NOTA PRELIMINAR:
Con el objeto de homogeneizar la diferente nomenclatura existente en el mercado respecto al vehículo aéreo no tripulado, utilizaremos a lo largo de todo el documento, como norma general, el término DRON ya que es la palabra más extendida.
Todo ello con independencia de que hay otros términos como RPAS (Remotely Piloted Aircraft System) cuando se quiere mencionar al sistema en conjunto – la aeronave, el enlace de comunicaciones y la estación en tierra – o la palabra UAV (Unmanned Aerial Vehicle), en español vehículo aéreo no tripulado, término que engloba más aparatos de este estilo.
PRESENTACION
En este documento se trata de presentar y analizar el empleo del Dron en el escenario del conflicto, como nueva herramienta a disposición de los Mandos militares en el teatro de la guerra, desde su encaje bélico hasta sus implicaciones en la industria y tecnología de la seguridad y defensa, pasando por su doctrina de empleo y su posible desarrollo en las operaciones militares. Todo ello acompañado por su posible repercusión en los intereses españoles de seguridad y defensa. No hay que olvidar que el Dron ha influido y está influyendo poderosamente en el conflicto de Nagorno-Karabaj y en la actual guerra en Ucrania, por ejemplo.
El impacto del empleo de los drones en las operaciones militares del siglo XXI, en los niveles estratégico, operacional y táctico, se enmarca en la importante influencia de las tecnologías emergentes en la evolución de la guerra, afectando tanto a su naturaleza como a su eficiencia en el resultado de las campañas.
Es verdad que, en los tres últimos años, primero en el conflicto de Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán y luego en la actual guerra en Ucrania, los drones han participado como un arma determinante. En Nagorno Karabaj Azerbaiyán se mostró como un claro ganador apoyado por Turquía ya que oficiales turcos tuvieron un papel clave dirigiendo ataques con drones que desempeñaron un protagonismo decisivo en este conflicto.
En la presente guerra en Ucrania, se han utilizado y se están utilizando miles de drones para detectar posiciones enemigas, lanzar misiles y disparar directamente con su armamento. No solamente ambas partes están desplegando drones militares especialmente diseñados sino también drones comerciales ampliamente disponibles en el mercado. De hecho, esta guerra ha revelado el ingenio ucraniano para emplear o adaptar drones comerciales a su arsenal de capacidades militares.
El principal dron militar de Ucrania – utilizado desde el comienzo de la guerra – ha sido el Bayraktar TB2 de fabricación turca. Tiene aproximadamente el tamaño de un avión pequeño, tiene cámaras a bordo y puede armarse con bombas guiadas con láser. Otro importante dron que han empleado las fuerzas ucranianas ha sido el dron “kamikaze” estadounidense Switchblade.
Rusia comenzó la guerra utilizando principalmente el dron Orlan-10 más pequeño y básico que el turco. En general, las fuerzas rusas pueden apuntar y disparar con sus armas al enemigo en algo menos de 5 minutos después de que un dron Orlan-10 detecta un objetivo. En otro caso, un ataque podría tardar en llevarse a cabo entre 20 y 30 minutos.
Ya entrado el mes de septiembre de 2022, Rusia empezó a desplegar el dron “kamikaze” iraní Shahed-136 que le permitió equilibrar el combate en este tipo de arma en el que había fracasado estrepitosamente debido a la baja calidad de sus componentes electrónicos. A pesar de ser un dron lento y ruidoso ha conseguido destruir numerosos objetivos en territorio ucraniano.
Pero también es cierto que, con independencia del concepto del empleo de los drones que se encuadraba en los primeros bocetos de la doctrina militar de los años 60 y 70 del siglo XX donde se les consideraba como una posible arma que había que tener presente en los futuros conflictos, en los años 90 de dicho siglo la Fuerza Aérea estadounidense proyectaba para la primera decena de este siglo campañas aéreas en las operaciones militares que iban a tener a los drones como protagonistas.
A raíz de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos, el dron se ha empleado profusamente y se ha convertido en un arma imprescindible no solamente para misiones de reconocimiento y vigilancia sino también, y mucha más importante, como instrumento letal de gran eficiencia.
Desde entonces el dron se ha utilizado como arma esencial para atacar objetivos terroristas ya sea en Afganistán o ya sea en varios países de Oriente Medio, aunque no hubiera una guerra abierta. No se debe olvidar que es una tecnología barata que no necesita grandes inversiones ni restructuraciones orgánicas de los ejércitos.
De hecho, se encuentran datos que exponen crudamente la ubicuidad de los drones como armas letales. Los operadores de drones de las fuerzas estadounidenses han lanzado más misiles en la segunda década de este siglo que los pilotos de los cazas F-35 o que los navegantes de las fragatas y destructores. Habitualmente, son gente joven dotada de altas habilidades tecnológicas que dirigen potentes armas de guerra a través de la pantalla de sus ordenadores.
Drones estadounidenses han lanzado misiles tipo Hellfire a centenas o miles de kilómetros de distancia durante la década citada. El número de ataques con drones efectuados por la CIA supera los 14.000 ocasionando la muerte entre 10.000 y 15.000 personas. Los principales “asesinatos selectivos” se han producido en Pakistán, Afganistán, Yemen, Somalia y Siria.
Pero también se han empleado drones en otros conflictos a lo largo del siglo XXI como puede ser en la guerra de Libia, en el Sahara Occidental, en Etiopía o en Gaza. A modo de ejemplo, en Libia desde el año 2011 en que se derrocó a Muamar el Gadafi, se desplegaron drones turcos Bayraktar TB2 en apoyo del Gobierno de Unidad Nacional (GNA) y drones chinos Wing Loong apoyando al Ejército Nacional Libio (LNA).
En la actualidad algo más de una veintena de países disponen de drones de combate operativos. El mercado está dominado por ahora por Estados Unidos e Israel, que disponen de la tecnología punta en este tipo de armas, pero países como Turquía, Rusia, Irán o China, entre otros, también disponen de la tecnología para fabricarlas y compiten por venderlas en un mercado global cada vez más empeñado en disponer de dichos aparatos.
A modo de conclusión, sin duda, ha sido en la guerra en Ucrania, un conflicto convencional inesperado, en el que se ha empleado el dron como un arma letal, moderna y determinante al mismo tiempo que ha mostrado grandes posibilidades de evolución y de jugar un papel cada vez más relevante y capaz de hacer frente con alta eficiencia a los retos que se presentan en los actuales y futuros conflictos, donde se ha dado carta de naturaleza a este vehículo aéreo no tripulado como un actor que va a tener un protagonismo decisivo en la estrategia militar de los próximos años.
JESUS ARGUMOSA PILA. General de División (R)
Ex-Presidente de la Asociación Española de Escritores Militares (AEME)
Fuente:
Revista EJERCITO numero 695. DOCUMENTO