En la columna «Historias de la mar de fondo», del digital Diario de Opinión, de Murcia, nuestro asociado el Alférez de Navío, r. Diego Quevedo Carmona, publica la historia del origen del “Gallardete de Comandante”, en los buques de la Armada.
EL GALLARDETE DE COMANDANTE DE LOS BUQUES DE LA ARMADA. SUS ORÍGENES.
Según cuenta la historia, corriendo 1651, el recrudecimiento de la “guerra del corso” por parte de Inglaterra deterioró en gran manera las relaciones anglo-holandesas, lo que hizo necesario el refuerzo de la Armada de los Países Bajos, para poder dar protección a su marina mercante, avecinándose de ese modo un nuevo episodio de guerra en Europa, pues las escaramuzas entre ambas flotas iban en continuo aumento, lo que desembocaría poco después en una guerra abierta entre ambos países, que tendrían su punto álgido en mayo de 1652 en que se librarían cruentos combates por la supremacía del mar.
Así, una flota holandesa, la cual se encontraba al mando del prestigioso almirante Maarten Harpertazoon Troomp, (había sido nombrado “caballero” por Luis XIII de Francia en 1640, y 2 años después por Carlos I de Inglaterra), se preparaba en puerto para el inminente enfrentamiento contra los británicos, haciendo acopio de víveres, munición y hombres para paliar las bajas que pudieran tener en el transcurso de los enfrentamientos contra la escuadra inglesa, que estaba al mando del también Almirante Robert Blake.
Durante esos preparativos previos al combate, que tendría finalmente como escenario las aguas del Atlántico Norte y Mar Báltico, Troomp mandaría izar en el palo mayor de su buque insignia, una gran “escoba”, dando a entender con ello que iba a “barrer” a los ingleses del mar,… circunstancia que no pasó desapercibida para los espías ingleses que tomaban buena nota, para su informe, de todo lo que consideraban de interés.
De este modo, al llegar los informes a Blake, y para responder a la chulería de Troomp, aquel mandaría izar en su buque un “látigo”, dando a entender de ese modo que iba a “someter” a los holandeses,…
El resultado final traería una victoria de la flota británica, que seguiría de ese modo teniendo la supremacía del mar, pero esa circunstancia de la escoba y el látigo, tiempo después llegaría a los oídos del propio Rey de Inglaterra, que requirió un informe del Almirantazgo británico que “diese fe” de lo que había llegado a sus oídos,…
Una vez el informe en Palacio, tras su lectura y convencido el Rey de la veracidad de los rumores, éste adoptó una decisión para que quedara constancia de aquel hecho histórico siendo la consecuencia final el disponer que a partir de ese momento, cada uno de los buques de guerra ingleses lucieran en el tope del mástil mayor una “bandera en forma de látigo” con los colores nacionales en señal de “fuerza”,…
Con el andar del tiempo, esa costumbre terminaría extendiéndose por todas las Armadas del mundo, de modo que a día de hoy está generalizado su uso en cualquier buque de guerra de cualquier país,…
Poco después de aquel enfrentamiento que dio lugar a la anécdota que contamos, el 10 de agosto de 1653, Troomp moría en el transcurso de otro combate naval contra otra flota británica, mantenido en este caso contra la del comodoro George Monck, frente al puerto de Terheijde, cerca de Schevingen, siendo sus restos enterrados con todos los honores, en la iglesia vieja de Delft.
Como decimos, esta más que centenaria costumbre de izar los buques de guerra una bandera con los correspondientes colores nacionales es hoy día de uso en todas las Armadas del mundo, como se muestra en las imágenes insertadas, independientemente de la entidad del buque o del país. Tradicionalmente además, cuando un comandante toma el mando de un buque, suele estrenar gallardete, siendo además uno de los objetos que se suelen llevar de recuerdo cuando dejan el mando de la unidad,….
DIEGO QUEVEDO CARMONA
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