicas disponibles; el resto se desplegarían en misiles balísticos intercontinentales terrestres y en misiles portados por submarinos.
Tampoco es claro que la destrucción de parte de los bombarderos rusos afecte a la guerra con Ucrania porque se han utilizado principalmente para atacar ciudades, no trincheras. En el frente, el Kremlim utiliza drones kamikaze Geran-2 y misiles balísticos hipersónicos Iskander-M y Kinzal, difíciles de interceptar y capaces de realizar ataques precisos; «desde julio a diciembre de 2024», señala Burrows, «Rusia usó Tu-22M3 y Tu-95 catorce veces contra Ucrania, pero usó drones casi todas las noches»[[2]].
El poder de las nuevas tecnologías
La letal confluencia de satélites, conectividad, inteligencia artificial y drones permite desplegar gran número de armas que impactan en los objetivos con potencia y precisión; cobra máxima importancia la «superioridad relativa», definida por McRaven como «una condición que existe cuando una fuerza atacante, generalmente menor, obtiene una ventaja decisiva sobre un enemigo mayor o bien defendido»[[3]].
La operación tuvo un coste muy reducido; drones cuadricópteros Osa de unos 1.000 euros cada uno han podido destruir aviones de combate de 100 millones que «representan», precisa Stognei, «el 20 % de la aviación estratégica de Rusia»[[4]]. El equilibrio entre el costo de un arma y el de destruirla está cambiando drásticamente, por lo que la industria de defensa ha de disminuir la fabricación de plataformas costosas e incrementar la de nuevos sistemas; «por el costo de un F-35», señala White, «se pueden adquirir 16.000 drones Sunowers chinos»[[5]].
Débil defensa de los centros estratégicos
Confiando en la eficacia de la superioridad aérea tradicional, las instalaciones sensibles se han tenido expuestas en lugares que se descubren con facilidad a través de imágenes ampliamente disponibles. El problema es que la citada superioridad ya no sólo se logra derribando aeronaves tripuladas enemigas, sino abatiendo enjambres de drones que «podrían cegarnos antes de que estemos en el aire»[[6]], señala Ledeen. Los drones son cada vez más pequeños y pueden volar lentamente a muy baja altura emitiendo poco calor, lo que dificulta su detección porque en la pantalla de radar pueden parecer pájaros; Gunzinger argumenta que «actúan con el alcance y el sigilo de los misiles de crucero, por lo que en una guerra futura no habrá santuarios contra los ataques cinéticos»[[7]].
En consecuencia, la Operación Telaraña ha mostrado la necesidad de mejorar la protección de los objetivos estratégicos: puertos y aeropuertos, bases militares, centros logísticos e instalaciones de producción y distribución de energía. Junto a la defensa aérea tradicional se precisan refugios reforzados, señuelos, e inhibidores para contrarrestar los drones. La Operación también ha evidenciado la necesidad de dispersar los activos vulnerables; Rusia ya ha trasladado dos aviones Tu-160 a la remota base aérea de Anadyr en Chukotk, situada a 6.500 kilómetros del frente de Ucrania y a la que sólo se puede acceder por aire o por mar.
Peligro nuclear y terrorista
Durante décadas, Estados Unidos y Rusia han basado la seguridad nuclear en la mutua destrucción asegurada. Actualmente el Nuevo Tratado START exige notificaciones mutuas continuas sobre el estado de los bombarderos respectivos. No obstante, el Kremlim en su nueva doctrina contempla que un ataque contra Rusia con misiles convencionales, drones o aviones tendrá respuesta nuclear; además cualquier agresión contra Rusia por parte de un estado no nuclear, si está respaldado por una potencia nuclear, será considerado como un ataque conjunto de ambos.
El mayor problema es que las nuevas tecnologías —baratas, letales y en manos muchas naciones— no solo cambian las reglas del juego de la guerra moderna, sino de la seguridad global. Las grandes potencias han de asumir que potencias menores pueden llegar a tener una gran capacidad de combate; «el ataque de largo alcance», precisa Ryan, «es ahora un producto disponible para casi todas las naciones con unos pocos millones de dólares y el deseo de alcanzar y golpear a su adversario»[[8]].
El mayor problema sería que las nuevas tecnologías —fáciles y baratas de adquirir— caigan en manos de grupos terroristas; los hutíes de Yemen ya atacaron buques comerciales y militares con drones en 2024, interrumpiendo el 12 % del comercio mundial; «se precisa», señala Troullioud, «un estricto control de las exportaciones y regulaciones de compra de material sensible»[[9]].
Jesús Alberto García Riesco Coronel (r) y politólogo
Asociación Española de Militares Escritores
[[1]] “¿Cómo se puede medir el impacto de la operación «Telaraña» en la capacidad del ejército ruso?”, El Grand Continent, junio 2025. https://legrandcontinent.eu/es/2025/06/03/como-se-puede-medir-el-impacto-de-la-operacion-telarana-en-la-capacidad-del-ejercito-ruso/
[[2]] BURROWS, Emma. “Ukraine’s drone attack on Russian air bases is a lesson for the West on its vulnerabilities”, RUSI, June 202. https://www.rusi.org/news-and-comment/in-the-news/ukraines-drone-attack-russian-air-bases-lesson-west
[[3]] PORTO, José. “Operaciones especiales offshore”, Publicará Defensa, marzo 2023. https://www.pucara.org/post/operaciones-especiales- offshore#:~:text=La%20superioridad%20relativa%20es%20%E2%80%9Cuna,4).
[[4]] STOGNEI, Anastasia. “An epic failure’: Russia reels from surprise Ukrainian attack on bomber fleet”, Financial Times”, Jun 2025. https://www.ft.com/content/132e4327-11da-4412-b36b-7363604879e6
[[5]] WHITE, Christopher. “Israel and Ukrainian drone strikes changing the playing field for modern warfare”, The National News Desk, June 2025. https://abcnews4.com/news/nation-world/security-analysts-lay-out-what-ukraines-drone-hit-on-russia-bombers-means-us-nuclear-weapons-russia-war-putin-drone
[[6]] Citado en JAKES, Lara. “As Drones Transform Warfare, NATO May Be Vulnerable”, TNYT, June 2025. https://www.nytimes.com/2025/06/04/world/europe/ukraine-russia-drones-nato.html
[[7]] Citado en TIRPAK, John. “Lessons Learned from Ukraine’s Drone Attack”, ASFM, June 2025. https://www.airandspaceforces.com/experts-weigh-in-on-lessons-learned-from-ukraines-drone-attack
[[8]] Citado en SANTORA, Marc. “With Russia airfield attacks, Ukraine aims for strategic and symbolic blow”, TNYT, June, 2025. https://www.nytimes.com/2025/06/02/world/europe/ukraine-russia-drone-strikes.html
[[9]] TROULLIOUD, Julien. “Ukrainian attack on Russian bombers shows how cheap drones could upset global security”, Bulletin of the Atomic Scientists, June 2025. https://thebulletin.org/2025/06/ukrainian-attack-on-russian-bombers-shows-how-cheap-drones-could-upset-global-security/