En el marco del Plan de Colaboración de Asociados (PCA-AEME 2023-24) Juan Angel Lopez Diaz, Coronel de Infanteria de Marina, r publica el siguiente trabajo.
España, Marruecos e Israel
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Los ministros de Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita e Israel, Benny Gantz, en una reunión en 2021. (Foto: AFP VIA Getty Images). |
La crisis política que supuso la llegada a España del dirigente del Polisario, Brahin Ghali, provocó que el gobierno marroquí permitiera la entrada irregular de 12.000 inmigrantes en Ceuta. La alianza marroquí con Israel, tras los acuerdos de Abraham, propició una creciente cooperación en el ámbito militar entre ambos países, que ni siquiera la respuesta judía en Gaza ha podido alterar.
Pero la defensa tan altisonante como ineficaz del Gobierno español, a favor de los palestinos, pese al ataque infame sufrido por Israel por parte de Hamas, provocó el deterioro de relaciones de Israel con España.
Si unimos a esto el cambio de postura del gobierno español respecto al Sahara, todavía no explicado, vemos que esta errática política exterior no hace más que debilitar la defensa de España al ponerse en contra de dos de los países más peligrosos de la Tierra y que casualmente muestran su apoyo a Marruecos, lo que nos puede costar caro, conociendo las veleidades y ambiciones de nuestro vecino del Sur.
Antecedentes de las relaciones de Marruecos e Israel
Aunque la normalización de las relaciones entre Marruecos e Israel tuvo lugar en el marco de los Acuerdos de Abraham del 2020, la historia de la cooperación clandestina entre Israel y Marruecos se remonta a la Guerra de los Seis Días (1967), cuando Francia impuso un embargo de armas a Israel y Estados Unidos cambió su política exterior en la región y pasó a ser el proveedor. Tras su victoria, Israel vendió su excedente de armas francesas a Marruecos y desde entonces, todos los jefes del Mossad han visitado Marruecos para fortalecer relaciones con la monarquía y la inteligencia marroquí [1].
Sin embargo, esta cooperación bilateral tuvo unos inicios difíciles, relacionados con operaciones del Mossad para exfiltrar de Marruecos a 150.000 judíos que sufrían persecuciones tras la prohibición de Mohamed V de permitir la salida de los judíos marroquíes a Israel en 1959. Para lograrlo, los servicios israelíes crearon en Marruecos una red de espías (en su mayoría judíos marroquíes) para facilitar la emigración clandestina. La operación Misgeret [2], requirió la cooperación española entre 1956-1961, y consiguió sus objetivos sacando a judíos de Marruecos en taxis y camiones, en dirección a puertos del país, y a Ceuta y Melilla que, junto con un antiguo campo militar en Gibraltar, se convirtieron en bases para ayudar a los judíos a llegar a Israel. El 10 de enero de 1961, cuando la inmigración de judíos marroquíes a Israel era ilegal, el barco Egoz zarpó del puerto de Alhucemas con 44 judíos a bordo. El barco había sido alquilado por el Mossad y en cada una de sus travesías lograba embarcar entre 40 a 50 judíos de Marruecos a Gibraltar, y de allí proseguían su camino a Israel. Pero en su viaje número 12, el Egoz se hundió y murieron 44 inmigrantes judíos, un operador de radio israelí y uno de los 4 tripulantes españoles del barco. Antes de hundirse, el Egoz había exfiltrado 334 judíos en un periodo de tres meses [3]. La tragedia del Egoz sacó a la luz la operación clandestina y Marruecos montó en cólera contra Israel. No fue hasta la muerte de Mohamed V en 1961 y la llegada al trono de Hasan II, más práctico, cuando la monarquía alauita buscó una mayor aproximación a Estados Unidos y a Israel.
Fig. 2. El malogrado Pisces, varado en Gibraltar. Fuente: El naufragio del Pisces (Egoz). Francisco Javier García González, Ceuta Desconocida, Fuentes: Maite Ojeda, Instituto de Estudios Ceutíes, Solly Anijdar.
Israel aprovechó el acercamiento de EE. UU. tras la citada Guerra de los Seis Días y a través de organizaciones judías en EE. UU. trató de influir en el proceso de acercamiento a Marruecos, y lograr su objetivo de acoger a cualquier judío del mundo. La American Jewish Joint Distribution Committee y la Hebrew Immigrant Aid Society llegaron a pagar 50 millones de dólares por sacar a 60.000 judíos de Marruecos e influyeron para facilitar la integración de Marruecos en Occidente. Entre 1961 y 1967, los israelíes sacaron de Marruecos a 80.000 judíos. En 1973, tras el apoyo marroquí a la alianza egipcio-siria, Israel suspendió la colaboración, pero la recuperó en 1977, cuando Marruecos medió en las reuniones secretas entre Egipto e Israel, que lograron la firma del Tratado de Paz en 1979, y los israelíes volvieron a vender equipamiento militar y entrenamiento en contrainsurgencia contra el Frente Polisario.
La cooperación armamentística entre Marruecos, Israel y Estados Unidos
Los fosfatos de Marruecos constituyen un producto que los geopolíticos consideran de interés vital, y el control sobre el Sáhara implica la defensa de este mercado que, tras la invasión rusa de Ucrania, ha provocado que Marruecos sea el principal proveedor de fosfato para Europa (50% importaciones europeas de este mineral). La posición del Sáhara como una zona geo-económica vital para Marruecos hizo que, tras la firma de los Acuerdos de Abraham en 2020, Israel reconociera la soberanía marroquí sobre el Sáhara (17 de julio de 2023). Este reconocimiento también constituyó una confluencia de intereses de la alianza militar-industrial entre Estados Unidos e Israel y la oportunidad que para el negocio de la defensa lograron los países firmantes de los Acuerdos de Abraham. Por otro lado, dichos acuerdos ayudaban a cimentar la nueva estrategia norteamericana para la región, que incluía detener el avance comercial e ideológico de China y Rusia. Pero dicho acuerdo, que para Israel y para el presidente Trump fue un gran éxito, se logró con hechos consumados ya que la ONU tiene pendiente una resolución para decidir el futuro del Sahara Occidental. Y sin duda fue muy perjudicial para España. Entre las consecuencias de ese reconocimiento, la empresa israelí Ratio Petroleum firmó un acuerdo con el Ministerio de Energía marroquí para explorar de forma exclusiva en aguas del Sahara Occidental, en lo que entienden son aguas marroquíes.
Los acuerdos de Abraham propiciaron la integración de Israel en Oriente Medio y normalizaron las relaciones con los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahrain, Sudán o Marruecos. Pero, además, había contratos de billones de dólares en defensa, con drones y ciberdefensa, como elementos destacables. Estados Unidos vendió a los EAU armas por valor de 23 billones de dólares, incluyendo el F-35. A Marruecos, además de su soberanía sobre el Sáhara Occidental, se le ofrecieron acuerdos de venta de armas y drones de última generación de empresas que nacieron de la alianza industrial surgida a partir de la Guerra de 1967 entre la Industria Aeronáutica de Israel (IAI) y la americana Lockheed Martin, por valor de un billón de dólares.
Pero ya antes de estos acuerdos de Abraham en diciembre de 2020, la relación en defensa entre Israel y Marruecos existía desde el año 2014 con la venta de drones Heron (2014) por un valor de 50 millones de dólares así como los famosos drones kamikaze tierra-aire Harops, también fabricados por empresas judías, y el sistema de defensa anti-misiles Barak MX de cientos de miles de dólares. También la venta de radares fabricados por Israel y un sistema de defensa anti-drones. Igualmente se firmó un proyecto para mejorar la flota de F-5 y la adquisición del sistema de espionaje Pegasus. En este contexto de cooperación está el proyecto de crear en Marruecos un centro de mantenimiento (Maintenance Aero Maroc) (MAM) de aviación militar para África occidental [4], aviones F-16 y Hércules C-130, con los que cuentan países como Libia, Níger, Túnez, Chad y Egipto. Varias compañías israelíes han anunciado su intención de llevar parte de su producción a Marruecos, entre otras la israelí BlueBird Aero Systems, propiedad del gigante Israel Aeroespace Industries (IAI), que este mismo año comenzará a producir material militar en suelo marroquí, modelos como el eVTOL y el dron de rastreo y espionaje Spy X. Marruecos quiere aprovechar este momento de fama y el rey Mohamed VI habría solicitado ayuda al ex ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, para lograr que Estados Unidos les venda el F-35, que EAU estaría dispuesto a financiar [5].
La firma de los acuerdos de Abraham en 2020, que reforzó la posición de EE. UU. en África, prosiguió con un acercamiento con otros países africanos y de Oriente Medio, como se vio en la reunión de alto nivel sobre la guerra de Ucrania en abril de 2022, en la que EE. UU. invitó a 14 Estados no-miembros de la OTAN, conocidos como Ukraine Defense Consultative Group, para coordinar el esfuerzo de los aliados en la guerra contra Rusia. Entre otros países, estaban: Kenia, Liberia, Marruecos y Túnez, Israel, Qatar y Jordania. En el caso de Marruecos, también se trataba de contrarrestar, el acercamiento entre Argelia y Rusia, un objetivo estratégico de máxima prioridad para la estabilidad del Sahel en su conjunto.
Escudo antimisiles y Drones suicidas
Marruecos ha invertido hasta 500 millones de dólares en un nuevo sistema antimisiles capaz de derribar cualquier avión o misil a 150 kilómetros. Una cúpula de protección que alcanza parte del sur de España, y que puede instalarse a bordo de buques, como ha hecho la Marina india con el Barak MX. Incluye radares capaces de detectar blancos a 470 kilómetros. Estas tecnologías han sido posibles gracias a la firma de un convenio en materia de defensa firmado en 2021 por Tel Aviv y Rabat. Gracias a ese pacto estratégico, Marruecos ha podido acceder a tecnología como los drones ya citados Heron o Hermes 900, aviones no tripulados suicidas Harop o misiles Spike contracarro.
Otras adquisiciones de Marruecos son los drones suicidas SpyX, capaces de lanzarse a gran velocidad contra sus objetivos y construidos por la firma israelí BlueBird, que los califica de «letales», y con un alcance de 50 kilómetros, suficiente para alcanzar blancos de la provincia de Cádiz.
Conclusiones
La alianza militar entre Estados Unidos, Israel y Marruecos, en el marco de los Acuerdos de Abraham, se presenta como uno de los grandes elementos disuasorios de la política exterior y de defensa marroquí. El futuro de esta entente dependerá de la capacidad de todos los actores de hacer converger sus intereses defensivos. Lo que no es conocido es que Marruecos e Israel comparten una historia que demuestra que llevan logrando esta sinergia durante años. No parece que nuestro deterioro de relaciones con Israel colabore a mejorar nuestra defensa en nuestros contenciosos con el amable vecino del Sur, que no pierde oportunidad de arrancar acuerdos favorables para él y contrarios a nuestros intereses, y por ello, no debemos perder de vista las acciones posibles del reino alauita con sus nuevas capacidades tecnologías en materia de defensa.