El ingeniero militar Pedro Moreau

          Fuerte de la Concepción

 

El ingeniero militar Pedro Moreau

Pedro Moreau (o Moureau) forma parte del rico elenco de ingenieros militares que durante el siglo XVIII trabajaron en el ejército español con una incansable actividad.  Su personalidad es conocida porque han sido varios los investigadores que en sus trabajos se han topado con su figura como autor de proyectos y obras en distintos lugares de nuestra geografía, aunque aún sigue faltando un amplio estudio monográfico de su biografía, aunque tiene cierta amplitud el llevado a cabo por Fernando Franco Madrid como Trabajo de Investigación de Doctorado (Universidad Complutense de Madrid, curso 2006-2007), pero que lamentablemente es obra inédita no publicada

De la magnitud de la actividad de este ingeniero puede dar fe la encomiable obra del profesor Horacio Capel y su equipo de colaboradores sobre los ingenieros militares del siglo XVIII (Capel, H. et al. Los ingenieros militares en España. Siglo  XVIII, Barcelona: Universitat de Barcelona, 1983, pp. 343-345), o los trabajos de María Gloria Cano Révora, Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño, Juan Miguel  Muñoz Corbalán o Fernando Rodríguez de la Flor, entre otros.

Gracias a la documentación conservada y a estos estudios, sabemos que nació en Bayona en 1694 y que posteriormente trabajó al servicio de España desde 1711 como ingeniero voluntario en la Guerra de Sucesión Española (López Bragado, D. y Lafuente Sánchez, V. La construcción de edificios militares en el tercio central del siglo XVIII en la ciudad de Zamora, en Anuario 2017. Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, p. 288). Incorporado al Ejército español, pasó a Flandes, donde tuvo un papel destacado en la fortaleza de Charleroi. En 1716 está en territorio peninsular con el grado de ingeniero ordinario y con ocupación en la construcción de la Ciudadela de Barcelona que, con diseño de Jorge Próspero Verboom, comenzó a construirse en ese año de 1716, obra que se prolongó hasta el 25 de enero de 1725 en que se dio por rematada.

Esa primera intervención de Moreau en unas obras arquitectónicas militares en territorio peninsular fue el inicio de una importante actividad profesional de la que queda constancia documental de sus ascensos, destinos y trabajos encomendados y llevados a cabo. Los fondos documentales se localizan especialmente en el Archivo General de Simancas, el Archivo General Militar de Madrid y el Centro Geográfico del Ejército.

Con la experiencia adquirida en Barcelona, continuó presente en Cataluña,
recibiendo encargos de proyectos para otras obras militares o para reparaciones y mejoras, como el proyecto de un polvorín para el cuartel de Cardona que firmaba en fecha de 17 de abril de 1718, recibiendo al mes siguiente, el 5 de mayo de 1718, el ascenso a graduado de teniente coronel e ingeniero en segunda. Dos años más tarde, el 22 de marzo de 1720, recibe el nombramiento efectivo de teniente coronel. Por esa fecha, o algo posteriormente, cambia su lugar de residencia y pasa a ocuparse de las fortificaciones de la parte occidental de la frontera pirenaica. Así, en 1726 dibuja unos planos en los que se plantea la defensa de la plaza de Fuenterrabía y sus alrededores, mejorando los proyectos que previamente había hecho el ingeniero militar Luis de Langot. Cabe recordar que esta plaza había sufrido en 1719 una importante destrucción de su recinto defensivo pues, durante el conflicto de la Cuádruple Alianza, las tropas francesas lograron franquear las defensas y tomar la población, aunque fue por breve tiempo, ya quese vieron obligadas a abandonarla ante la llegada de unidades españolas, pero eso sí, antes destruyeron gran parte de las murallas.

Ante el peligro que ello suponía en una plaza fundamental en la defensa de la frontera peninsular, el mariscal Verboom ordenó en 1722 al ingeniero militar Luis de Langot que acometiera las obras esenciales y redactara un proyecto de reconstrucción, tarea que llevó a cabo en 1723 con la reparación de los destrozos realizados por los franceses y el proyecto de mejoras defensivas, en lo que contó con la colaboración de otros ingenieros militares.

En ese marco de cosas, interviene Pedro Moreau, elaborando en 1726 un proyecto acompañado de los correspondientes planos (Archivo Cartográfico de Estudios  Geográficos del Centro Geográfico del Ejército), donde plantea la ejecución de obras que pongan en defensa la ciudad y las tierras circundantes, modificando  algunas de las soluciones dadas por Langot y añadiendo algunos otros importantes  elementos defensivos que servirían para reforzar de una manera sustancial la defensa de la población.

Moreau permaneció los años siguientes en la zona de la frontera occidental de los Pirineos, ascendiendo a teniente coronel de Ingenieros en 1727. Se ocupó
entonces de diversas obras en Pamplona, donde fijó su residencia. Así, según los datos recogidos por Horacio Capel y su equipo, levantó en la capital navarra los planos de diversas piezas de la Ciudadela y los planos del fuerte de San Bartolomé.

En 1731 figura como «Ingeniero Jefe de Plazas y Reales Ejércitos» con destino en Pamplona, aunque también se ocupó de las obras del puerto de Bilbao. Al año siguiente es enviado a una intervención militar, participando en la exitosa campaña de la conquista de Orán y Mazalquivir durante los meses de junio y julio (15 de junio al 2 de julio de 1732), en la que los ingenieros militares tuvieron una notable actividad. A su regreso fue destinado a los reinos de Valencia y Murcia,  donde en 1733 se ocupó de la construcción de un pantano en la provincia de Alicante.

En 1735 pasa a la frontera portuguesa, en la que desarrollará una intensa actividad a lo largo de distintos puntos de la línea de separación. Entre sus primeras actuaciones estuvo el proyecto de adecuación de las defensas de la plaza de Badajoz, para inmediatamente intervenir en otras obras defensivas más al norte, como en la zamorana Fermoselle o las salmantinas Fuentes de Oñoro y San Felices el Grande, colaborando en estas dos últimas con el ingeniero militar Juan Amador Courten. Fue a partir de ese mismo año de 1735 cuando comenzó a ocuparse de una fortaleza que marcó el resto de sus años y que es considerada como su actuación más sobresaliente, el Fuerte de la Concepción, en Aldea del Obispo (Salamanca), que es una de las obras abaluartadas más impresionantes de la arquitectura militar española. Como se acaba de decir, en ella siguió interviniendo hasta el final de sus días, si bien, en 1740 dejó temporalmente su dirección (Manzano Moníz, M., El Mariscal de Campo D. Pedro Moreau y el Fuerte de la Concepción, en Academia. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nº 52, 1981, pp. 201-249; Rodríguez de la Flor, F. El Fuerte de la  Concepción y la Arquitectura Militar en los siglos XVII y XVIII, Salamanca: Ediciones
de la Diputación de Salamanca, 1987; Rodríguez de la Flor, F. La Frontera de
Castilla. El Fuerte de la Concepción, Salamanca: Diputación Provincial, 2003).

Esta fortaleza había sido comenzada a construir en el año 1663 por iniciativa del duque de Osuna, aunque al año siguiente el Consejo de Guerra ordenó su
desmantelamiento. Pasó un largo tiempo hasta que en 1735 se recuperó la tarea de reconstruirla, siendo el encargado de ello Pedro Moreau, quien la convirtió en la joya de arquitectura militar que es aún hoy en día. Allí se estableció un sistema por el que quedaron enlazados tres núcleos fortificados formando un largo eje, siendo estos elementos, en primer lugar, el que podemos definir como núcleo principal o plaza fuerte, un segundo recinto, el llamado Cuartel de caballería o Caballerizas y, finalmente, el reducto de San José. Todo este sistema debía de asegurar la frontera española frente a posibles asaltos portugueses en una zona de especial valor estratégico.

Esta obra cumbre de Moreau cumplió su papel militar durante la Guerra contra la ocupación napoleónica. La fortaleza se puso entonces en manos del genera británico Wilson que mandaba la Loyal Lusitanian Legion, sufriendo en 1808 serios desperfectos por parte del ejército francés, si bien resistió los envites. Pero a mediados de 1810, y ante el fuerte avance napoleónico hacia Portugal, el general Crawford, que estaba al mando del fuerte, determinó replegarse hacia tierras  lusitanas, ordenando antes la voladura de las partes fundamentales de la fortaleza con el fin de que no pudiera ser aprovechada por el ejército francés. Esta acción provocó serios desperfectos en el conjunto, lo que, unido a los daños producidos por haber servido de cantera de materiales al quedar inservible para uso militar, ha  provocado el estado en que llegó hasta nuestros días, si bien, recientemente, y en  un intento de recuperación del recinto, se ha instalado allí un hotel.

A finales de 1737 es ingeniero director, compatibilizando en esos años la atención al Fuerte de la Concepción con otras actuaciones en la zona zamorana y  salmantina, siendo destacable el proyecto de un cuartel para Zamora, cuyo plano  lleva fecha de 1 de junio de 1737 y está firmado en Aldea del Obispo, lo que indica  que allí residía, ocupado intensamente en las obras del referido Fuerte.

El cuartel fue proyectado próximo a la hoy desaparecida iglesia de San Julián y muestra una distribución interior orientada a aprovechar el espacio, pero en nada cómoda, ni mucho menos adaptada al diseño que unos años antes, en 1718, había  propiciado el mariscal Verboom como modelo a seguir en los proyectos de acuartelamientos. Ciertamente que el solar fue determinante para no poder emplear las pautas del mariscal, pues se aprovechaba el edificio del Pajar del Rey, levantado en 1735 pero que resultó inservible. Con el fin de sacar partido al esfuerzo hecho con el Pajar, se decidió hacer el cuartel empleando parte de lo levantado y construyendo otra parte nueva. Sin embargo, antes de proceder a la construcción, se vio que no sería eficaz el cuartel porque apenas había superficie para un edificio de esta categoría entre la iglesia de San Julián y el río Duero (López Bragado, D. y Lafuente Sánchez, V. op. cit. p. 281).

Al año siguiente realizó otro proyecto diseñado con planta rectangular en torno a un patio, más adecuado a las necesidades militares, pero que tampoco se llevó a cabo, en este caso por cuestiones presupuestarias.

En 1739 Pedro Moreau era nombrado ingeniero director con grado de coronel y en 1740 fue destinado a Cádiz, dejando así la dirección del Fuerte de la Concepción como se ha señalado más arriba. En tierras gaditanas hizo proyectos y reformas  para la muralla de la ciudad, siendo ascendido en 1749 a brigadier e ingeniero  director, diseñando en ese año un cuartel de Caballería para la ciudad de Algeciras.

En 1750 regresó a la raya portuguesa, retomando nuevamente las obras en el
Fuerte de la Concepción y firmando en octubre de ese año un interesante proyecto de cuartel en la Villa de Arévalo que, en este caso, sí plasmaba la tipología del proyecto de acuartelamiento diseñado por el mariscal Verboom en 1717 en el «Proyecto General Impreso». En noviembre de ese año también levantaba un plano del cuartel que entonces se construía en Ávila y del que ya se venía ocupando.

Del cuartel de Arévalo hemos de lamentarnos hoy por el hecho de que las
circunstancias económicas llevaran a abandonar el proyecto. El Concejo
arevalense había propiciado su construcción para liberar a la población de tener que dar alojamiento a las tropas en los domicilios particulares, comprometiéndose para ello a sufragar una buena parte de los gastos y hacer aportación de mano de obra por parte de los vecinos. Sin embargo, no mucho después se vio sobrepasado por los gastos que supondría el levantar el edificio y por la dificultad de apoyar manualmente la obra; esto, unido a otras circunstancias, dio al traste con el proyecto de Moreau. Sin embargo, de haberse erigido, habría seguido fielmente las propuestas de Verboom y habría dejado en la ciudad castellana un ejemplo de moderno cuartel en el que primaba la búsqueda de salubridad y comodidad para la tropa y de adecuación a la funcionalidad de la organización militar.

Durante los años siguientes tuvo destino en Zamora y parece ser que llegó a
obtener el empleo de mariscal de campo, no constando datos de su fallecimiento, aunque debió de ocurrir posiblemente en Zamora y hacia 1767 (López Bragado, y Lafuente Sánchez, V. op. cit. p. 288).

De su actividad vale la pena resaltar que la realizó en la península, no siendo
destinado como tantos otros de sus compañeros a tierras americanas. Sus
actuaciones más destacadas fueron acuartelamientos y obras de fortificación, con una intervención singular en el Fuerte de la Concepción que es una de las obras magnas de nuestra arquitectura militar.

 

Jesús Cantera Montenegro
Academia de las Ciencias y las Artes Militares
Sección de Diccionario Biográfico Militar

 

Fuente:

https://www.acami.es/wp-content/uploads/2022/12/El-ingeniero-militar-Pedro-Moreau-web.pdf