CAMINO DE SANTIAGO A CABALLO. Diego Estrada

En el marco del Plan de Colaboración de Asociados(PCA-AEME 2023-24) Diego Estrada Fernandez , Ingeniero, Arquitecto, Inspector de Finanzas, Auditor….., polifacético asociado  publica el siguiente trabajo.

 

CAMINO DE SANTIAGO A CABALLO.

 

En el año 1993, año compostelano, participé con la Organización Mundial de Turismo Ecuestre, (OMTE), en la marcha a caballo para hacer el Camino de Santiago, desde Santander, por Burgos, León, Ponferrada, Pedrafita del Cebreiro, Portomarín, Arzúa, Lavacolla, y Santiago de Compostela.

De forma casual, mi grupo coincidió con jefes y oficiales de Caballería que partían de la Academia de Caballería de Valladolid y que también hacían el Camino a caballo; iban algunos jinetes del Escuadrón montado de la Guardia Civil de Valdemoro, del Escuadrón de Honores de la Guardia Real, y de la Policía montada de Barcelona y Madrid. Por último, en Pedrafita del Cebreiro coincidimos con la Nobleza Europea.

A caballo o en bicicleta, se gana la compostelana y las indulgencias, con un recorrido de 200 km, y a pie con solo 100 km.

El ambiente de los 3 grupos de jinetes fue extraordinario y de mucho compañerismo, nos comunicábamos en varios idiomas y usábamos los mercados de ganado como alojamiento de los caballos. Compartíamos veterinarios, herradores y mozos e íbamos patrocinados por empresa de alimentación para équidos, concretamente Purina Gallina Blanca.

Se dormía poco y se madrugaba, pues además del aseo personal, cada jinete tenía que hacerlo con su caballo y dejar la cuadra en las mismas condiciones que se la encontró, es decir completamente limpia.

Una vez llegamos a Compostela, con gran jubileo y alegría más de 120 caballos, nos sellaron la Compostelana, documento que acreditaba el comienzo y final del recorrido, y lugares por donde pasamos. Estos trámites se hacían en la Casa del Peregrino en Compostela.

Al día siguiente en la Catedral, en la misa del Peregrino, de acción de gracias, se citaban las distintas agrupaciones y grupos de jinetes, procedentes de distintos lugares del mundo, también los que lo hacían a pie o en bicicleta.

Según las estadísticas de 2.019, la modalidad de hacer a caballo el Camino de Santiago, revistió tan solo el porcentaje del 0,17. La más generalizada, fue la modalidad de a pie con un 91,53%, y con un 8,30 lo fue en bicicleta. Todo ello referido a 347.578 peregrinos de dicho año. También puede hacerse a vela o en silla de ruedas.

Para acoger a los participantes, pues se convirtió en la primera marcha Ecuestre Internacional Camino de Santiago, el Ayuntamiento de Valderredible, Cantabria, acondicionó una finca que fue el punto de encuentro de los jinetes participantes, disponiendo del plazo de 5 días para la recepción de caballos y equipos de apoyo.

El 1 de septiembre se puso en marcha la comitiva, cuyo primer objetivo fue Burgos, para lo que se recorrió un total de 51 km. Las siguientes etapas recorrieron desde 17 km al día hasta 58 km, programándose en los 16 días, 3 jornadas de descanso. Participaron 22 empresas de Turismo Ecuestre de España, y otras tantas de otros países extranjeros.

Los jinetes aceptamos unas recomendaciones de carácter general, a tener en cuenta en este tipo de marcha a caballo, según figura en los siguientes grupos:

El jinete o amazona: La marcha de 15 días de duración y recorrido de 500 km, requiere unas características distintas a las de un jinete de fin de semana o de picadero, toda vez que la marcha a Compostela no es un paseo ni un raid, ni una competición de velocidad. Aquí gana el más prudente o hábil, conoce mejor a su caballo y sus posibilidades incluso las suyas propias. El jinete debe ser resistente y preparado para pasar muchas horas a caballo, no pudiendo ser el que más galopa, sino el que marcha al paso principalmente con algún trote y casi ningún galope. Debe ser austero y resignarse ante contratiempos, sin perder la calma ni la paciencia, e incluso preparado para apearse de su caballo y seguir a pie cuándo el mal camino o el cansancio físico del animal así lo aconsejen.

Equipo del jinete: El atuendo debe ser cómodo, desde los pantalones de montar hasta los vaqueros, con el consabido respeto a los pliegues y roces. Las botas pueden ser alta, camperas o botines, en función del calor y comodidad. Como cobertura de cabeza, lo mejor será el sombrero de paja. En relación con el chubasquero, es aconsejable el de capa, que puede cubrir la grupa del caballo, e incluso el borrén y todo lo sujeto a él, como la manta, saco de dormir, y bolsa estribera. Las espuelas no son aconsejables en este tipo de marcha, pues no hay pasos difíciles  ni cortados. Se dispuso de un furgón para guardar paquetes y equipajes, por lo que no hubo que limitarse en ropa y accesorios.

El caballo de marcha: Puede ser cualquier corcel capaz de portar el peso de su compañero y del equipo durante 15 días, es decir un caballo rústico y fuerte, capaz de pasar frío y calor, aguantar lluvia e incluso nieve y por supuesto poder dormir alguna noche al raso, o a la semi intemperie. Tampoco debe de darle miedo los perros, vacas, o asustarse de los camiones. Debe ser capaz de atravesar una población con ruido.

Muy importante saber, es que el caballo no conoce a otros congéneres, y aquí cito a los caballos enteros, aunque con el cansancio de los días, va perdiendo el instinto sexual. Siempre debe ir auto señalado con un lazo rojo en el comienzo del maslo.

El casco del caballo es algo muy importante, deben ser sanos y fuertes, incluso para andar varios kilómetros descalzo, en caso de perder una herradura. Debe estar preparado para cabalgar durante muchos kilómetros por malos caminos.

El grado de rusticidad de un caballo, se consigue con la preparación progresiva y entrenamiento. El caballo debe tener un paso largo y con buena cadencia, sin grandes braceos o elevaciones, cubriendo largas distancias al tranco, y así evitar la pérdida de energías.

Equipo del caballo: Lo más importante es la montura, no solo debe ser cómoda, sino muy cómoda para el binomio caballo-jinete, teniendo en cuenta que un caballo rozado en la cruz es el final de la marcha, y por tanto el uno como el otro, pasarán al vehículo de transporte.

Durante la marcha deberá llevar la cabezada de cuadra y el ronzal con mosquetón, para atarlo de inmediato en caso de necesidad. Tampoco habrá que olvidar las alforjas, sujetas al borren trasero y la bolsa estribera sujeta al borren delantero. también la cantimplora plana, sin perjuicio de que la organización garantizó periódicamente, asistencia de bar y de bocadillos, al igual que las ciudades por las que discurre el camino.

En relación con el martillo, tenazas, herraduras y clavos, la Organización dispuso de un vehículo de herraje y maestro herrador, al igual que de botiquín y de los primeros auxilios

El radioteléfono acompañó a los expedicionarios enlazándolos con el apoyo logístico, sin perjuicio de que todos los Ayuntamientos y destacamentos de la Guardia Civil, por dónde trascurrió la expedición a caballo, se encontraron alertados, ofreciendo su total apoyo y bienvenida.

El autor, Diego Estrada, en Santiago de Compostela

Y con estos consejos hasta Santiago, cuyo día de llegada nuestros caballos desfilaron por las viejas e históricas calles Compostelanas, oyéndose los chasquidos de sus cascos como anticipo de los clarines del jubileo, el abrazo al Santo, el botafumeiro, y el paso de nuestros jinetes bajo el pórtico de la gloria

LAS ENSEÑANZAS DEL CAMINO.

Astronómicamente, porque la ruta trazada por la Vía Láctea (Brújula Celestial), coincidente en el cielo con el Camino de Santiago, guió durante siglos a millones de peregrinos.

Artísticamente, por el desarrollo del llamado estilo de peregrinación, “Escultura románica”, cuya evolución puede seguirse hasta culminar en el Pórtico de la Gloria. En la pintura, plasmada en el panteón de San Isidro de León. Y en la arquitectura, por el discurrir entre monasterios románicos y catedrales góticas.

Turísticamente, por el paisaje, disfrutando de la providencial sombra de chopos, robles y castaños, así como de los diversificados productos típicos de su rica gastronomía´.

Religiosamente, por el renacimiento en España de un nuevo espíritu religioso, iniciado en 1989, por el Papa Juan Pablo II, en su segundo viaje a Compostela, en el encuentro con medio millón de jóvenes procedentes de todo el mundo, y que hoy se reafirman masivamente como la juventud deseosa de obtener la gracia del jubileo, al visitar el templo compostelano, los años como el pasado 2.021 y que por motivo de la pandemia se prolonga al actual 2.022, segundo año Xacoveo. Y así llegamos al “Monte do Gozo”, dónde todos los peregrinos lloramos de emoción al contemplar las primeras imágenes de Compostela, dominadas por las Torres de la Catedral, la meta deseada. Después, entonamos el Tedeum de Acción de Gracias por encontrarnos en la meta o final del Camino, sanos y salvos. Atrás quedaron cientos y cientos de kilómetros, semanas de hambre y fatiga, pero llevamos la satisfacción de que por primera vez hicimos el Camino, y conseguimos el jubileo y la Compostelana.

SOBRE EL ARTE DE BIEN MANDUCAR.

El Camino está jalonado por fondas pensiones, ventas, restaurantes, hostales y hoteles, donde siempre puede visionarse la rúbrica “Menú especial para peregrinos”, a precio económico, mostrando la Compostelana y en otros casos con solo el olor a sudor y mochila al hombro, es suficiente.  El Camino es el mejor mostrador gastronómico de la energética comida del Norte de España, la que admiran principalmente los peregrinos extranjeros:

Potajes, estofados, churrascos, gigotes, aves y pescados, usando las marmitas y pucheros. También legumbres y carnes, garbanzos garbanzuelos y galganas. El famoso rabo de buey, relleno de miga, huevo y perejil, tocino, chorizo y morcilla de Burgos, que constituyen los típicos platos de estos parajes. Las alubias, blancas, pintas o rojas, en forma de estofado, fabada o de olla podrida.  También es típico el cangrejo de río, que se come con los dedos, chupando el animalito de pies a cabeza o de bigote a cola. Y así sucesivamente hasta llegar a la “Queimada gallega”, que no es más que un conjuro para que en una reunión de peregrinos, se materialicen las almas de todos los ausentes queridos (¡ay la morriña!) y tomar todos juntos una copa.

¡Feliz Camino!

Por Diego Estrada Fernández. Delegación Málaga.