España, una posición marítima. Juan Ángel López Díaz

 

España, una posición marítima

 

La invasión de Ucrania, el Heartland de Mackinder, nos ha hecho olvidar que el 70 % de la superficie terrestre está compuesta por mares u océanos, el 80% de la población vive en el litoral o sus proximidades y el 90 % del comercio mundial se realiza por vía marítima. Ello demanda la necesidad de garantizar las Líneas de Comunicación Marítimas (SLOC´s), para garantizar el acceso a los recursos cada vez más escasos. Controlando el litoral se controla el 70% de la superficie terrestre.
Vista aérea del Arsenal de Ferrol

Además, la población tiende a vivir mayoritariamente cerca de la costa, lo que sumado a su rápido aumento (en 2025 más de la mitad de la población vivirá en ciudades), dará lugar a megaciudades en la costa, que generarán una actividad económica sin precedentes, pero con grandes núcleos ingobernables, escasos recursos y exceso de violencia: drogas, tráfico de armas, personas y delincuencia organizada. En ese ambiente habrá una particularidad respecto a otras épocas: la conectividad. Todo el mundo se podrá conectar entre sí, los pobres podrán saber exactamente cuan pobres son, incluso en esos ámbitos degradados, y sin embargo podrán mantener enlace    con grupos fuera de la ley en cualquier lugar del planeta.

Consideraciones


Hace unos meses la varada de un gran buque portacontenedores en el Canal de Suez provocó el colapso del tráfico mundial y la consecuente subida de precios de un gran número de productos y mercancías de uso diario, que elevaron, más, la inflación y repercutió en nuestras economías domésticas. En las pasadas semanas se ha vuelto a repetir esta situación, no por un accidente, sino por los ataques indiscriminados al tráfico marítimo por parte de los huties, grupo rebelde predominantemente chiita, coaligados con Irán, que amenaza, de hecho ya lo han hecho, con cerrar el trafico a través del Mar Rojo, ruta de acceso y salida del tráfico marítimo del Canal de Suez, uno de los llamados choke points, más importantes del mundo, al igual que el estrecho de Bab el Mandeb, que permite la entrada y salida desde el Mar Rojo a la ruta hacia del Océano Índico y Asia. Como resultado de lo anterior las grandes navieras han decidido desviar el tráfico marítimo por el Cabo de Buena Esperanza, con el consiguiente aumento de los costes que ello supone, y su repercusión en las maltrechas economías occidentales. Para terminar el escenario, hace escasos días Irán ha amenazado a Occidente con cerrar otras vías marítimas, y citó textualmente el Mar Mediterráneo, cerrando el Estrecho de Gibraltar.

El caso español


La posición geográfica de un Estado es uno de los factores que más influyen en su política exterior. Parafraseando a Napoleón podemos afirmar que: conociendo la disposición geográfica de un Estado en el mundo, puedo predecir cuál será su política exterior. España es un estado que se compone de una península, dos archipiélagos, dos ciudades autónomas en el N. de África, y una ZEE de 1,2 millones de km2, (más del doble de la superficie terrestre de nuestro país. (Fig.1).

Fig. 1. ZEE española, Fuente NACLE.

Desde 1999, España ha presentado tres expedientes para ampliar su ZEE, que sumarían casi 500.000 nuevos km2. El primero es el denominado FISU, una zona al norte de Galicia de 79.000 km2. La petición se presentó junto a Francia, Reino Unido e Irlanda. La ONU dio el visto bueno y ahora los tres países deben de repartirse el territorio. En 2009, España presentó otra propuesta para unos 45.000-50.000 km2 en una zona contigua al Sur de FISU. Y el Gobierno en 2014 presentó ante las NN. UU. la propuesta para aumentar los límites de la plataforma continental española al oeste de las Islas Canarias, 296.500 km2 en el Atlántico. Ello incluye unos 10.000 km2 al suroeste de Madeira, que también la reivindica Portugal. En la zona disputada entre España y Marruecos, el Monte Tropic, hay metales de gran valor para la industria tecnológica como telurio o cobalto, entre otros.

Sin la tradición marítima española y la importancia de la mar en su historia no hubiera sido posible su presencia en América y Asia durante 300 años. Sus 7661 km. de costa y la ubicación cerca del mar del 40% de su población; las áreas costeras españolas que ocupan 43.284 km2, –el 8,6 % de su superficie total– y en ellas habitan 18,6 millones, el 39,2 % de la población española (censo de 2020); sus 46 puertos del Estado, de los que tres están entre los más transitados de Europa; el ser el 8º país en el ranking de conectividad marítima del mundo, más el hecho de ser una península, contar con dos extraordinarios archipiélagos y en su extremo sur con el Estrecho de Gibraltar, por el que pasan más de 110.000 buques al año, hacen de España un país marítimo.

La Geoestratégia


Si para Mackinder quien domine el Heartland dominará el mundo, para Spykman quien domine el Rimland dominará el Heartland y en última instancia, dominará el mundo. Según Spykman una potencia periférica podría ser determinante en el mundo, desarrollando la política adecuada. El Rimland es una versión del inner crescent, de Mackinder con una diferencia importante: Mackinder lo extendía a ambas orillas del Mediterráneo y Spykman sólo a su orilla norte. Por consiguiente, en esta nueva versión, la importancia de la península ibérica incrementa su cotización. El Rimland fue el camino seguido por los aliados para forzar el desenlace de la II GM; avanzando hacia el corazón de Europa por Marruecos y Argelia (Casablanca y Orán) y progresando hacia Sicilia, así como por Francia (Normandía y Marsella-Tolón). Después de la guerra fue la estrategia de contención seguida para mantener a la URSS a raya y asfixiar el Heartland. Por su privilegiada ubicación, España pudo integrarse en la estructura militar de la Alianza, años antes de formalizar su ingreso, debido a los acuerdos (1953) para el establecimiento de bases y modernización de buques de la Armada y otros medios (mecanizados y aviones supersónicos). En suma, la importancia geoestratégica de España va mucho más allá de la OTAN y tampoco depende (o no solamente) de nuestra voluntad, sino que se activa en función de los intereses de las grandes potencias de turno.

Pero además, la ampliación del Canal de Panamá redujo el coste operativo por contenedor y favorece a los puertos nacionales, aunque para ello, España debería proporcionar servicios de calidad (precios competitivos, ventanilla única) y buenas conexiones (carreteras y principalmente ferroviaria) con el centro de Europa. Si la duración del viaje al centro de Europa es inferior a un día, la probabilidad de que esta línea sea rentable es alta, ya que España, es el punto más cercano para los barcos de América del Este o del Lejano Oriente que vienen a Europa, y el Canal redimensionado “acerca” nuestro país a la costa occidental del continente americano y al Océano Pacífico. La Figura 2 plasma el modelo geopolítico de Spykman en el que destaca que el Viejo Mundo (Europa+Asia) y el Nuevo Mundo (América) tienen costas en dos océanos comunes, el Atlántico y el Pacífico; lo que llamó el Asedio del Nuevo Mundo (Dias, 2005, p. 192). Y también destaca el Rimland, y la ruta comercial más larga del mundo que lo rodea, desde el Mar Blanco hasta el Mar de Siberia Oriental.


Fig. 2. El asedio del Viejo Mundo; Fuente: SEMPA, Francis P., El mundo de Spykman, 2006.

Brzezinski consideraba que debe distinguirse entre estados que tienen capacidad (poder y voluntad de ejercerlo) para alterar, conformar o modular el status quo, y los que, no teniéndola, ocupan una posición tal, que su mera presencia puede condicionar el movimiento de los grandes poderes. A los primeros los define como jugadores estratégicos y a los segundos, pivotes geopolíticos. España ha sido, históricamente, un jugador estratégico, gracias a la rentabilización de algunos de los aspectos señalados por Mahan, pero desde 1898 ha dejado de serlo. Pero podemos jugar un papel relevante como pivote geopolítico, atendiendo a los atributos que Brzezinski asigna a estos Estados: definir las condiciones de acceso de un jugador significativo a áreas importantes, negarle ciertos recursos, actuar como un escudo defensivo para un Estado vital o incluso para una región (Brzezinski, 1998, p. 49). De nuestra posición, una de las dos periferias vitales, (Fig.3) depende la seguridad o la inseguridad en el Estrecho y el enorme flujo de transporte marítimo en ambas direcciones, sobre todo en sentido Este-Oeste. También constituye una excelente opción para proyectar fuerzas hacia Eurasia. Y eso en palabras de Brzezinski implica que EE. UU. tendría la necesidad y responsabilidad de “identificar y proteger” esos pivotes, en función de sus propios intereses.

Fig.3. El continente geopolíticamente central del mundo y sus periferias vitales, El gran tablero mundial, Zbigniew Brzesinski, 1998 p.41.

Conclusión


El nuevo escenario mundial, pese a la invasión de Ucrania, el Heartland, es marítimo, litoral, urbano y muy conectado, y es en ese ámbito donde con más probabilidad surgirán los futuros conflictos. En el norte de África, la población ha crecido cinco veces en 65 años y crecerá el 50 por ciento en 2050. Igualmente, su nivel de urbanización ha pasado del 30 al 60 por 100 de 1950 a 2015. España por su posición geográfica y las zonas de riesgo que rodean nuestra geografía, el Norte de África, la Costa Occidental de África, y el eje marítimo Baleares, Estrecho, Canarias, debe dirigir su visión al mar, el Mar que nos dio riqueza e influencia en el mundo y nos permitió ser una gran potencia durante casi tres siglos. Cuando dejamos de mirar al mar, la historia de España se volvió decadente. Olvidar ese factor sería una acción suicida que podríamos pagar muy caro. Si España no usa su privilegiada situación y se enfoca en potenciar su carácter marítimo para mejorar su influencia y su libertad de decisión, no seremos más que un actor muy secundario, al servicio de los intereses de las potencias, y con unos adversarios estratégicos esperando una oportunidad para lacerar nuestros espacios terrestres y marítimos de soberanía.

Juan Ángel López Díaz

Miembro de la AEME y del Centro de Pensamiento Naval

 

Fuente:

https://lacritica.eu/noticia/3542/nuestras-firmas/espana-una-posicion-maritima.html