AEME. Jornada de Seguridad y Defensa: Texto integro de la Ponencia «RIESGOS Y AMENAZAS EN EL PRIMER TERCIO DEL XXI.»

El  pasado día 10 de abril, se ha celebrado en el Centro Civico de Villanueva de la Cañada, una Jornada de Seguridad y Defensa, baja el titulo LA NUEVA ERA GEOPILITCA.  En el marco de esta Jornada el Presidente de AEME presentó la Ponencia «Riesgos y Amenazas en el primer tercio del XXI».   El video de la Jornada, se puede seguir en  10 de abril. Villanueva de la Cañada. Jornada: «LA NUEVA ERA GEOPOLITICA» – Asociación Española de Militares Escritores ,  para mas facilidad, dado que el texto hubo de comprimirse al tiempo marcado, a continuación se transcribe el texto integro de la Ponencia:

 

 

RIESGOS Y AMENAZAS EN EL PRIMER TERCIO DEL XXI.

Buenas tardes.

Gracias por la asistencia y por la participación de tantas asociaciones tan interesantes que trabajan para la Cultura de Defensa, gracias también al Ayuntamiento de Villanueva de la Cañada.
Me encomiendan que dé unas pautas de lo que podrían ser los riesgos y amenazas en el primer tercio del siglo XXI, debo decir que todos hemos asistido mediáticamente a la mayoría de las manifestaciones de las segundas y a la inquietud que nos han deparado los primeros, y probablemente asistiremos a más de ambos.
A efectos de entendernos, RIESGO es todo aquello que es susceptible de producir daño, por ejemplo, la detención por el adversario de armas de destrucción masiva, en especial las nucleares, pero hay otras, como, las biológicas, las químicas, y las radiológicas, su posesión por potencias agresivas es un gran riesgo.
AMENAZA es aquel riesgo que se transforma ya en daño y produce sus efectos, por ejemplo, la invasión de Ucrania por la Rusia de Putin.
Ambos, riesgos y amenazas son objeto de análisis y definición en las instituciones de Seguridad Nacional respondiendo a ellos con los órganos disponibles, en especial los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (FCSE), la Defensa Nacional y otros órganos de la Administración del Estado, así como la Sociedad Civil.
Si analizamos el devenir de los acontecimientos en este ya avanzado siglo XXI destacamos la emergencia del terrorismo de origen islamista cuyos ataques significaron el primer recurso de Estados Unidos al Artículo V del Tratado de Washington, por los acontecimientos del 11 de septiembre ; después vendrían las sucesivas llamadas a “las guerras contra el terror”, desarrolladas contra la insurgencia de Afganistán e Irak, predominando una reacción occidental de contrainsurgencia bajo el liderazgo de Estados Unidos, al que se adhiere España en Afganistán desde el año 2002 hasta el 2021, y en Irak para retirarse unilateralmente en 2004.
Mientras tanto, en el extinto régimen de la antigua Unión soviética, el electo Primer Ministro de la Federación Rusa, Vladimir Putin, arrasaba Chechenia y sus deseos secesionistas en 1999-2000, dando muestras de sus procedimientos; estas acciones tuvieron reacciones inmediatas del terrorismo checheno cometiendo gravísimos atentados en varias localidades rusas, en especial en Moscú donde cometieron crímenes execrables reprimidos de forma bastante poco profesional por las autoridades rusas.
Las secuelas de aquellos acontecimientos dejaron grandes derrotados aparentes que más tarde surgirían de forma más dispersa, pero enormemente significativos, en Europa, en especial en Madrid, Londres, y más tarde en Bélgica, Francia, Alemania, Dinamarca, Suecia, etc, ahora extendidos localmente en variadas formas, destacando los “lobos solitarios”. que sin obediencia directa de las grandes organizaciones terroristas islámicas irrumpen inopinadamente para esparcir el terror.
Paralelamente, la Federación Rusa, después de la Conferencia de Múnich del año 2008, donde Putin expone ya sus reivindicaciones, comienza su política de expansión sobre los territorios considerados rusófilos impidiendo su libre ejercicio de soberanía, la Guerra de Georgia y la segregación de Abjasia y Osetia del Sur son las primeras capturas de esa nueva política rusa.
Se puede admitir que en este primer decenio, las FCSE son las protagonistas para desactivar estas amenazas en los diferentes Estados europeos y para prevenir los consiguientes riesgos, y las Fuerzas Armadas (FAS) mantienen unas capacidades distantes a las necesarias para el combate de alta intensidad, predominando unas operaciones de apoyo a la paz y humanitarias, con la excepción quizás de las de Mantenimiento de la Paz, empleadas en las fases más problemáticas de los conflictos de los Balcanes, y Afganistán, y también en ciertos momentos en Irak, con la excepción de Estados Unidos que emplea toda la gama de capacidades en los Teatros en que participan.
Es de destacar una gran influencia de Estados Unidos, una Rusia inicialmente expansionista, pero no amenaza para la paz, al menos el Concepto Estratégico de la OTAN del 2010 no lo esgrime como tal, un aumento significativo de la presencia económica de China en el Mundo, sin demostraciones de fuerza militar evidentes, y con una ventaja tecnológica creciente.
Durante el segundo decenio, el riesgo que señalaba Vladimir Putin en 2008, de su rechazo al orden internacional heredado del fin de la URSS, se transforma en amenaza con el revulsivo de los acontecimientos de Maidán en 2013 , y la deposición del proruso presidente Yanokóvich; la invasión de la República Autónoma de Crimea y de la Ciudad Federal de Sebastopol, sin apenas combates, por la Federación Rusa, la celebración de un referéndum en la zona y la anexión a Rusia de ambos territorios adoptada por la Duna, suceden en menos de dos meses en los comienzos del 2014.
La reacción occidental fue leve, fundamentalmente con sanciones económicas, pero sin ningún ultimátum para deshacer ese movimiento, como lo fuera el ataque de Alemania a Polonia que dio origen a la declaración de guerra de Francia y Reino Unido, y al inicio de la II GM ; en España, aunque se reconoce la gravedad del hecho, no se considera, por el Departamento de Seguridad Nacional, como algo que ponga en peligro la paz internacional, como pudo ser la invasión de Alemania del pasillo de Danzig; ahora 11 años más tarde se realiza el análisis “post mortem” de ese acontecimiento con otras perspectivas, vista la situación actual de guerra entre Rusia y Ucrania, con los cientos de miles de vidas perdidas , la anexión de más territorios ucranianos y la posible internacionalización del conflicto.
Durante este periodo se producen serios acontecimientos que ponen en jaque la seguridad del Mediterráneo, y son las llamadas Primaveras Árabes, que en su debut en Túnez provocan la dimisión y huida de su Presidente Ben Alí y la propagación de un efecto desestabilizador que también tiene un éxito parcial en Egipto, con la caída de Mubarak aunque en el corto plazo vuelve la dictadura de Al Sisi para poner coto a los victoriosos Hermanos Musulmanes. El efecto se propaga a Libia que, con apoyo de la OTAN, provoca la caída del Presidente Gadafi, prólogo de una guerra civil interminable que se extiende a nuestros días.
En Siria la “primavera árabe” tampoco consigue deponer a la dinastía alauita de los Assad, y Bachar, su presidente, continúa en el poder dando comienzo a una cruenta guerra civil, en la que las grandes potencias se encuentran ya involucradas, así como las multinacionales del terrorismo islamistas, Al Qeda y el Estado Islámico, que como consecuencia resurgen con fuerza y ocupan grandes extensiones de la Creciente Luna Fértil, hasta llegar a Siria, fijando su capital en Raqqa, y dominando gran parte del norte y centro de Irak ; el estado Islámico, fundador del Califato, resistiría a la coalición encabezada por Estados Unidos durante 4 largos años.
En 2016 ya se podía contabilizar la calidad autoritaria del nuevo régimen de Moscú, así los medios internacionales serios indicaban:
“Rusia ha intentado subvertir las instituciones euroatlánticas, apoyado a los partidos de extrema derecha en Europa e intentado interferir en las elecciones estadounidenses, y siempre amenazando a Occidente con el chantaje de empleo del armamento nuclear”
Este criterio ha dominado la trayectoria del Presidente Putin hasta el fin del decenio, reforzando su poder con la eliminación física de los centros económicos que le eran hostiles, de los políticos de la oposición rusa e incluso de los dirigentes de los paramilitares que operaban en beneficio de sus operaciones militares, utilizando en masa la propaganda y la represión interna.
La Pandemia de la Covid 19 se puede considerar como un desafío mundial, diferenciándola de lo que eran los riegos y amenazas, que si bien producen daños su desencadenamiento es inopinado, al parecer.
El tercer decenio, que se inicia en pandemia, se antoja el más agresivo de los periodos de este primer tercio del siglo XXI dado que se producen acontecimientos definitivos que ponen en evidencia el riesgo de una Tercera Guerra Mundial.
Se trata de la invasión de Ucrania por Rusia, muy comentada y por tanto muy conocida; cualquier litigio de parte, muy extendido en los think tanks, debe tener en cuenta los acuerdos del Acta Final de Helsinki, firmado por la ex Unión Soviética, en todos sus puntos notables, la Carta de las Naciones Unidas, el Derecho de los Conflictos Armados, el Derecho Humanitario, y un largo etcétera, aspectos que unidos al desarrollo de las operaciones en Ucrania han merecido la imputación del Presidente Putin por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra, y de paso la consideración de que el riesgo de invasión de otros países fronterizos es posible.
La situación en Gaza, también bien conocida, representa una amenaza desencadenada entre ambos contendientes, como bien sabemos, que alienta rivalidad inducida en Europa y en España en particular, favoreciendo la falta de cohesión en un momento grave internacional; además, la posición nacional frente a Israel puede ocasionar daños a varios sectores de la industria de defensa y favorecer una mayor implicación del estado judío con Marruecos, aspecto que debilitaría la disuasión con nuestro vecino del sur.
La posibilidad de que la causa palestina, a mi parecer legítima en su historia e ilegitima en su recurso al terror, como fueron los asesinatos del 07.10, sea utilizada por las grandes franquicias de este modo de lucha, Al Qeda y el Estado Islámico, fundamentalmente, siempre estarán latentes, también ,para avivar el conflicto entre Irán, sus filiales e Israel; la reacción desproporcionada del Estado judío, cuyo Primer Ministro Netanyahu, también acusado ante la Corte Penal Internacional, sembrará de conflictividad ese escenario de Oriente Medio durante muchos años.

El escenario que plantea el Presidente de Estado Unidos Donald Trump suscita un gran número de inquietudes, como colofón:
El debilitamiento de la OTAN, en su faceta de disuasión, es un efecto generado por el nuevo Presidente, al disminuir la intensidad del vínculo transatlántico.
La desaparición de los tratados que regulaban las relaciones de poder militar, tanto convencional como nuclear, desapareciendo las medidas de confianza resultantes, es un peligro latente para la paz y por tanto un riesgo evidente.
La modalidad de actuación de Trump supone un importante aumento de la tensión internacional, radicalizando posturas ideológicas nacionales y debilitando la cohesión interna de aquellas.
El abandono de la alternativa de un mundo basado en reglas, en el que el riesgo es seguido por su amenaza, anteponiéndose a la negociación concreta, propugna un mundo insólito de represalias mutuas.
Hacer de nuevo grande a América va a significar, seguramente, debilitar al resto de países, muchos de ellos sus Aliados.

04.04.25