El autor es nuestro asociado y Delegado para Andalucía de AEME el coronel de la Guardia Civil Jesús N. Núñez Calvo, doctor en Historia. Por el interés histórico reciente de estas narraciones, esta web publicará los capítulos que aparezcan en el diario EUROPASUR, sobre la “Reorganización de la Guardia Civil”.
La reorganización de la Guardia Civil (II)
- En febrero de 1941, la 10ª Comandancia de Carabineros de Algeciras fue reconvertida en la 134ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil en Algeciras
dos décadas después sería el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras, lo cierto es que por real orden circular de 8 de marzo de 1920 le fue concedido el ingreso en el Cuerpo de Carabineros al entonces primer teniente de Infantería Manuel Sanmartín Rives. Una semana más tarde fue precisamente destinado a la Comandancia de dicho Cuerpo en el Campo de Gibraltar, cuyo jefe era entonces el teniente coronel Santiago Pérez Gamboa.
Dicha Comandancia de Carabineros pertenecía a la 6ª Subinspección que mandaba desde la capital gaditana el coronel Luis Álvarez Rivas. El jefe de la otra Comandancia de dicho Cuerpo en el resto de la provincia de Cádiz era el teniente coronel Eliseo García del Moral Sánchez.
En marzo de 1920 todavía quedaban dos décadas para que hubiera una Comandancia de la Guardia Civil en el Campo de Gibraltar. Entonces sólo había una compañía de dicho Cuerpo con cabecera en Algeciras. Su titular era el capitán Manuel Val Calahorra que sería sustituido a finales del mes de agosto de ese mismo año por el de igual empleo, Enrique Buscató Ventura. Dicha compañía estaba encuadrada en la Comandancia de Cádiz. Ésta, a su vez, sería mandaba por el recién destinado y ascendido teniente coronel Antonio Lozano Díaz, procedente de Huelva, que acababa de sustitutir en la capital gaditana, al de igual empleo, Cristóbal Castañeda Castañeda, quien a su vez había sido destinado para mandar la Comandancia de Orense.
La entonces 8ª Compañía (Algeciras) del 18º Tercio de la Guardia Civil (Cádiz), cuya jefatura ejercida por el coronel José González Hernández, pertenecía a la mentada Comandancia de Cádiz. A finales de julio de 1920, con motivo de unas importantes modificaciones introducidas por real orden del Ministerio de la Gobernación de 19 de junio anterior, desapareció el mentado Tercio en la provincia gaditana, pasando su cabecera a la ciudad de Córdoba. Y la citada Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, que tenía por demarcación toda la provincia, pasó entonces a integrarse en el 16º Tercio de la Guardia Civil (Málaga). Éste, desde finales de febrero de ese año, era mandado por el coronel Rafael Bernal Pastor, anterior jefe de la comandancia malagueña.
Veinte años después, en febrero de 1941, la 10ª Comandancia de Carabineros (Algeciras) fue reconvertida en la 134ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Algeciras), mientras que la antigua compañía de la Guardia Civil del Campo de Gibraltar siguió un tiempo todavía, encuadrada en la nueva 216ª Comandancia Rural de la Guardia Civil (Cádiz). Fueron tiempos muy complicados y complejos para reorganizar el Cuerpo de la Guardia Civil tras la absorción del Cuerpo de Carabineros, pero todavía eso ni se sabía ni entonces se podía imaginar.
Mientras tanto, y volviendo a nuestra historia inicial, el joven primer teniente de Carabineros, Manuel Sanmartín, contraería matrimonio canónico con la joven Juana Paz López, siéndole concedida la licencia correspondiente por una real orden dictada tan solo seis meses más tarde de su destino a la Comandancia de Algeciras.
Sanmartín no estuvo mucho tiempo destinado entonces en el Campo de Gibraltar, pues por real orden de 29 de mayo de 1922 fue destinado a petición propia a la vecina Comandancia de Cádiz, causando alta en la misma e incorporánse el 26 de junio siguiente. Hay que significar que si bien las hojas de servicio de los oficiales del Cuerpo de Carabineros, al contrario que las de la Guardia Civil, no suelen detallar el destino concreto que les va siendo conferido dentro de cada Comandancia, si se tiene conocimiento, gracias a la prensa de la época, de alguna noticia curiosa de entonces.
Así, por ejemplo, el periódico jerezano El Guadalete, en su edición del 15 de agosto de 1924, comunicaba en portada que el teniente Sanmartín, dada su condición de comandante militar de Arcos de la Frontera, había sido nombrado vicepresidente del comité organizador local de un homenaje previsto tributar al entonces máximo dirigente del Directorio Militar, el teniente general Miguel Primo de Rivera Orbaneja, que era natural de Jerez de la Frontera. El presidente de aquello era el alcalde de Arcos de la Frontera, Manuel Martín de Mora Meléndez, y el secretario de dicha comisión era el del citado ayuntamiento, Francisco de Asís Cerón y Bohórquez. El tesorero era el comandante delegado del Somatén local, Francisco Sobaler García. Los vocales locales eran el juez de instrucción José Cayuso García; el cura párroco de Santa María, José Verea Bejarano; el presidente del Círculo Mercantil e Industrial, Antonio Aparicio Martínez; el presidente del Casino de la Unión, Manuel Gómez de Luna; el presidente de la Sociedad Cultural Mancheño, Gabriel Rosado Garrido; el 4º teniente de alcalde, Manuel Amador Gómez; el maestro nacional Joaquín Vázquez Rodríguez; y el director del Eco de Arcos, José Merino de la Rosa.
También se sabe que al inicio de 1928 mandó accidentalmente durante más de un mes la 4ª Compañía de la capital gaditana, que tenía por despliegue territorial su puerto y casco urbano, así como el campo exterior próximo a la misma. Y en el escalafón del año 1930, le consta el mando de la Sección denominada El Blanco, ubicada en la barriada exterior de San José, perteneciente a la 3ª Compañía (San Fernando) que mandaba entonces el capitán José Pelaéz Rodríguez, siendo su jefe de Comandancia el teniente coronel Ignacio Orduña del Campo. Los puestos de dicha sección eran entonces, además de El Blanco, los de El Chato y Santibáñez.
En esa época, dicha Comandancia y la de Algeciras, que mandaba el teniente coronel Aureliano Prieto Aguilera, pertenecían a la 6ª Subinspección de Carabineros, cuya residencia estaba fijada en la capital gaditana y a cuyo frente se encontraba el coronel Mariano Adsuar Perpiñán. Éste estaba auxiliado por el ya citado capitán Federico Pérez Padilla, que siendo teniente coronel precedería brevemente en 1941 al mentado Sanmartín, en el mando de la comandancia campogibraltareña.
Por real orden de 7 de abril de 1930, el teniente Sanmartín fue ascendido por antigüedad al empleo de capitán, siendo destinado el día 25 de dicho mes a la Comandancia de Estepona, unidad a la que se incorporó el 11 de mayo siguiente.
Por aquel entonces, la Compañía sanroqueña de Puente Mayorga, 3ª de la Comandancia de Carabineros de Algeciras, estaba mandada por el capitán Antonio García Selva, la cual estaba integrada por la 1ª Sección de Puente Mayorga (puestos de Río Guadarranque, Puente Mayorga, Guadarranque y Toril), la 2ª Sección de Palmones (puestos de Palmones, Rinconcillo, Poblado de Palmones y Río de Palmones), la 3ª Sección de Jimena de la Frontera (puestos de Jimena, Castellar de la Frontera y San Martín del Tesorillo) y, la 4ª Sección que con cabecera en la estación ferroviaria de San Roque, tenía puestos en las estaciones de Los Barrios, Almoraima, Jimena, Castellar y San Pablo de Buceite.
Además estaba la sección de caballería de San Roque, con puestos en dicha localidad, La Línea de la Concepción y Tarifa, manteniendo una escolta en Algeciras para el jefe de la Comandancia.
La reorganización de la Guardia Civil (III)
- Tras proclamarse la II República, el rey Alfonso XIII abandonó España desde Cartagena
Apenas llevaba un año destinado el capitán Manuel Sanmartín Rives, natural de San Fernando (Cádiz), en la malagueña Comandancia de Carabineros de Estepona cuando se proclamó la Segunda República en España. El 12 de abril de 1931 se habían celebrado en todo el Estado las elecciones municipales. Las candidaturas republicanas se habían alzado con la victoria en muchas de las principales capitales de provincia, pero en el conjunto de la nación no habían ganado en número total de votos ni de concejales a las monárquicas.
Sin embargo, la situación interna de los partidos políticos que representaban a éstas era en muchos casos, como nunca antes había pasado, bastante decepcionante. A ello hay que añadir que la limpieza electoral dejó mucho que desear en algunos territorios del suelo patrio, razón por la cual fue necesario volver a repetir posteriormente las elecciones en algunas circunscripciones, si bien finalmente triunfaron en su mayor parte las candidaturas republicanas. De todas formas, daba igual, pues el 14 de abril se había proclamado ya la Segunda República. Evidentemente, las elecciones municipales no habían sido convocadas para tal fin, pues para empezar no se trataban de unas elecciones generales. Pero daba igual, la realidad de los hechos fue la que fue.
Sin perjuicio de todo lo anterior, lo cierto es que ni los componentes de las fuerzas militares ni los de las policiales, estaban entonces dispuestas a sacrificar sus carreras, y mucho menos sus vidas o las de terceros, en defender un sistema monárquico que verdaderamente ya se había extinguido como tal. Mientras el rey Alfonso XIII abandonaba España desde Cartagena, a bordo de un buque de nuestra armada, comenzaba un nuevo régimen, si bien eran muy pocos los que realmente a su vez, a la derecha y a la izquierda, creían en él. Eran, digámoslo así, unos tiempos muy complicados y complejos.
El caso es que el entonces capitán de Carabineros Sanmartín, futuro y prolongado jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras a partir de una década después, prestó el 25 de abril de 1931 juramento de lealtad a la República. Lo hizo ante su jefe de Comandancia de Carabineros de Estepona, el teniente coronel Manuel Aranda Lendínez. Para continuar prestando servicio activo en el nuevo régimen, lógicamente, era obligatorio prestar dicho juramento. Caso contrario se cesaba en la situación de actividad y hubo muchos que se marcharon.
La Comandancia de Estepona pertenecía entonces a la quinta subinspección de Carabineros, dirigida por el coronel Eugenio Bonet Cortés, cuya cabecera estaba entonces situada en la capital malagueña. En ella se encuadraba también la Comandancia de Málaga, mandada por el teniente coronel Francisco Ballesteros Sánchez.
En la vecina Comandancia de Carabineros de Algeciras, su jefe, el teniente coronel Aureliano Prieto Aguilera, había sido destinado para mandar la Comandancia de Granada, conforme la orden circular del Ministerio de la Guerra, de 18 de julio de 1931. Fue sustituido en la misma resolución por el teniente coronel José de Lera Darnell, que apenas tres meses antes se le había conferido el mando de la Comandancia de Figueras. Por orden circular de 25 de febrero de 1932, tan sólo siete meses después, sería destinado a mandar la Comandancia de Málaga sustituyéndole entonces en la comandancia campogibraltareña el teniente coronel Ángel Verdes Rodríguez.
Mientras tanto, el capitán Sanmartín permanecía al mando de la Compañía de Carabineros de Marbella, al frente de la cual estuvo un total de dos años. Por orden circular del 27 de junio de 1932 fue destinado a la Comandancia de Carabineros de Cádiz, mandada por el teniente coronel Ignacio Orduña del Campo, incorporándose el 19 de julio siguiente.
Hay que significar el intenso cambio nominal de jefes de Comandancia que había entonces, significando no obstante, que ello no fue sólo una exclusiva de este periodo republicano, pero si es cierto que en algunos periodos fue muy intenso. El citado Orduña, que llevaba como jefe de la Comandancia de Cádiz desde la real orden circular del Ministerio de la Guerra, de 29 de noviembre de 1929, fue destinado por orden del Ministerio de Hacienda, de fecha 22 de julio de 1933, al mando de la Comandancia de Algeciras, en sustitución del citado teniente coronel Verdes que pasó a mandar la Comandancia de Barcelona. En la misma orden, el teniente coronel Andrés Castro Alonso fue destinado de la Comandancia de Cáceres, a la de Cádiz.
Citar que cuando Orduña fue destinado entonces a Cádiz, el teniente coronel Fructuoso Manrique Martín lo fue del mando de la Comandancia de Algeciras a la de la Coruña, siendo destinado a aquella el mentado teniente coronel Prieto, procedente por ascenso de la Comandancia de Granada.
A finales de 1934, mientras la Comandancia de Algeciras la mandaba el teniente coronel Antonio Pastor Palacios, Sanmartín estaba destinado en la capital de Cádiz. Tenía entonces como jefe de Comandancia al teniente coronel Leoncio Jaso Paz. Éste había sido destinado a Cádiz por orden del Ministerio de Hacienda, de 31 de enero de dicho año, procedente del mando de la Comandancia de Ripoll (Gerona). Los comandantes eran Isaac Yopis Muñoz y Federico Rodríguez Baster. Éste, iniciada la guerra civil y tras el fusilamiento de Jaso el 6 de agosto de 1936 por mantenerse leal a la República, sería quien se quedó como jefe de la misma durante la contienda.
Al iniciarse la sublevación militar del 18 de julio de 1936, el capitán Sanmartín se sumó a la misma al igual que la mayoría de los carabineros de dicha Comandancia. Mandaba la Cuarta Compañía (Cádiz) y tenía cuatro secciones a su cargo con cabeceras en el puerto capitalino, la Segunda Aguada, el Depósito franco y la Caleta.
El 12 de septiembre siguiente salió voluntariamente para la localidad gaditana de Algar, al frente de la compañía expedicionaria de Carabineros que se organizó para prestar servicio de campaña. Al día siguiente, con ocasión de un reconocimiento efectuado en el “Puerto de la Jarda” con su unidad, sostuvo un tiroteo contra fuerzas republicanas, a las que “obligó a descubrir sus posiciones”, resultando muerto uno de sus carabineros. Continuó en Algar hasta el 4 de octubre siguiente, en cumplimiento de las órdenes recibidas, marchando con su compañía hasta la localidad de Ubrique, donde se unió a una columna de operaciones del ejército sublevado, con la que fue a la población malagueña de Gaucín.
Al día siguiente marchó con su fuerza hasta la localidad cercana de Casares, que ya había sido ocupado por otras fuerzas sublevadas, quedándose en la misma prestando los servicios de seguridad y vigilancia. El 9 de octubre siguiente, “contribuyó con personal de su Compañía a rechazar un fuerte ataque del enemigo a dicho pueblo de Casares, que consiguió apoderarse de algunas posiciones, de las que fue desalojado, recuperándose en su totalidad, resultando en esta operación un carabinero muerto y seis heridos así como también heridos sus tres tenientes. Por este hecho, “fue elogiado el comportamiento de su Unidad en la Orden General del Ejército del Sur del día 12 del citado Octubre.”
Al día siguiente, por orden superior, marchó con su compañía a Algeciras.
La reorganización de la Guardia Civil (IV)
- El Cuerpo de Carabineros desaparecía y se integraba en el Cuerpo de la Guardia Civil
El 13 de octubre de 1936, el entonces capitán de Carabineros Manuel Sanmartín Rives, futuro y prolongado teniente coronel jefe de la Comandancia campogibraltareña de la Guardia Civil entre 1941 y 1950, marchó con su compañía expedicionaria desde la población malagueña de Casares hasta la gaditana de Algeciras.
Aquí pernoctó y marchó con su unidad al día siguiente a la estación ferroviaria de Gaucín (Málaga), donde recibió la orden de regresar a la capital gaditana. Sin embargo, apenas estuvieron en Cádiz pues, como consecuencia de nuevas órdenes recibidas, el 16 de octubre marcharon otra vez para Algeciras y de allí continuaron hasta la población malagueña de Ronda, quedándose allí para prestar servicio. Dos días más tarde desplegó con su compañía, junto al resto de fuerzas de la columna de operaciones citada en el capítulo anterior, en la zona próxima conocida como ‘El Puerto del Viento’. Aquí sus carabineros hicieron tres prisioneros, uno de ellos con armamento, regresando seguidamente a la población malagueña de Ronda.
El día 20 de ese mismo mes, formando parte de la mentada columna de operaciones, ocuparon los pueblos malagueños de Alpandeire, Faraján y Júzcar, regresando seguidamente a Ronda. Al día siguiente salió con su compañía escoltando un convoy, para Faraján pero como fue tiroteado, ‘por numeroso enemigo’, y la noche era próxima, recibió la orden de regresar nuevamente a Ronda.
El día 22 se le encomendó a dicha compañía gaditana de Carabineros que salieran para la estación de ferrocarril de Parchite, perteneciente al término municipal de Ronda y cerca de la población de Arriate, quedándose encargada de su protección y vigilancia. Cuatro días más tarde recibieron la orden de regresar a Ronda, donde apenas estuvieron un par de jornadas ya que recibieron la orden de marchar a la localidad malagueña de Júzcar.
Hasta el 18 de diciembre siguiente continuó prestando servicio de campaña por esa comarca malagueña al frente de la mentada compañía expedicionaria. Hay que significar que el epicentro fue siempre Ronda, destacando que del 19 de noviembre hasta el 13 del mes siguiente permaneció destacado en la cercana población de Alpandeire.
Tras cinco meses de operaciones, desde el inicio de la sublevación militar, entregó el mando de dicha unidad a su relevo y el 19 de diciembre regresó a la capital gaditana para continuar prestando servicio peculiar en su Comandancia de Carabineros.
Permaneció en Cádiz hasta que el 21 de agosto de 1937 entregó el mando de su Cuarta Compañía y al día siguiente marchó para Ronda, al objeto de hacerse nuevamente cargo del mando de la compañía expedicionaria de Carabineros allí desplegada. Sus efectivos, al igual que cuando se habló de la que tenía la Guardia Civil gaditana, eran también objeto de periódico relevo.
En esta ocasión permaneció escaso tiempo en la provincia malagueña. El 5 de septiembre siguiente, conforme lo ordenado en telegrama por el general de división Gonzalo Queipo de Llano Sierra, en su condición de jefe del Ejército Sur, regresó a la capital gaditana con su unidad, reintegrándose los carabineros que la componían a sus respectivas unidades.
Reintegrado al mando de la mentada Cuarta Compañía de la 11ª Comandancia (Cádiz), permaneció al frente de la misma, hasta el 23 de octubre de 1938, salvo breves tiempos que tuvo que hacerse cargo accidental del cometido de habilitado cajero de dicha comandancia. La razón de ello fue su ascenso al empleo de comandante, siendo destinado por orden de la Subsecretaría del Ejército, de 3 de noviembre siguiente, a dicha comandancia gaditana.
Seis días después se hizo cargo de la Jefatura de Servicios de esa Comandancia así como del cometido de juez instructor de la misma. En diversas ocasiones tuvo que hacerse cargo también, con carácter accidental, de la jefatura del Detall hasta que finalizada la Guerra Civil, se hizo cargo de ésta con carácter de titular el 1 de agosto de 1939.
Poco tiempo estuvo desempeñando dicho cometido ya que cuatro días más tarde, se hizo cargo del mando accidental de la comandancia gaditana, al haber sido destinado su hasta entonces jefe, el teniente coronel Federico Rodríguez Baster, al mando de la 1ª Comandancia de Carabineros de Barcelona.
Según consta en la hoja de servicios del comandante Sanmartín, permaneció seguidamente al mando accidental de la 11ª Comandancia de Cádiz más de medio año. Concretamente hasta el 10 de febrero de 1940, fecha en la que se incorporó el nuevo titular, el teniente coronel Miguel García Rodríguez procedente por ascenso de la 17ª Comandancia de Coruña. Éste había sido destinado en el Diario Oficial del Ministerio del Ejército número 23, del 30 de enero, a la vez que lo fue el entonces nuevo jefe de la Décima Comandancia de Algeciras, teniente coronel Joaquín Moreno Lara, procedente por ascenso de la Duodécima Comandancia de Sevilla.
Sin embargo, ya para entonces la suerte del Cuerpo de Carabineros estaba prácticamente decidida. Poco más de un mes después se publicaba la ley de 15 de marzo por el cual pasaba a desaparecer como tal e integrar sus efectivos, acuartelamientos y medios en el Cuerpo de la Guardia Civil.
El 11 de septiembre siguiente, reconvertida la 11ª Comandancia de Carabineros en la 67ª Comandancia Administrativa de la Guardia Civil, en virtud de la ley presupuestaria de 4 de junio de 1940, citada en capítulos anteriores, el comandante Sanmartín se hizo nuevamente cargo del mando de la misma. Su jefe había pasado a la situación de disponible forzoso a la Octava Región Militar La Coruña.
Dicha situación permaneció durante más de cinco meses. Concretamente hasta que por orden de 24 de febrero de 1941, publicada dos días más tarde en el Diario Oficial del Ministerio del Ejército, el teniente coronel García Rodríguez fue destinado nuevamente al mando de la ya 234ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Cádiz). Incorporado a su mando el 17 de marzo siguiente, el comandante Sanmartín pasó entonces a encargarse de la segunda jefatura de dicha unidad así como de su Jefatura de Contabilidad.
Mención especial merece hacer constar que del 21 al 25 de junio de dicho año, Sanmartín marchó a Madrid y Toledo, con objeto de asistir a las ‘bodas de plata’ de su promoción. Esta era la Decimonovena de la Academia de Infantería, cuyo máximo representante era precisamente el ministro del Ejército, teniente general José Enrique Varela Iglesias.
Este sería su último acto de relevancia como comandante ya que por orden de 8 de julio siguiente fue declarado apto para el ascenso al empleo de teniente coronel, confiriéndosele seguidamente con antigüedad del 17 de junio último. Por otra orden del Ministerio del Ejército, de 29 de julio, fue destinado para el mando de la 134ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil de Algeciras, donde al contrario que sus dos predecesores anteriores, permanecería a su frente casi una década.
En la revista del mes siguiente causó baja en la 234ª Comandancia de Cádiz y causó alta en la 134ª Comandancia de Algeciras. El 18 de agosto cesó también en las funciones de mayor del 34º Tercio de Cádiz que desempeñaba accidentalmente y cinco días después se hizo cargo del mando de la comandancia campogibraltareña.
(Continuará)