CAINISMO POLICIAL. Antonio Mancera

 

El cainismo es una conducta animal, que suele darse por ejemplo entre pollos de aves rapaces para asegurar la supervivencia de uno de ellos acaparando la comida y la atención de sus padres en detrimento de la propia vida del otro. Según los expertos existen dos tipos de cainismo: el obligado y el facultativo. El cainismo obligado ocurre siempre en la especie animal que lo practica de forma habitual, al margen de condiciones ambientales; mientras que el cainismo facultativo puede darse o no en alguna especie determinada, ocurriendo generalmente cuando los recursos son escasos, este último es el más común de los dos.

Elijan ustedes el que más les convenga para lo que he catalogado como “cainismo policial español” y quédense con lo de español, porque es importante, ya que los españoles por naturaleza somos «cainitas».

Pero dejemonos de animales, aunque todo tiene que ver y si no que se lo pregunten al cabo de la Guardia Civil ingresado tras sufrir un infarto por un tema de acoso por parte de una funcionaria de Policía Nacional mientras desarrollaba su trabajo en Algeciras. Si consultamos la RAE, nos dice que el cainismo es una “actitud de odio o animadversión contra allegados o afines”, por tanto el «cainismo policial» sería «la actitud de odio o animadversión de un policía contra otros policías».

Pongamos algún ejemplo de “cainismo policial”, el pasado 2 de septiembre en Algeciras, una inspectora jefe de Policía Nacional provocó el infarto de un cabo de la Guardia Civil, al ser increpado y acosado por esta agente y varios policías a sus órdenes cuando el guardia civil junto a su compañero se encontraban desarrollando las funciones propias de su cargo en cuanto a Resguardo Fiscal se refiere. No era la primera vez. ¿Cainismo policial?, probablemente, ¿envidia por un servicio bien hecho?, seguramente, ¿oportunismo policial?, también. Aunque lo peor es que esta intromisión real en las competencias exclusivas de la Guardia Civil, ha salido a la luz pública porque el agente de la Guardia Civil tuvo que ser ingresado en estado grave.

Pero no es la única, ha habido más en esa zona. La UIP monta controles en el recinto portuario, la Brigada Móvil está presente en cada uno de los ferris que vienen de Ceuta y controlan no sólo a pasajeros, también a vehículos y unos metros antes del control fiscal de la Guardia Civil, realizan incluso registros de mercancías y cacheos; hace unos años, cuando esta campaña orquestada desde el propio Ministerio de Interior no había comenzado, los agentes de Policía Nacional solo se limitaban a lo que les compete, al control de documentación de los procedentes de Tánger, ya que a los que procedían de Ceuta se les controlaban de modo previo al embarque.

Pero todo esto, las buenas formas, cambiaron desde que José Antonio Rodríguez, comisario de Policía Nacional, conocido por su cercanía al PSOE y por una especial animadversión hacia la Guardia Civil, fue puesto al frente del Gabinete de Coordinación de Estudios del Ministerio de Interior.

Volviendo a esta inspectora jefe, esta agente tiene alguna que otra intervención más de este estilo en su peculiar haber, ya que no sólo se cree, también se sabe impune, y aunque sigue la hoja de ruta que le han marcado, seguramente recibirá un «tirón de orejas», pero no por injerir en el trabajo de la Guardia Civil, si sucede será más bien por no seguir la hoja de ruta al pie de la letra, es decir, hacerlo de forma pausada, constante y sin hacer mucho ruido para que la opinión pública no se alerte, ya que suele entrar en las competencias de Guardia Civil como un elefante en una cacharrería, con ínfulas de grandeza, que hacen que incluso se permita el lujo de exigir que los agentes de la Guardia Civil cumplan únicamente sus órdenes, por encima de las de sus mandos naturales y por encima incluso de la propia Autoridad Portuaria, y que llegó a exigir en otro servicio, en el que guardias civiles habían encontrado en un camión 400 kilos de marihuana, le fuese entregado el alijo para ser ella la que practicase las diligencias y llevarse el mérito de un trabajo que no había realizado, no será la última, tanto de ella como de otros muchos de sus compañeros que suelen actuar igualmente de forma impune y siguiendo las directrices políticas, sin temor a represalias, ni de sus jefes directos, ni por supuesto del Ministerio de Interior. Al parecer hay muchos comisarios Villarejo en nuestro cuerpo hermano.

El comisario José Antonio Rodríguez, accedió a un puesto técnico que durante tres décadas había venido ocupando un coronel de la Guardia Civil, por decisión del propio Presidente del Gobierno, un puesto al que ahora el Gobierno ha decidido quitarle el carácter de «técnico» para convertirlo en “político”, para de esta forma mantener en el puesto a este auténtico “comisario político”,  a pesar de haber pasado a la situación de jubilado, convirtiéndolo para ello en la nueva Dirección General de Coordinación de Estudios.

De este “comisario político”, de esta dirección general dependen varias áreas, curiosamente todas las operativas están mandadas por comisarios de policía, excepto una, no operativa, que está al mando de una teniente coronel del Cuerpo; del “comisario político” de Sánchez en el Ministerio depende, además de la coordinación, las competencias y las relaciones entre los distintos cuerpos policiales, la administración de los fondos reservados del Ministerio, lo que nos llevaría, si fuésemos mal pensados, a entender la impunidad de los policías para ingerir en las demarcaciones y en las competencias de Guardia Civil, y lo que explicaría entonces que aquello que nos contaron como un descuido, algo accidental, la falta de esos fondos para la UCO, fue algo premeditado y a comprender el verdadero motivo por el que fue cesado el coronel Corbí, descabezar una unidad que venía acaparando éxitos, tanto en la lucha contra la delincuencia de cualquier tipo, como en el caso de las desapariciones más mediáticas.

En ciertos círculos políticos se comienza a escuchar que lo que se pretende para España es el modelo policial de Bélgica, donde la Gendarmería y la Policía Judicial fueron disueltas tras un escándalo entre ambos cuerpos policiales para crear una nueva policía. Lo malo es que ese modelo tiene sus lagunas, aquí no hay o de momento no se ha dado un “Caso Dutroux” que haga tambalearse a todo el Gobierno y que propicie la dimisión de algunos ministros; en principio porque aquí no dimite nadie y en segundo lugar, el principal y más sangrante para estos visionarios, es que la Guardia Civil está demostrando ser eficaz y eficiente. Evidentemente hay otros modelos en nuestro entorno más cercano, como el francés, el italiano, el portugués…, similares al español, y que junto a la Guardia Civil forman la Eurogendfor, la Fuerza de Gendarmería Europea, modelos policiales similares al español y que funcionan bien, principalmente porque no tienen injerencias políticas y que al parecer los líderes de esos círculos políticos no han conocido todavía, o no han querido conocer.

Se está permitiendo e incrementando esa intromisión en las competencias exclusivas que la ley marca para la Guardia Civil no solo a Policía Nacional. Ahora tenemos también el ejemplo de los Mossos de Escuadra, que sin ningún pudor han presentado su “policía marítima”, aunque sin competencias legales para ello, y lo han hecho con el beneplácito del propio Gobierno central, que además a través del Ministerio de Fomento formará a los patrones de estas embarcaciones. Todo muy surrealista, es decir absurdo e irracional..

Esta campaña orquestada, esta verdadera hoja de ruta viene de largo, precisamente en septiembre de 2019, Policía Nacional desplegó en la sierra madrileña, un gran número de medios y de personal que presentó de forma ostentosa ante la opinión pública, tanto a través de los medios de comunicación afines al Gobierno, como a través de una campaña en redes sociales, donde se hacía énfasis del trabajo de Policía Nacional silenciando y obviando el trabajo de Guardia Civil y sus distintos especialistas en la zona, trabajo en el que llevaba el peso el benemérito instituto al desarrollarse el caso en su demarcación y siendo competentes, con personal, material y medios especializados para hacerlo, pero era un caso mediático, ya que se trataba de hallar a Blanca Fernández Ochoa, desaparecida, y cuyo cadáver fue encontrado finalmente por un guía del Servicio Cinológico del Instituto armado y su perro, fue una más, un patinazo que además les salió mal, porque entonces, ni siquiera el ministro de Interior que había enviado a Policía Nacional a quedarse con el caso, pudo pasar por encima de las competencias de la Guardia Civil.

Hay otras muchas, sobre todo en casos y operaciones mediáticas o cuyos resultados pueden llegar a serlo, si no hay cámaras no se acercan. Pero es curioso ver, cada vez que hay un caso que lleva Guardia Civil en su demarcación y hay periodistas y cámaras en el lugar, como una patrulla o un vehículo oficial de Policía Nacional está cerca, acaparando los primeros planos.

Una intromisión que con el tiempo puede llegar a provocar, como en el caso de Algeciras, además de incidentes entre cuerpos policiales, resultados más graves.

Alguien entiende que se envíe a ocho funcionarios civiles, con armamento de guerra, con uniformes militares, utilizando vehículos militares, a una misión militar liderada y coordinada por el Ministerio de Defensa, a una zona de guerra, donde durante 20 años la Guardia Civil estuvo desplegada junto a las Fuerzas Armadas y donde los guardias civiles demostraron ser eficaces y eficientes, además de competentes para estar allí, si no fuese por una decisión política para desplazar a la Guardia Civil de sus competencias y sus cometidos específicos, entre las que la Ley destaca la de “Desempeñar misiones de carácter militar bajo dependencia del Ministerio de Defensa”, pues alguien decidió enviar a ochos policías, GEOS sí, pero policías civiles en una misión militar, no es el primer caso en que este grupo ha participado en operaciones que no son directamente competencia suya, ya enviamos a los GEOS como especialistas de montaña a demarcación de Guardia Civil, donde ya había unidades específicas y especializadas en rescate de montaña como los GREIM, con más experiencia y más medios, metiéndolos “con calzador”, por decisión política, en la búsqueda de Blanca. Y si alguien no lo entiende, lo comprenderá menos al saber que una decena de comisarios de Policía Nacional han realizado ya el curso de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, incongruente ¿verdad?, pues todo esto sólo se puede entender si tenemos claro que todo forma parte de una hoja de ruta para menoscabar la imagen y poner en cuestión las funciones de la Guardia Civil, haciendo ver que la policía civil puede asumir funciones militares. Algo así como una policía político-cívico-militar, fácil de manejar políticamente, una incongruencia de aquellos que se quejaban del carácter militar de la Guardia Civil y ahora pretenden asumir ese carácter militar; de momento los hemos visto desfilar junto a las Fuerzas Armadas, realizar el Homenaje a los Caídos como si de militares o guardias civiles se tratase y pronto los veremos en el izado de la bandera el día de la Hispanidad o de las Fuerzas Armadas o celebrando el día del Veterano junto a militares y guardias civiles, y si no, al tiempo.

Con el tiempo puede que veamos a voluntarios de Protección Civil armados, en misiones internacionales, como “apoyo” a las unidades militares.

ANTONIO MANCERA CÁRDENAS

Guardia Civil retirado

Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores

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