LA BATALLA DE ALMANSA
Tal día como hoy, 25 de abril de 1707, tenía lugar en tierras de Albacete la batalla de Almansa, que decidió la Guerra de Sucesión española entre Felipe de Borbón, duque de Anjou, y el Archiduque Carlos de Austria, los dos principales candidatos para quedarse con la corona española tras la muerte sin descendencia del rey Carlos II, “el Hechizado”.
En aquel momento, 1707, el partido de Felipe ya había cobrado ventaja sobre su oponente, que había tenido que retirarse a los territorios de la Corona de Aragón. Aquella guerra tomó la apariencia en España de una guerra civil, pero en realidad fue una guerra internacional. En Almansa se alinearon con Felipe de Anjou los ejércitos de Francia, y en el bando contrario, el del archiduque, formaron tropas inglesas, holandesas y portuguesas. Los borbónicos presentaban una clara superioridad numérica y su jefe, el duque de Berwick, supo aprovecharla.
El jefe de los franceses, el duque de Berwick, era francés de nacimiento, pero se llamaba James Fitz-James, era hijo ilegítimo del rey Jacobo II de Inglaterra, prestó servicio bajo las banderas inglesas y no pasó a Francia hasta que la guerra entre católicos y protestantes llevó a éstos últimos al trono de Londres y obligó a su padre a exiliarse. Por su parte, el general más significado del bando contrario en nuestra guerra de Sucesión, el conde de Galway y marqués de Ruvigny, era Henri de Massue, un francés protestante que, exactamente por los mismos motivos religiosos que su rival, había acabado mandando tropas inglesas. Estos jefes de guerra no combatían por su nación, sino por su religión y su rey, que en la época eran los fundamentos de la comunidad política. Tampoco las tropas españolas pelearon entre sí por cuestiones territoriales, ideológicas o, mucho menos, nacionales, sino por la fidelidad al monarca escogido. ¿Y qué ponía aquí España? Unas pocas tropas en ambos bandos, aunque con presencia muy mayoritaria en el borbónico, y la corona que estaba en juego.
La batalla de Almansa permitió a los partidarios de Felipe de Anjou penetrar en el Reino de Valencia, territorio fiel al archiduque Carlos. Pronto el Borbón abolirá los fueros valencianos, como había hecho con los aragoneses. Desde entonces se conserva en Valencia un refrán popular: “Cuando el mal viene de Almansa, a todos nos alcanza”.
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