La Asociación 2 de mayo de Miniaturistas de Madrid, de la que es cofundador y miembro de la Junta Directiva, nuestro asociado el Coronel de Ingenieros, D. Ignacio Mexia y Algar ha editado el número 35 de su revista EL CHISPERO dedicada a conmemorar los 30 años de su fundación.
En la revista figura un artículo del Coronel Mexia, en el que hace historia de esta asociación y que por su interés reproducimos:
LA CREACIÓN DE LA “A2MMM” Y SUS PRIMEROS PASOS Por José Ignacio Mexía y Algar Socio Fundador nº 9
Corría el año 1987 y en el bar del Museo del Ejército se reunían, cada jueves, unos cuantos amigos para charlar sobre un tema que los unía: los soldaditos de plomo. Allí se encontraban grandes coleccionistas, como Eduardo Bartrina Díaz, el Almirante Martínez Valverde, Santiago Gramunt, si bien al que más se oía era a Vicente Alonso Juanola. Ahora, más de treinta años después, aún se recuerdan con nostalgia aquellas tardes en las que transcurrían unas horas de agradable camaradería. También acudíamos otros aficionados, como Miguel Pérez de Mingo, Pedro A. Orlando Ruiz Berrueco y el que esta nota escribe y que seguimos “dando guerra”. Todos pertenecíamos a Agrupación de Miniaturistas Militares de España, que tenía su sede en Barcelona y de la que llegamos a recibir algún folleto en ¡catalán!
Quizás alguno de los más recientemente llegados, escuchando lo que los más veteranos comentaban de la Directiva de Barcelona y la poca atención que la Delegación de Madrid recibía de ella, propusieron la creación de una Asociación propia de Madrid. Pronto el apoyo de los veteranos se hizo palpable y en esas tardes, saboreando un cafelito, poco a poco se fue haciendo realidad lo que hoy es la Asociación “Dos de Mayo” de Miniaturistas Militares.
Así pues, nuestro grupo, nació en Madrid por iniciativa de diez “socios fundadores” que deseaban crear una Asociación con propia identidad. El 16 de Junio de 1987, quedó inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio de Interior con la denominación de ASOCIACIÓN “DOS DE MAYO” DE MINIATURISTAS MILITARES. MADRID. Dicha Asociación se acogía a lo dispuesto en la Ley 191/64, de 24 de diciembre y normas complementarias del Decreto 1440/65, de 20 de mayo, careciendo de ánimo de lucro. Así mismo y con esa misma fecha quedaron visados sus Estatutos, redactados entre algunos de los “diez” en sucesivas reuniones, cuyos nombres eran:
1. Eduardo Bartrina Díaz, 2. Manuel Gómez Ruiz, 3. Vicente Alonso Juanola, 4. Juan Antonio Mateu Gomero, 5. Francisco Javier Aguilar Aguado, 6. José Izquierdo y Mateos, 7. Jorge Martínez López., 8. Luis Guadaño Tajuelo, 9. José Ignacio Mexia y Algar y 10. Enrique Sánchez Robles1.
En aquellas primeras reuniones se barajaron muchos nombres, que desgraciadamente han desaparecido de mi memoria, pero el deseo de todos los presentes fue dar a este grupo un nombre que tuviera arraigo y significado para Madrid y que en él se hermanaran, tanto el sentido histórico de milicia como el espíritu abierto, sencillo y patriota de nuestra capital. Qué mejor que el de “dos de Mayo” seguido de lo que sabemos hacer, Miniaturas Militares, y que nos diferencie de otros muchos artistas que se dedican al mundo de la miniatura.
La Asociación necesitaba una cabeza, es decir un Presidente, además de un Secretario y un Tesorero. Como fue la primera vez no hubo muchas pegas en la elección y por unanimidad se eligió Presidente a Juan Antonio Mateu Gomero, Secretario a Francisco Javier Aguilar Aguado y Tesorero a José Izquierdo y Mateos. Como domicilio social hubo que poner el particular de uno de sus socios, es decir la calle Juanelo nº 23 en pleno barrio de Lavapiés, barrio de los “manolos” y a un paso de Cascorro, una de las figuras de la ya extensa colección de la Asociación. Como se puede ver todo típicamente madrileño.
Para la primera exposición fue preciso crear un distintivo o logo para las etiquetas de las vitrinas y como membrete. No había mucho tiempo para pensar o decidir, por lo que Vicente Alonso dibujó en mancha o sombra un fusilero de las Reales Guardias de Corps de Felipe V, según láminas del famoso libro de Infantería de Clonard, y que aún conservamos.
Desde el primer momento quedó bien clara nuestra finalidad y que en los Estatutos aprobados se redactó de la siguiente manera.
“El estudio de los uniformes, material y armamento de los ejércitos y cuerpos uniformados, así como sus tradiciones, prestando especial atención a los temas españoles.”
Aclaremos un poco esta definición. Entre los que formaron el equipo redactor se encontraba un entusiasta miniaturista, aparejador y Jefe del Cuerpo de Bomberos de Madrid, Luis Guadaño Tajuelo. Su colección no era de temas ni uniformes militares, aunque el citado Cuerpo llegó a tener algunos antecedentes militares, como el Batallón de Bomberos de la Milicia Nacional en 1841, sino de coches de bomberos y …bomberos, naturalmente, de diferentes épocas. Además, se quiso dar cabida a la Policía Nacional e incluso a la Cruz Roja, que también tenía sus defensores entre los primeros socios de la “dos de mayo”. Con ello se pretendía que el abanico de posibilidades fuera lo más amplio posible, pero siempre con ese matiz del “uniforme”.
La recién creada Asociación deseó de inmediato poner en marcha las Actividades que nuestros Estatutos contemplaban. Era evidente que sobre la actividad de Miniaturismo no era preciso poner en marcha nada, ya que era nuestra razón de ser y el motor que nos animaba. La exposición de Navidad, que era la única que se hacía en esos tiempos, era una realidad y estaba consolidada. A Fernando Mora Carrascosa, jefe de la Obra Cultural de CAJA DE MADRID, le debemos su apoyo para la misma durante muchos años y su organización corría a cargo de Eduardo Bartrina y Vicente Alonso Juanola. Sin embargo, la primera exposición, totalmente a cargo de la A2MMM fue la de Navidad de 1992.
Las reuniones se seguían manteniendo en el bar del Museo del Ejército, que nos facilitaba ese local y lo que era más importante al camarero del mismo, por supuesto de tropa, con toda la amabilidad que esa Entidad y sus diferentes Generales Directores siempre han demostrado a nuestra Asociación. Lástima que al correr de los años, diversas circunstancias fueran limitando nuestra presencia en el Museo. Primero fue la desaparición del personal de tropa en él y el cierre obligado del bar, que nos obligó a “alojarnos” en las dependencias de la desaparecida tropa que con la ayuda del Museo y nuestro entusiasmo habilitamos de inmediato. Incluso se llegaron a dar allí unos cursillos de pintura y maquetismo. Sin embargo las necesidades de espacio para fondos en el Museo nos obligaron de nuevo a dejar ese espacio y quedamos recogidos en la “calle”. Recuerdo un recorrido con el entonces Director, General San Gil, para tratar de buscar un hueco y todo fue en vano. Entonces comenzó nuestro caminar por varios “lugares”, no de la Mancha sino de Madrid, para mantener nuestras reuniones y poder charlar de lo que más nos atrae, de soldaditos.
Inmediatamente se decidió poner en marcha un Boletín. Así nació el primero de ellos con el nombre de 2 DE MAYO. Fue el alma y más que alma, Javier Aguilar, que consiguió un boletín discreto, en blanco y negro porque el presupuesto era escaso, de corte semejante al que editaba la Agrupación de Miniaturistas Militares de España. La frecuencia en la edición era irregular, es decir, cuando se podía, dado que la entrega de manuscritos para su publicación por parte de los socios no era precisamente abrumadora. Sin embargo el tesón de Aguilar pudo poner en manos de los asociados 9 ejemplares del “2 de Mayo”. Después de una larga espera, apareció “EL CHISPERO”.
Así de esta forma nuestro grupo comenzó su andadura, con escasos medios, pequeñas dificultades, pocas ayudas y mucha ilusión de sus miembros.
Hoy, 30 años más tarde, podemos celebrar con plena satisfacción y alegría haber llegado hasta aquí, siendo, posiblemente la más antigua de las Asociaciones existentes en España. A aquellos diez primeros socios, pronto se les unieron hasta 69 más y su número fue creciendo y en ocasiones decreciendo hasta llegar al compacto grupo de hoy. Podemos estar orgullosos de haber conservado el mismo espíritu de los que en su día decidimos dar ese paso adelante y haber dejado muy alto nuestro nombre, no solo en Madrid sino en otros lugares de España.