Coronel Gaspar de Portolá Rovira, conquistador de la costa Este de los EE.UU.

La web de la Academia de las Ciencias y las Artes Militares, publica este interesante articulo que da fé de la presencia de la Corona de España en la civilización de los territorios de la costa Este de los Estados Unidos.

 

El 3 de junio de 1770 el Gobernador Portolá toma posesión de California en nombre del Rey de España, bajo las salvas del navío San Antonio.

 

Gaspar nace en Os de Balaguer, Lérida, en 1717 o1718, sin poder precisar exactamente el año, dada la carencia actual de partida de nacimiento. Cuarto hijo de don Francisco de Portolá y doña Teresa de Rovira, ambos de familia noble. El 6 de agosto de 1734 ingresa como alférez de Caballería en el recién creado Regimiento de Dragones de Villaviciosa. En 1742 pasa al Regimiento de Dragones de Numancia, con el mismo empleo. Al año siguiente asciende a teniente.

A partir de 1744 inicia una activa vida de combatiente en Italia durante la alianza hispano-francesa contra Austria y Cerdeña. Participa en los sitios de Demont, Tortona, Valencia de Po y Cuneo. Así como en las batallas de Tánaro, Tidone y Piacenza. Mención especial hay que hacer de la batalla de Madonna del Olmo, buena muestra de la superioridad de la Caballería española en Europa y de donde salió herido en combate.
En 1762 participa de nuevo en conflictos vinculados a la alianza hispano francesa, esta vez en Portugal durante la Guerra de los Siete Años.
En 1764 como flamante capitán es destinado al Regimiento de Dragones de España creado en ese mismo año en el Virreinato de Nueva España. El nuevo Virrey, Marques de Croix, le ordena en 1767 que pacifique la rebelión de los indígenas nativos en la convulsa región de Sinaloa y Sonora. Con la misión no consumada se le nombra Gobernador de las Californias.

Pronto recibirá un encargo delicado en su residencia en Loreto. Se trata de llevar adelante en su territorio la expulsión de los Jesuitas, ordenada en España por Carlos III. Estos habían establecido 15 misiones en 72 años y los nativos acogidos en ellas estaban bajo la exclusiva atención de la Compañía de Jesús. Portolá cumple su objetivo con grandes carencias, en un pequeño barco con Dragones. Pero de forma caballerosa y correcta, comunicando al encargado de la Orden en California, con lágrimas en los ojos, la triste noticia. Había que hacer el relevo con una nueva orden en las misiones.

Tras seis meses de penosa espera, el mallorquín Fray Junípero Serra, encargado de los franciscanos, se encuentra en Loreto con el Gobernador para hacerse con el duro cometido. Parecía que acababan aquí las dificultades, pero no hacían más que empezar.

No hay tiempo para la tranquilidad y el Visitador General José Gálvez elige al Gobernador Portolá para mandar la primera expedición española en la Alta California, que hoy son los Estados Unidos. Había razones importantes para extender el territorio hispanoamericano al norte del Pacifico. Una era el facilitar el acceso del Virreinato de Nueva España a Filipinas. Otra frenar la conquista de estas tierras por parte de los ingleses, pero, sobre todo, había que cortar en seco el evidente afán expansivo de Catalina II de Rusia hacia el Pacifico una vez sobrepasado por los rusos el estrecho de Bering. 

Sebastián Vizcaíno ya había realizado una exploración en las costas de la Alta California entre 1595 y 1602. Ahora se trataba, por las razones citadas, de la ocupación y colonización de San Diego y Monterrey
La expedición a los dos centros costeros se va a estructurar en cuatro bloques, dos navales con carácter logístico para provisión de futuros presidios y misiones, con los navíos San Antonio y San Carlos y otros dos por tierra, uno mandado directamente por el gobernador Portolá, acompañado por Serra y otro por el capitán Fernando de Rivera.

El 1 de julio de 1769 habían llegado al puerto de San Diego los distintos expedicionarios con grandes dificultades. Allí plantearon la fundación de una misión y un presidio, que serían los primeros en la Alta California. Dos semanas después, mientras Serra se queda organizando la pionera misión de San Diego de Alcalá, Portolá decide emprender la marcha a Monterrey en la costa norte. Lo intentaron hasta el 21 de enero de1770, también por tierra y por mar, pero les fue imposible localizar el territorio citado por Vizcaíno.

No obstante, la expedición infructuosa a Monterrey trajo grandes novedades como el antecedente del Camino Real de las futuras expediciones por la Alta California, el primer avistamiento europeo de la imponente bahía de San Francisco o el descubrimiento de las longevas y grandiosas secuoyas rojas donde se montará el campamento de Palo Alto, haciendo referencia al inmenso árbol, nombre actual de la ciudad junto a Silicón Valley. A la fracasada vuelta a San Diego, Serra le dijo al Gobernador «que había ido a Roma, pero no había visto al Papa».

Portolá no se rinde y plantea de inmediato un segundo viaje para cumplir las órdenes recibidas. También por tierra y mar y esta vez sí lograron dar con Monterrey. El 3 de junio de1770 el Gobernador Portolá toma posesión de California en nombre del Rey de España, bajo las salvas del navío San Antonio. Allí se inaugurarán también un Presidio y la Misión de San Carlos Borromeo.

Mientras Junípero Serra se queda para llevar adelante sus cometidos misioneros, Portolá decide volver a rendir cuentas de su largo viaje por tierra de más de 2.000 quilómetros a sus superiores en Nueva España. Los dos amigos que lideraron la intervención militar y religiosa en las Californias ya no se volverán a ver. Unos se quedan y otros vuelven, pero todos tienen el orgullo y la satisfacción de haber cumplido a rajatabla las órdenes recibidas. El Gobernador tiene felicitaciones por todas partes, incluidos, por supuesto, sus subordinados, pero en todo momento Portolá prescindió de autoelogios.

En 1771, por sus méritos le fue otorgado el ascenso a Teniente Coronel. Pidió entonces una licencia temporal en España por motivos familiares. En 1774 fue destinado al Estado Mayor en Barcelona y dos años después el Rey le nombra Gobernador de la Puebla de los Ángeles, de nuevo en América. Cuando tomó posesión del cargo ya había ascendido a Coronel. Tan eficaz fue su nueva tarea que se mantuvo en ella nueve años.

Vuelto a España se hizo cargo del mando de su querido Regimiento de Dragones de Numancia. En 1786 será elevado a la categoría de teniente del Rey de Lérida como jefe de las fuerzas militares locales. Era el segundo cargo en el territorio, tras el Gobernador.

En octubre del mismo año fallece de un ataque de apoplejía. Hoy sus restos permanecen en la actual parroquia de San Pedro en Lérida. Siendo soltero cedió toda su fortuna a obras pías.

En la actual California guardan múltiples recuerdos de este querido colonizador, lugares históricos, escuelas, centros sociales, parques, avenidas, barrios y ciudades. Una de ellas Ciudad de Portolá en la bahía de San Francisco.

No obstante, en España, quitando su Cataluña natal que cuenta con calles placas y esculturas de referencia, así como la Asociación de Amigos de Gaspar de Portolá, no tenemos demasiados recuerdos de este militar pionero en abrir las puertas a la exploración del territorio del actual suroeste norteamericano.

Aurelio Valdés Coronel de Artillería (R) Academia de las Ciencias y las Artes Militares Sección de Diccionario Biográfico

Fuente:

https://acami.es/portfolio/biografia-de-gaspar-de-portola-rovira/