Juan Ángel López Díaz, Coronel de Infantería de Marina, r, asociado de AEME nos refresca la memoria sobre la fundación de la Universidad de Santo Domingo, ocurrida el 28 de octubre de 1538, hace 485 años, prueba, una más, del esfuerzo realizado por la Corona española para civilizar estos territorios que jamás fueron “colonias”.
La primera universidad en América en 1538: otra efemérides olvidada
La Universidad forma parte, junto con la primera catedral, el primer hospital y la primera oficina de aduanas, del conjunto de instituciones primadas de América establecidas en la ciudad de Santo Domingo. Su modelo fue la Universidad de Alcalá de Henares de la que importó las ideas que surgían del mundo medieval, del que emergía la España de los días de la presencia española en América. Inició sus enseñanzas organizadas en cuatro Facultades: Medicina, Derecho, Teología y Artes, conforme a las normas establecidas en la época en la metrópoli. Los estudios de Artes incluían dos modalidades: el trivium que comprendía la Gramática, la Retórica y la Lógica y el quadrivium, que engloba la Aritmética, la Geometría, la Astronomía y la Música. Pero hubo un problema: la Universidad no recibió oficialización por parte del Reino de España hasta 1558.
La polémica
Dos grandes polémicas ha habido, y de hecho las sigue habiendo, por parte de los historiadores sobre dos grandes acontecimientos históricos de la República Dominicana: el lugar donde reposan los restos mortales de Cristóbal Colón, por un lado, y el nombre, el lugar y la fecha donde fue fundada la primera universidad del Nuevo Mundo. A pesar del hecho histórico e irrefutable de una universidad formando alumnos y expidiendo títulos reconocidos tanto en España como en América, sin contradicción ni oposición por parte de ninguna autoridad, desde 1538, la pérdida de su documento fundacional dio pie para que algunos historiadores negaran su autenticidad y pusieran en duda su valor jurídico.
La mayoría de los historiadores hispanoamericanos y españoles admiten hoy que la primera universidad creada en el Nuevo Mundo fue la Real y Pontificia Universidad Autónoma de Santo Domingo, pero hasta 1953 no se encontró documentación alguna que lo probara. Por otro lado una Real Orden de Carlos V del 6 de septiembre de 1538 ordenaba a los virreyes, presidentes y oidores de Indias para que recogieran todas las bulas y breves que no constara que habían sido presentadas y pasadas por el Consejo de Indias. La bula In Apostolatus Culmine fue expedida en octubre de 1538 apenas siete meses después de la prohibición de Carlos V de que se lograra un permiso de la Santa Sede sin consentimiento previo del Consejo de Indias, por lo que estaría afectada por la prohibición imperial y significaría que en puridad habría que retrasar la antigüedad de la Universidad de Santo Domingo a 1558. Por ello la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima en Perú y la Real Universidad de México recabaron la primacía fundacional universitaria de América. La primera fue fundada por Real Cédula de 12 de mayo de 1551. La segunda fue fundada por Real Cédula de 21 de septiembre de 1551. Si se aceptase 1558, como la fecha de la fundación de la de Santo Domingo, y no 1538, ambas universidades la adelantarían en cuanto a antigüedad: la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú), sería la primera y la Universidad Nacional Autónoma de México, sería la segunda.
Las Partidas de Alfonso X el Sabio
Pero según las Partidas de Alfonso el Sabio (Partida II; título 31; ley 1), entonces vigente en todo el imperio español, el Estudio General o Universidad debe ser establecido por el Papa, o por el Emperador, o por el Rey. Así, por ejemplo, la bula fundacional de la Universidad de Alcalá de Henares no fue pasada por el Consejo ni corroborada por cédula real, sin que por ello se le haya ocurrido a nadie dudar de la legitimidad de aquella Universidad. Precisamente, conforme a la Universidad de Alcalá de Henares se fundó la Pontificia primero y Real después Universidad Autónoma de Santo Domingo. Dígase otro tanto de la Universidad de Valencia, fundada por Alejandro VI en 1499 a instancia del municipio sin ninguna intervención real, y la de Sevilla, creada en 1505 y que comenzó a conferir grados sin otra base jurídica que una bula del Papa Julio II.
Sucedió que el original de la bula In Apostolatus Culmine se perdió cuando la marinería canalla que acompañaba al corsario inglés Francis Drake en la ocupación de la ciudad de Santo Domingo incendió el Imperial Convento de los Dominicos, perdiéndose en ese siniestro miles de documentos del archivo y biblioteca de los frailes de esa orden religiosa. Y para colmo, cuando Napoleón ordenó el traslado de Roma a París de los tomos de bulas del Archivo Vaticano, se extraviaron varios, entre ellos, el tomo en que se hallaba la copia directa y primigenia de la bula fundacional de la Real y Pontificia Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Por todo lo anterior, durante siglos, historiadores peruanos y mexicanos sostuvieron que la Universidad de San Marcos de Lima y la de México, fundadas ambas en 1551, eran las más antiguas de América. Lo hicieron basándose en las dudas que arrojaron los religiosos de la Compañía de Jesús sobre la autenticidad y valor jurídico de la bula fundacional de la Real y Pontificia Universidad Autónoma de Santo Domingo, junto a algunos que otros historiadores dominicanos y españoles.
Eureka
Al fin, el investigador dominico Vicente Beltrán de Heredia, catedrático de la Pontificia Universidad de Salamanca, después de una larga búsqueda que le llevó años en los fondos del Archivo Vaticano, encontró en el verano de 1952, en el Inventario de Bulas Perpetuas del Papa Pablo III, la partida o registro correspondiente a la In Apostolatus Culmine; y también encontró la suplicatoria de los dominicos de La Española dirigida a Pablo III pidiéndole al Pontífice que su Estudio General de La Española fuera elevado a la categoría de Universidad, pruebas ambas de que la bula había sido aprobada y despachada. Pero además en 1959, el historiador dominicano César Herrera localizó en los archivos de Sevilla una copia legalizada de 1542 de la bula In Apostolatus Culmine. Con ambos hallazgos, se debiera de haber cerrado el caso. Pero Perú y México no se resignan y siguen insistiendo en la primacía de sus respectivas universidades, aunque no parece que haya ya razones para hacerlo. En el año 1801, como consecuencia de la ocupación haitiana al país, la universidad interrumpió su funcionamiento. Una vez realizada la reconquista de la parte española de la isla de Santo Domingo, el 6 de enero de 1815, por auto del Capitán General de Santo Domingo es restablecida la Real y Pontificia Universidad de Santo Domingo, esta vez como institución estatal y laica. Pero nuevamente volvió a cerrar en 1822 por la recluta para el servicio militar por orden del régimen haitiano que gobernaba la nación. Con la independencia definitiva de la República Dominicana en 1844, los dominicos exponen la voluntad de restablecer la Universidad y en 1859 se promulga una ley que la restablecía, con una composición académica similar a la de las universidades medievales con cuatro facultades: Filosofía, Jurisprudencia, Ciencias Médicas y Sagradas Letras. La citada disposición no se ejecutó y no será hasta 1914 en que por decreto del presidente de la República se crea, de nuevo, la Universidad de Santo Domingo.
Epílogo
No me corresponde a mí dictaminar cuál es la primera universidad primada de América, pero si tengo que mojarme creo que Santo Domingo fue y debe de ser la primera. Desde luego podremos asegurar que fue la primera que expidió títulos y a partir de ahí, doctores tiene la Iglesia. Pero lo que hay que resaltar es el hecho de que la Universidad de Santo Domingo fue creada, por ejemplo, sólo 39 y 33 años más tarde que las universidades de Valencia o de Sevilla, que eran por entonces dos de las más importantes ciudades de España. ¿Qué otra civilización hizo algo parecido? Pero, ni los peruanos ni los mexicanos, ni por supuesto los dominicanos se resignan a perder el título de tener la primera universidad primada. Faltaría más. Los tres países reclaman ese honor. No parece difícil saber cuáles son los orígenes de los tres pueblos hermanos del Perú, México y la República Dominicana, este último perteneciente a la legendaria isla de La Española, donde el Almirante Colón, por desgracia, o quizás no, perdió la nao Santa María y donde empezó todo. Una vez conocida y celebrada esta efemérides ya podemos seguir pegándonos garrotazos.
Juan Ángel López Díaz
Coronel de Infantería de Marina (R)
Miembro de la AEME y del Centro de Pensamiento Naval (EGN)