El EMPLEO DE LOS DRONES EN LA ARMADA: PRESENTE Y FUTURO. TCol. I.M. Samuel Morales

En el numero 695, de la revista EJERCITO, se analiza el “El empleo del DRON en operaciones militares”, con varios articulos coordinados por AEME que se publicaran en dias sucesivos.

 

El EMPLEO DE LOS DRONES EN LA ARMADA: PRESENTE Y FUTURO

 

Una visión de casi 20 años de empleo de drones en la Armada

En mayo de 2014 la Armada convocó el primer curso de operador de sistemas aéreos no tripulados que posteriormente formaron parte del núcleo inicial de lo que es hoy en día la 11ª Escuadrilla, encuadra dentro de la Flotilla de Aeronaves. Una unidad que oficialmente fue creada el 10 de julio de ese mismo año, integrando también la antigua Agrupación de Blancos de Tiro Naval.

Pronto se recibieron los primero sistemas “Scan Eagle” del fabricante estadounidense INSITU y se llevó a cabo el primer despliegue a bordo del Buque de Asalto Anfibio “Galicia”. Tras ese primer despliegue, ya no es sorprendente ver como los miembros de esta Escuadrilla proporcionan apoyo a las unidades de la Armada en operaciones en el exterior, así como en maniobras y ejercicios en territorio nacional.

Un apoyo que en 2017 también alcanzó a las unidades de la Fuerza de Infantería de Marina, más concretamente a la Fuerza de Guerra Naval Especial, en su despliegue en Irak dentro de la operación A/I, y que se mantuvo hasta el verano de 2019.

Hoy en día mantiene su participación, a bordo de los buques de la Armada en la Operación “Atalanta” de la Unión Europea en aguas el Océano Índico contribuyendo a la seguridad marítima con sus acciones de vigilancia a distancia en apoyo de los buques desplegados y a la recolección de información sobre diferentes objetivos de interés.

En el ámbito de la Fuerza de Infantería de Marina, los DRONES se localizan tanto en la Brigada de Infantería de Marina “Tercio de Armada” como en la Fuerza de Guerra Naval Especial, con el cometido de proporcionar misiones de obtención. En estas unidades se encuentran operativos sistemas como el “Huginn X-1” de la empresa danesa Sky-Watch o el “Micro RPAS Wasp AE”, que diseña y produce la empresa estadounidense AeroVironment. Desde el año 2014, estos sistemas no solo contribuyen a la obtención de información sobre el terreno, sino que también se han integrado de forma efectiva para permitir la corrección de fuegos de las baterías de artillería.

Más recientemente, en diciembre de 2022, el Centro de Evaluación y Certificación para el Combate (CEVACO), responsable de realizar las Calificaciones Operativas de las Unidades de la Flota, recibió tres unidades del sistema BST “Spayk” que son empleadas durante los ejercicios de tiro en las certificaciones y las calificaciones operativas.

Este sistema cuenta con una unidad remolcadora, un blanco remolcado y una estación de control. Su empleo incrementa la seguridad de las actividades y aportan un mayor realismo y dinamismo en la ejecución de los tiros de superficie frente a una amenaza asimétrica, proporcionando a las dotaciones de los buques y en concreto a los tiradores, tanto en modo manual como en sistemas de armas remotos, un adiestramiento exigente en el manejo de las armas y de puntería dinámica.

Que se puede esperar en los próximos 20 años

En el entorno litoral, una franja geográfica en la que confluyen todos los ámbitos, se producirá la convergencia de sistemas no tripulados de todo tipo, tanto aéreos, de superficie como submarinos, y de las tecnologías de inteligencia artificial asociadas. Esta confluencia supondrá un punto de inflexión en la forma en la que se obtendrá información y se llevarán a cabo ataques cinéticos. Una evolución en la que es predecible que se empleen en mayor número que hasta la actualidad, gracias a la utilización de sistemas comerciales de bajo coste adaptados a los requerimientos militares, que contribuirán a la sensorización del campo de batalla; que también ofrecerán una capacidad de adaptación a la misión a través de una rápida y fácil configuración por módulos y que, finalmente, ofrecerán la posibilidad de operar en modo tripulado o completamente autónomo.

Por una parte, este punto de inflexión obligará a fusionar en tiempo operativo toda la información que se obtendrá en los diferentes dominios para alcanzar, de esta manera, una verdadera ventaja sobre el adversario. Así, esta fusión necesariamente requerirá de la existencia de una plataforma común soportada por un sistema de comunicaciones fiable y gestionada mediante la integración de la inteligencia artificial.

Por otra parte, y en relación al desarrollo de vectores, las líneas de investigación, desarrollo e innovación en el marco de la defensa, apuntan hacia tecnologías que sean capaces de transformar las plataformas militares ya existentes en vehículos remotos operados en cualquiera de los ámbitos y conectados en red, que puedan controlarse remotamente de forma fiable a nivel individual o actuando de forma cooperativa en torno a una misión común, como bandadas a corto plazo y enjambres a medio plazo. Por ello, la combinación de plataformas tripuladas y no tripuladas será una creciente realidad en el futuro.

Además de un incremento en el empleo de los vehículos tripulados remotamente como plataforma para realizar acciones cinéticas y obtener información del campo de batalla, también cabe esperar que estos dos cometidos se extiendan al ámbito marítimo, tanto en superficie como bajo ella. Así, los Long Range Unmanned Surface Vehicle constituirán un sensor en la superficie marítima que podrá llegar a contar con la capacidad de efectuar fuegos, pero además su modularidad le permitirá configurarse para llevar a cabo misiones de guerra electrónica, obtención de información, lucha contra minas, guerra antisubmarina, reconocimiento hidrográfico o como plataforma para el lanzamiento de otros sistemas no tripulados tanto aéreos, como de superficie o submarinos.

También es esperable que se perfeccionen los vehículos autónomos desplegables desde submarinos, un sistema de armas que será vital para penetrar las burbujas A2/AD y que no solo utilizará estos vectores para obtener información, sino también para llevar a cabo acciones de minado ofensivo mediante minas autopropulsadas y autofondeables.

A una distancia de actuación menor, se contará con vehículos con los que se podrá realizar el reconocimiento de puertos antes de la llegada de una fuerza, contribuir a la búsqueda de material hundido en aguas poco profundas, realizar la revisión de daños en las unidades propias o en las instalaciones portuarias, o realizar la neutralización de artefactos explosivos en el entorno litoral, fundamentalmente en aguas costeras o en las instalaciones portuarias.

Pero quizás, el ámbito en el que la revolución será más sorprendente por no haberse implementado apenas hasta la fecha es en el apoyo logístico a las unidades fundamentalmente en tierra, pero también a flote. Este nuevo sistema de apoyo logístico podría articularse sobre una combinación de plataformas de ala rotatoria, tripuladas y no tripuladas, de distintas categorías que podrían trasladar cargas que van desde los 30 a los 1350 kilogramos. Estas tecnologías supondrán una verdadera revolución no solo en la provisión de apoyo logístico, sino también en la prestación de apoyo sanitario a las unidades de primera línea.

Por último, en lo referente al auge de estas nuevas plataformas, es fácil suponer que surgirá la necesidad, ante su incorporación de forma generalizada, de coordinar el desarrollo de los programas en curso con objeto de validar conceptos, doctrina y modos de empleo; lo que permitirá una integración y explotación de estos sistemas más eficaz en las operaciones multidominio como las que se llevan a cabo, necesariamente, en el entorno litoral. Una necesidad que de forma incipiente ya se ha materializado en el Centro de Experimentación de la Marina portuguesa en Troia y que, a corto plazo, tendrá otro pilar con la prevista creación de un Centro de Experimentación de USV/UUV en Cartagena, y otro de UAV en la Base Naval de Rota.

No solo una herramienta que proporciona innumerables ventajas, también una amenaza para la seguridad

Quizás, antes que todo el desarrollo expuesto en el epígrafe anterior, nuestra realidad se vea alterada por el empleo de los drones por parte de actores delincuentes o de adversarios, tanto estatales como no estatales. Un modelo de actuación incipiente en 2014 por parte de los terroristas de Daesh y que, tras la revolución en su empleo a la que se ha visto sometida durante el conflicto entre Ucrania y Rusia, es previsible que se extienda tras la finalización del conflicto.

En este sentido, será previsible que los actores no estatales de carácter violento empleen sistemas comerciales modificados no solo para llevar a cabo sus potenciales actividades delincuenciales, sino también para evitar los sistemas de mitigación basada en la inhibición de las frecuencias comúnmente utilizadas. En cambio, en el caso de los actores estatales, la tendencia de uso podría orientarse hacia el empleo de sistemas comerciales de bajo coste adaptados a las necesidades operativas específicas.

Pero la mayor amenaza contra la seguridad física y la protección de la fuerza provendrá del empleo de estos sistema en bandadas o enjambres utilizando un sistema de control basado en frecuencias poco comunes, en sistemas que integren salto de frecuencias, el protocolo de comunicaciones 5G o incluso que operen sin necesidad de control, de forma autónoma, desde diversas direcciones, altitudes y portando diferentes amenazas que pueden variar desde pequeñas cargas explosivas, sistemas de guerra electrónica y, aunque menos probable, agentes químicos.

La Armada es consciente de esta amenaza y a través de su Fuerza de Protección está preparándose para mitigar esta amenaza emergente. Por ello, desde el pasado mes de noviembre, integra la amenaza de sistemas aéreos no tripulados en los ejercicios de seguridad física “Cancerbero” que se desarrollan con carácter semestral y que involucra a las unidades e instalaciones de todo el territorio nacional.

El auge de esta amenaza y la capacidad disruptiva que posee hace plantearse la necesidad de la creación de un centro de excelencia a nivel OTAN o Unión Europea para mitigar su impacto, no solo sobre la protección de la fuerza, sino también sobre la seguridad física.

A modo de conclusión, nos encontramos ante una combinación de tecnologías, las aeronaves pilotadas remotamente y la inteligencia artificial, que comienzan a influir de forma significativa en el campo de batalla. Su desarrollo está alcanzando ritmos exponenciales que nos obligan a ir el doble de rápido si queremos mantenernos entre los países que cuenta con capacidades decisivas, no solo desde el punto de vista de su empleo, sino también de su mitigación. Es en el entorno litoral, una franja geográfica que incluye el mar y la tierra y en la que se concentra más del 60% de la población mundial, el único espacio donde estas nuevas tecnologías confluirán en todos los ámbitos en los que se desarrollan las operaciones militares.

 

SAMUEL MORALES MORALES

Teniente Coronel

Jefe del Estado Mayor. Fuerza de Protección de la Armada