ISRAEL- GAZA, UNA GUERRA POLÍTICA EN EUROPA. General Martinez Isidoro

 

 

ISRAEL- GAZA, UNA GUERRA POLÍTICA EN EUROPA

 

 

 

 

 

 

Las operaciones israelíes en Gaza siguen el mismo patrón que las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) diseñaron en los primeros momentos de reacción, después de los importantes y crueles atentados del grupo terrorista HAMAS, es decir, batir a la facción palestina y recuperar los rehenes israelíes. Como todas las Fuerzas Armadas de países democráticos, las FDI, siguen directivas y órdenes de sus superiores, su Ministro de Defensa y su Presidente del Gobierno; nada se hace en las operaciones militares sin que la cadena de mando funcione así, y en esta guerra tampoco es una excepción.

Descontemos ya la tragedia humanitaria que se vive en ese escenario, verdaderamente terrible, en bajas colaterales “excesivas” y en la deficiente, insuficiente e insufrible atención a la población de Gaza, descontar no significa olvidar. La calificación de” excesivas” en las bajas previstas, normalmente estudiadas por el Estado Mayor de las FDI en cada operación, se basa en que es imposible que no las haya en una guerra en ambiente urbano, saturado de población, de difícil y forzada evacuación, donde HAMAS, el enemigo de Israel, gobierna y es dueño absoluto del destino de aquella, que la mantiene como escudos humanos, utilizando los lugares más insospechados para situar sus instalaciones de mando y control y logísticas, lo que no se puede confundir con una destrucción planificada, si es que se está ejecutando.

Los resultados que se nos muestran en los medios son pavorosos y nos debían hacer pensar que  el 7 de octubre, y en la preparación de la operación terrorista 2 años antes,  HAMAS había previsto esta reacción del Gobierno de  Netanyahu, y aun así la habría aceptado, y es más, si HAMAS hubiera tenido armas más sofisticadas, incluso en un cierto grado entre las de destrucción masiva, como por ejemplo las radiológicas( bombas nucleares sucias con efectos de radiación especialmente), las hubiera empleado ese 7 de octubre  y las empleará si las posee algún día, y lo hará porque en el credo de esta organización terrorista su propósito es destruir a Israel, no ya a sus FDI, sino al propio pueblo judío, y esto se comparte con Irán, su impulsor , que sin rubor lo anuncia a diario y se empecina todavía en proseguir con su programa nuclear, con la seguridad de que si lo consigue se constituirá en una nación líder del terrorismo contra Israel, y este podría ser disuadido de ataques como los recientemente realizados contra sus instalaciones nucleares, e Israel lo sabe también; lo que se juega en esta guerra en Oriente Medio es la “destrucción mutua asegurada”, sin todavía armas nucleares.

Con respecto a la apreciación de los “desastres de la guerra” es necesario admitir que vivimos en una época en que la globalización y los medios de comunicación social nos hacen espectadores directos de los más recónditos y terribles conflictos.

¿Qué hubiera pasado en nuestras mentes si hubiéramos contemplado el bombardeo de la ciudad alemana de Dresde por la Real Fuerza Aérea británica y la de Estados Unidos, en febrero de 1945, donde produjeron más de 25000 muertos, la mayoría civiles, en dos pasadas de 20 minutos cada una con material explosivo de alto poder incendiario?

Pero podemos presentar más ejemplos de grandes bajas, a veces sin objetivo estratégico preciso; en Normandía, en el Desembarco murieron más de 20000 civiles franceses de la región; en Le Havre, por los Aliados, más de 10000 en un solo ataque británico, impidiendo la evacuación de la población; en la toma de Berlín hubo más de 800.000 bajas en los 12 días de su duración, de ellos 20000 civiles y 400000 hogares fueron destruidos, además en el avance del Ejército Ruso a través de Prusia Oriental fueron violadas y vejadas, cuando no asesinadas, más de 2 millones de alemanas; en veinte meses de guerra en la República de Chechenia, ya al principio de este siglo, en parte responsabilidad del entonces Primer Ministro Vladimir Putin, murieron más de 50000 civiles; en la guerra de Siria se contabilizan más de 230000 muertes de civiles, y 14 millones de desplazados; y por fin en 1945, en agosto, las dos bombas atómicas, lanzadas contra ciudades, Hirossima y Nagasaki , por Estados Unidos causaron, de momento, más de 200000 bajas civiles.

Y un gran etcétera, en Africa, y en Asia, sucesos que además en la mayoría de los casos ni siquiera ha merecido por sus autores ninguna petición de perdón o reparación. Sin duda que la Shoá, el Holocausto, se lleva la mayor responsabilidad de matanzas de civiles en la historia de la Humanidad, un genocidio.

Ninguna tragedia elimina la responsabilidad de los autores de las demás, que se presentan con insidiosa repetición, incluso en un Mundo cada vez más civilizado, pero nunca hay que olvidar que la Guerra es un fenómeno político, que se produce cuando ya no se pueden emplear más que procedimientos violentos, cuya responsabilidad de desencadenamiento es exclusivamente del Estado, en democracia; nadie mejor que los militares conocen los desastres de la guerra, que tan bien reflejara Francisco de Goya en sus 82 grabados al respecto.

Otra cuestión es hacer política nacional, interna, con conflictos que como el de Israel y Palestina vienen polemizando Oriente Medio desde hace 80 años, con diferentes momentos de Paz, como el de la Conferencia de Madrid, que quizás sea ya irrepetible en suelo español, por la pérdida de la necesaria neutralidad con un pueblo, no con un gobierno.

Como en cualquier conflicto, la diplomacia debe abrirse con celeridad, la justicia internacional estar atenta  para preparar tipificaciones sobre los posibles delitos cometidos por los distintos actores, sus futuros juicios y condenas.

La Política Exterior debe de ser una política de Estado, consensuada entre los grandes partidos, no un motivo, inopinado, de discrepancia absoluta para imponerse al enemigo político.

 

 

Ricardo Martínez Isidoro.         General de División r

Presidente de la Asociacion Española de Militares Escritores