Nuestro asociado, el Sargento 1º de la Guardia Civil D. Juan Carlos Javier Alabarce Muñoz, publicó este histórico apunte sobre la captura del bandolero conocido como PASOS LARGOS, desafortunadamente, las fotos aportadas en el articulo, de gran valor histórico, no se reproducen por no aceptar el formato el editor de WORD PRESS, pero han sido sustituidas por otras encontradas por la Vocalía de Medios, añadiendo un video que forma parte del Museo del Bandolero, en Ronda, Málaga.
HISTORIAS DE BANDOLEROS, GUARDIAS CIVILES Y “BENEPÉRRITOS”
”Pasos Largos” ha muerto a manos de la Guardia Civil. Era él único superviviente de una época llena de leyendas de miedo en las que se mezclaban el heroísmo y la maldad, el descreimiento y el fanatismo, el robo y la caridad… Aquella época del “Rey de Sierra Morena”, pasó. Los bandidos no actúan ya en las montañas erizadas de picos como cuchillos, sino en las ciudades más amables”. DIARIO LA LUZ, 19 marzo de 1934.
La Figura de Juan José Mingolla Gallardo alias “Pasos Largos” tal como se le conoce en la Serranía de Ronda y considerado el último bandolero andaluz, fue de cierta manera muy controvertida y ligada a la Guardia Civil, transformándose en leyenda tras ser capturado sin vida el 18 de marzo de 1934 en la Cueva de Sopalmillo de Sierra Blanquilla en Ronda (Málaga) por miembros de la 2ª Compañía de la Guardia Civil de Ronda que le perseguían.
Persona solitaria, taciturna, analfabeta, que pasaba la mayoría del tiempo al abrigo de la Serranía de Ronda, la cual conocía a la perfección y que convierte en su medio de sustento y de vida, practicando lo que mejor sabía hacer, el furtiveo, y que tantos quebraderos de cabeza le generaría en el futuro.
A esto habría que añadir su gusto por los juegos de azar, las cartas, que para ser sinceros poco ayudo a templar ese especial carácter curtido en la más estricta soledad de la Serranía.
Nacido el 7 de mayo de 1873 en la localidad de El Burgo, hereda de su padre el apodo de “Pasos Largos”. Su vida siempre vino marcada por un ambiente rural deprimido y con pocos recursos, siendo la caza uno de los medios para subsistir.
En 1895, cuando tenía 21 años, es llamado a filas para ir a la guerra de Cuba, siendo repatriado a los tres años, que le dejaría una merma en su salud de por vida y sumado a diferentes reveses familiares, hacen que su carácter vaya agriándose aún más si cabe, hasta volverse tosco e introvertido, siendo su señal de identidad hasta el fin de sus días.
Como no podía ser de otra forma, es un episodio de furtiveo lo que ocasiona un punto de inflexión en su vida, dándose inicio a la leyenda del bandolero. Los hechos se desencadenan al ser denunciado por el Guarda Jurado de la finca de “Los Chopos” por cazar sin permiso, siendo detenido por la Guardia Civil. Este hecho le causa una gran desazón y tras ser puesto en libertad, promete que se vengara del denunciante y de los Guardias civiles que le detuvieron. Tiempo después en un arrebato de ira, tras un encuentro fortuito con el hijo del Guarda Jurado, acaba con la vida del joven y acto seguido con la del Guarda Jurado, conocido como “El Tribunero”, quedando en el intento el dar muerte a la cuñada del anterior la cual logró escabullirse.
Este doble crimen, se convierte en un problema de seguridad nacional, no solo por los hechos relatados, sino por el añadido de los robos y secuestros que a su vez realiza convirtiéndose en su medio de vida y también porque otros aprovechan su nombre para cometer similares delitos. Un gran despliegue de efectivos de la Guardia Civil en una zona que aunque conoce como la palma de su mano, al final da su resultado siendo capturado en el Café Sibajas de Ronda el 15 de agosto de 1916, lugar al que fue a entregarse tras resultar herido y sentirse acorralado por las fuerzas de la Guardia Civil que andaban a su acecho.
En 1917 fue condenado por un Consejo de Guerra a treinta años por el delito de secuestro y seis por agresión a la fuerza armada. En 1918 en la jurisdicción ordinaria es condenado a 17 años y 4 meses, más las accesorias por cada homicidio, lo cual vino a dar un total aproximado de 40 años. Debido a las reformas penitenciarias promovidas por la malagueña Victoria Kent, Directora General de Prisiones e indultos en los primeros gobiernos de la recién estrenada República, fue finalmente puesto, por orden del Consejo de ministros de 25 de mayo de 1932, en libertad condicional, según parece ser, por buen comportamiento y por el delicado estado de salud que tenía, regresando a Ronda.
Su carácter sumamente introvertido, la soledad que se encuentra a los 59 años y los fantasmas de historias pasadas ya presagiaba que no iba a ser fácil su reinserción en la sociedad convulsa de la época.
Quiebros del destino, hicieron que Diego Villarejo, propietario de una finca, al que “Pasos Largos” había secuestrado en los albores de su vida al margen de la delincuencia, le diera trabajo como Guarda Jurado de caza, poniendo orden en donde en el pasado lo había violentado. Poco duró esta estabilidad, mofas, reproches y dimes y diretes provocaron que abandonase la honradez de su trabajo y volviese a poner al margen de la ley con la práctica del furtiveo, o por entrar en fincas ajenas para robar, volviendo a ser detenido e ingresando en el Penal de Málaga donde cumpliría 8 meses de condena.
En enero de 1934, tras cumplir esta última condena, regresa a Ronda embriagado de un aire de revanchismo, jurando cobrarse venganza contra el Guardia Civil del Puesto de El Burgo Antonio Martín Pacheco Castillo y de Francisco Abela de los Riscos propietario de varios cortijos, según se deducen de confidencias que llegan al Comandante del Puesto de El Burgo, por considerarlos a su parecer, culpables de su última detención. Como añadido, a principio del mes de febrero, se tiene conocimiento de que había robado una escopeta de dos cañones, municiones y una manta en el cortijo “Lifa” y que se había echado al monte.
Valorándose los antecedentes de “Pasos Largos”, en el sentido en que sus amenazas por desgracia no caían en saco roto y en previsión de males mayores, el Teniente Coronel de la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga, Sr. Aquilino Porras Rodríguez, en acuerdo con el Gobernador Civil en la provincia de Málaga, Sr. Alberto Insúa, dieron órdenes precisas al Capitán jefe de la 2ª Compañía de Ronda, Sr. Rodrigo Hernández Gutiérrez para que diese inicio a las acciones pertinentes para localizar al citado bandolero, conviniendo la concentración de grupos de guardias civiles en los cortijos de “Lifa” y “Fuente del Espino”, pertenecientes a los Cuarteles de Arriate, Ronda, El Burgo, Serrato, Igualeja y Cuevas del Becerro.
Es en este contexto, donde entran en escena los protagonistas de una historia que con el paso del tiempo se fue desdibujando y ensombreciendo y que hemos querido recuperar su propia luz para poner en valor el uso del PERRO como auxiliar del servicio en la Guardia Civil.
Siguiendo el hilo de esta historia, en el fragor de la persecución, el capitán de la compañía de Ronda, recibió unas confidencias en que ubicaban a “Pasos Largos” en la zona de Sierra Blanquilla por lo que ordenó al Sargento 1º D. Antonio Gil Ramírez que se dirigiese a la citada zona. Este suboficial en unión de los Guardias civiles, Miguel Ortega Molina y Manuel Gil Ramírez, este último hermano del Sargento 1º, partieron hacia la citada zona en la cual estuvieron realizando batidas con el auxilio de un perro lobo como le llamaban en aquel entonces y que respondía al nombre de TOMMIX, el cual era propiedad del Sargento 1º Gil Ramírez, y que según se ha podido saber a través de sus herederos, no fue el único que utilizó. En estas labores en la tarde-noche del sábado 17 de marzo, nuestros protagonistas llegaron al cortijo “La Breña” con la intención de pernoctar para proseguir la búsqueda en la jornada siguiente. Una vez allí, tuvieron noticias de que “Pasos Largos” había estado en el lugar, por lo que decidieron, aún a pesar del evidente peligro que suponía deambular de noche por los agrestes terrenos de la serranía, continuar la búsqueda apoyándose en las capacidades del perro TOMMIX, este siguió el rastro del fugitivo por las numerosas cuevas y oquedades de Sierra Blanquilla, escudriñando las mismas, para finalmente conducirles hasta las proximidades de la Cueva de Sopalmillo donde una columna de humo evidencia la presencia humana, siendo las 6 y media del 18 de marzo de 1934.
La fuerza fue acercándose con mucha precaución hasta que estuvieron próximos a la entrada intentando aprovechar la escasa cubierta que la Sierra les brindaba En un momento apareció la figura del bandolero y en esta lid, encañonando en distancia le conminaron para que se entregase, siendo determinante su respuesta: “Me cogeréis muerto, mas no vivo” iniciándose un tiroteo entre los guardias que se parapetaron a la buena de Dios en las crestas del terreno y el bandolero que se cubrió tras un risco que se encontraba en la mitad de la entrada de la cueva haciéndola inexpugnable.
Todo intento de conminación para que depusiese su actitud, era respondida a suerte de tiros y vociferando que no se entregaría. Por más que los Guardia civiles intentaron que razonara, resultaba infructuoso. Ante la insostenibilidad del momento, el Sargento 1º Gil Ramírez, aprovechando la distracción del fuego amigo, abandono su parapeto y el fusil al quedar inutilizado en la refriega y dando un rodeo subió a la zona alta de la cueva por donde estaba abierta, consiguiendo entrar e intimando desde dentro al bandido para que se entregara teniendo como respuesta la negativa, aun estando en fuego cruzado. En un momento del duelo, el Sargento 1º intento sorprender al bandolero pero ante el ademán de “Pasos Largos” de dispararle a quemarropa hizo fuego de forma providencial sobre el mismo con su pistola reglamentaria, siendo a su vez alcanzado por un disparo de fusil de los Guardias civiles que se encontraban en el exterior resultando los mismos mortales llegando de esta forma, tras ese encarnizado duelo al final de los días del último bandolero andaluz.
Una vez templados los ánimos uno de los Guardias civiles se trasladó a Ronda para comunicar la captura y dirigir la comitiva judicial hasta el lugar de los hechos, estando compuesta por el juez de primera instancia de Ronda D. Miguel Rubira Carbonell, el médico forense D. Vicente Narváez Trujillo, así como el Capitán de la 2ª Compañía de la Guardia Civil Sr. Hernández Gutiérrez, el Teniente de línea Sr. José León Tardan y el secretario del Juzgado D. Juan Jiménez.
Una vez allí, se procedió al levantamiento del cadáver del bandolero y a continuación se colocó en una caballería manejada por Antonio Jiménez Blanco para trasladarlo hasta Ronda, que tras ser expuesto al público, le fue realizada la autopsia el día siguiente, lunes 19 de marzo.
Finalizada la misma, se determinó que el motivo de la muerte fueron dos disparos, una de fusil y otro de pistola. En la autopsia participó el Juzgado de primera instancia de Ronda y el Juzgado militar de Málaga, siendo trasladado el correspondiente atestado a la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga por el capitán de la 2ª Compañía de Ronda.
Los hechos acontecidos crearon mucha expectación en la sociedad de aquel entonces, siendo portada de los principales medios de prensa y revista especializadas desde el primer momento que se tuvo noticia que se había movilizado un gran despliegue de Guardia Civiles para encontrar a “Pasos Largos” hasta el desenlace final dando testimonio diario de lo que iba sucediendo a través de sus “reporters” que se encontraban en zona cubriendo la noticia.
El hecho fue considerado de notoria importancia y digno de mención tanto para la sociedad de entonces como para el Benemérito Instituto a tenor del contenido de la prensa del momento y del material fotográfico perteneciente a la familia Gil Ramírez, que se han conservado hasta el día de hoy. Asimismo, fruto de la consideración de este servicio como especialmente relevante, se conserva en el actual Museo de la Guardia Civil un DIORAMA que representa el enfrentamiento previo a la captura de “Pasos largos”. A su vez, se conservan testimonios de que efectos personales pertenecientes a este bandolero, que fueron recogidos el día de la captura, se encontraban expuestos en unas dependencias de la Guardia Civil que hacían la función de Museo en la época en que se desarrollaron los acontecimientos.
Finalmente, se puede llegar a la conclusión, de que queda suficientemente acreditada tanto por pruebas documentales y fotográficas que en el año 1934, hubo miembros de la Guardia Civil, como en este caso el Sargento 1º Gil Ramírez, que prevaliéndose de sus conocimientos en el uso de perros prestaron brillantes servicios como el relatado, casi 14 años antes que la Guardia Civil de forma oficial dictase normas para utilizar perros como auxiliares de servicio, no siendo seguramente un caso aislado, pero quizás uno de los más brillantes que se ha podido constatar.
Es por ello que sería de justicia que en el diorama de “Pasos Largos” que reza en el Museo de la Guardia Civil, fuese revisado y completado con la figuración de un perro en el recuerdo del perro TOMMIX, pues sin lugar a duda contribuyó a la brillantez de este servicio relatado y a preservar la integridad de los Guardias civiles actuantes en aquel 18 de marzo de 1934, tal como hacen hoy en día.
Agradecer la colaboración de esta investigación a los propietarios del Museo del Bandolero de Ronda (Málaga) D. Jesús Almazán; a D. Antonio Miguel Gil, nieto del Sargento 1º Gil Ramírez; a D. Fernando Ramos Gómez biógrafo de “Pasos Largos” e investigador de la Asociación Sociocultural Turóbriga de El Burgo (Málaga), y al Coronel de la Guardia Civil D. Federico Gómez Salazar Manso, el cual a raíz de un recorte de foto que me facilitó, dio pie a seguir el rastro de esta “benepérrita” investigación.
Museo del bandolero: Secuencias de la películas “Pasos Largos”, actor principal Tony Isbert
Juan Carlos Javier Alabarces Muñoz. Sargento 1º de la Guardia Civil. De la Asociación Española de Militares Escritores
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Fuente:
http://www.benemeritaaldia.org 03/01/2021