La muerte de Julio Cervera

Asi narra un blog valenciano sobre Historias de la radio la última etapa del  Teniente Coronel de Ingenieros Julio Cervera Baviera pionero de la radiodifusión en el mundo.

La muerte de Julio Cervera

 

HISTORIAS DE LA RADIO (y 35)

Válvulas cada vez mayores y emisiones captadas a distancias  jamás soñadas. Vuelos, aventuras, sueños hechos realidad, emociones y cultura en las ondas. Y la radio, presente poco a poco en la vida de los humanos para hacerla más cómoda y segura, más participativa e inteligente también.

Noticia de la muerte de Julio Cervera, en “El Pueblo”

Pero a todas estas ¿dónde estaba aquel comandante valenciano, Julio Cervera Baviera, que fue pionero de la radiodifusión en los primeros años del siglo? Cuando nació en Valencia la primera emisora, Cervera tenía ya 70 años. Nunca sabremos si estaba en la calle de las Barcas escuchando aquella primera transmisión. No hay constancia siquiera de cuándo marchó a vivir a Madrid con una de sus hijas. Sabemos que su academia se había apagado, pero en los años veinte no hay pistas de su actividad. Su vida privada fue especialmente discreta. Se sabe, eso sí, que murió el 24 de junio de 1927, en Madrid. De una manera triste, además. Porque le dio un ataque en plena calle y falleció  a poco de llegar a un centro sanitario, la Clínica Tamayo, donde le llevaron los peatones que le auxiliaron. Según una breve nota que se publicó en la prensa de Madrid, vivía en la calle Góngora número 3, que era la casa de una de sus hijas. La información que facilitó “Las Provincias” unos días después se apoyaba en la breve noticia de los periódicos de Madrid y añadía un párrafo para decir que Cervera fue valenciano y tenia aquí muchos amigos que habían sentido su pérdida.

Algunos biógrafos señalan que murió abandonado y en la miseria en Madrid. No hay muchos datos que lo corroboren. Murió, eso sí es cierto, olvidado de lo que podríamos llamar la “memoria científica”. O técnica. En un tiempo en que la generación de Cervera quedó superada por oleadas de nuevos especialistas, militares y civiles, reclamados por el crecimiento imparable de la aviación, la navegación y la radiotelefonía. En todo caso, la necrológica que publicó “El Pueblo” (10.07.1927) indica que Cervera  fue creador de la escuela por correspondencia y que “al frente de un centro de enseñanza semejante le ha sorprendido la muerte”, una pista que podría señalar que a los 72 años, Cervera seguía teniendo alguna actividad. Con todo el mismo texto añadió, de forma dramática pero sin detalles: “La desgracia, desde poco tiempo, lo eligió como víctima, sobre su familia abatió sus negras alas el infortunio, atormentando los últimos años de su existencia”.

El 19 de julio podemos encontrar en el diario republicano “El Luchador”, de Alicante, una precioso crónica de Roberto Castrovido, que reivindica la figura de Cervera, y su biografía llena de logros, desde el punto de vista del olvido y la ingratitud humanas. “No hace veinte años y se ha olvidado”, dice el periodista, tras reflexionar que “!Humo las glorias de la vida son!”.

Esquela de Julio Cervera, un año después de su muerte

Al día siguiente, el 20 de julio de 1925, fue “La Correspondencia Militar” la que intentó hacer justicia a Julio Cervera a través de E.J.F. autor de una sección llamada “Notas de un carabinero”. Si el titular le calificó como “militar ilustre”, el texto fue un cabal repaso de toda la biografía de Cervera, muerto en Madrid, “donde se encontraba accidentalmente”. Explorador, experto en electromecánica, pedagogo, literato, político… Las muchas facetas de Cervera fueron al fin ponderadas con justicia, con la aportación de algunos datos nuevos como el nombramiento, en 1888, como comisario regio para la Exposición de Barcelona. También hablaba de la espada que el Cuerpo de Ingenieros le regaló en 1886 y de las sociedades científicas que la hicieron socio de honor.

Tras dar una relación de sus principales libros, la información insertó una sensible despedida: “España, con el fallecimiento del comandante retirado de Ingenieros, don Julio Cervera Baviera, ha perdido a uno de sus hombres más esclarecidos, y el Cuerpo de Ingenieros militares a un jefe que supo poner muy alto el prestigio de su carrera”. Cuando se cumplió un año del fallecimiento de investigador segorbino, “Las Provincias” publicó una esquela para anunciar que se iba a cumplir un año de su muerte  en Madrid y recordar las misas que se iban a rezar por su alma. Firmaban la esquela “Sus hijas, hijo político, hermana, sobrinos, prima y demás parientes”. Es una pista sobre la familia y el indicio claro de que su esposa había muerto, dejándole sin duda desolado en la vejez. También es un indicio claro de que Cervera fue firme en sus convicciones y que hizo compatible hasta el final su condición de masón y católico.

Las búsquedas de prensa también nos indican que Cervera no fue olvidado en su pueblo, Segorbe, donde en 1927 seguía existiendo una calle en su honor, a pesar de los “disgustos” del pasado y de los rigores de la Dictadura de Primo de Rivera. Sí es cierto que el tiempo, como es tradición, cubre las vidas de silencio. Hasta que las modernas investigaciones del profesor Ángel Faus han rescatado su figura y puesto en su lugar la importancia de las patentes de Julio Cervera Baviera, el comandante Cervera.

Fuente:

https://fppuche.wordpress.com/