Lepanto. Una gran batalla naval. Capitán de Navio, r Marcelino González Fernández

El Capitán de Navío, r  Marcelino  González Fernández, asociado de AEME, publica en la web de ACAMI este interesante relato de la Batalla Naval de Lepanto

 

Revelación a San Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto (7 de octubre de 1571). (Museo Naval de Madrid).

 

El Museo Naval de Madrid conserva un cuadro al óleo, anónimo y de gran formato
(300 x 536 centímetros), titulado Revelación a San Pío V de la victoria de la Santa
Liga en Lepanto. Representa el momento en el que un ángel pone su mano derecha
sobre la cabeza del papa, que recibe una visión de la victoria que los barcos de la
Liga Santa estaban alcanzando sobre la gran escuadra turca en el golfo de Lepanto,
el 17 de octubre de 1571.

Fue una enorme batalla naval en lucha por la hegemonía en el Mediterráneo, que
tuvo lugar en el Golfo de Patras, en la parte occidental del Golfo de Lepanto, en la
que la Santa Liga cristiana se enfrentó al gran poderío naval de los turcos. Tomó
parte lo mejor de las flotas de ambos contendientes, y salió victoriosa la Santa Liga,
que contaba con gran cantidad de fuerzas españolas y estaba bajo mando español.
Los antecedentes hay que buscarlos en 1453 con la caída de Constantinopla en
poder de los turcos, y el gran golpe que supuso para Europa, al verse seriamente
amenazada por la expansión del imperio otomano. Después de muchas
escaramuzas, el emperador turco Selim II comenzó a atacar las costas
mediterráneas de la cristiandad para adueñarse de sus territorios y expandir su
poderío. Entre las muchas acciones de los turcos, destacaron los asedios a Malta
en 1565 y Chipre en 1570, que empujaron al papa a organizar a los cristianos contra
los invasores para ponerles freno. El resultado fue la formación de la Santa Liga
entre España, Venecia, Estados Pontificios y otros asociados, con una flota de
muchos barcos y más de 84.400 hombres entre marinos, soldados y remeros, puestos
bajo el mando de Don Juan de Austria, hijo natural de Carlos I y medio hermano de
Felipe II, nombrado Capitán General de la Mar.

La Santa Liga se concentró en Mesina, de donde salió el 16 de septiembre de 1571,
para dirigirse a Corfú, pasar por Cefalonia, y tratar de interceptar a la flota turca,
presentarle batalla e intentar destruirla. Formaban la gran flota unos 300 barcos,
entre los que había 6 galeazas, unas 200 galeras, otros barcos menores de remos, y
muchas naos de aprovisionamiento. Mientras tanto, la flota turca, al mando de Ali
Pasha y formada por más de 300 barcos, entre ellos más de 200 galeras y galeotas,
se apoderaba de Famagusta en la isla de Chipre, saqueaba las costas del Adriático
llegando a amenazar a Venecia, y terminaba fondeando en Lepanto, donde

reunió a todos sus barcos y se preparó para presentar batalla a los cristianos.
Entre los barcos presentes en la escena de la acción los había de muchos tipos,
algunos de vela como naos para aprovisionamiento, y muchos de remos, con
aparejo auxiliar de vela, entre los que había fragatas, bergantines, fustas, galeotas,
y, sobre todo, dos que merecen especial atención ya que jugaron un papel muy
importante: galeras por ambas partes y 6 grandes galeazas venecianas por la parte
cristiana.
El barco principal del combate fue la galera; barco ligero, alargado, estrecho y de
poco calado, con una relación entre manga y eslora de 1 a 8, un fuerte espolón,
una fila de 25 a 30 remos por banda, con 3 o 4 hombres para cada remo, y mástiles para navegar con velas latinas en los tránsitos. Contaba con piezas de artillería, de las que las principales eran fijas y apuntaban a proa, aunque el combate se solía
resolver con la embestida al espolón, el abordaje y el cuerpo a cuerpo, sin usar las velas, ya que eran los remeros los encargados de maniobrar el barco.

La galeaza era como una galera muy grande, con mayor armamento, manga y calado, lenta, con muchos remeros, pero difícil de maniobrar, que en los tránsitos tenía que ser remolcada. Contaba con una cubierta que protegía a los remeros y también tenía un gran espolón. Con independencia de su pesadez y lentitud, era un barco muy poderoso como plataforma artillera, ya que era una verdadera batería flotante con cañones a proa, a popa y por los costados, con algún reducto protegido con armas giratorias, a modo de anticipo de las torres que iban a aparecer 300 años más tarde. Los demás barcos de remos eran parecidos a las galeras, pero de menores dimensiones. La galeota era como la mitad de

Retrato de D. Álvaro de Bazán (Museo Naval
de Madrid)

una galera, y en sentido decreciente le seguían la fusta, el bergantín y la fragata; todos ellos largos, estrechos y de remos, con aparejo auxiliar de velas latinas en uno o dos mástiles. El golfo de Lepanto es una larga entrada de mar que, de oeste a este, separa la península del Peloponeso del resto de Grecia, que al centro tiene el puerto fortificado del mismo nombre. La zona más al oeste forma el Golfo de Patras, donde tuvo lugar en combate, y la zona más al este, en el extremo interior, es el Golfo de
Corinto.

En la madrugada del 7 de octubre de 1571, la flota aliada navegaba hacia el sur a lo largo de la costa griega, y la flota turca, tras levar anclas, navegaba por el golfo de Patras hacia el oeste. A las siete y media de la mañana, ambas flotas se avistaron a unas 15 millas de distancia, cuando la Santa Liga salía del estrecho de Oxia y comenzaba el despliegue para adoptar la formación de combate, y la flota
turca navegaba ya formada con rumbos oeste, con velas desplegadas y viento en   popa. Don Juan mandó cortar los espolones de sus galeras para facilitar en tiro de la artillería de proa, y dividió su flota en cuatro escuadras que avanzaron en línea de frente: ala izquierda al norte, al mando de Barbarigo; ala derecha al sur, al mando de Andrea Doria; cuerpo de batalla al centro, al mando del propio Don Juan de Austria; y fuerza de reserva o socorro por la popa, al mando de Don Álvaro de Bazán. Y frente cada escuadra frontal se tenían que fondear 2 de las 6 galeazas, de las que solo alcanzaron sus puestos las que iban al frente del ala norte y del centro. La flota turca, que avanzaba hacia el oeste formando en principio una media luna, también se dividió en cuatro escuadras, con Mohammed Sirocco en el ala
derecha al norte y cerca de la costa; Ali Pasha al centro en el cuerpo de combate; Uluch Ali en el ala izquierda al sur; y Dragut en la reserva o socorro.

Sobre las once de la mañana ambas flotas estaban prácticamente desplegadas, navegando al encuentro
mutuo, con el viento que rolaba a poniente y se volvía favorable a la flota cristiana. Y poco después del mediodía dio comienzo una corta, pero muy intensa batalla al sur de Punta Scropha. En un principio, la gran potencia artillera de las galeazas causó verdaderos estragos en las filas turcas, que, no obstante, llegaron al cuerpo a cuerpo con las fuerzas de la Liga.

En la parte norte, Mohammed Sirocco, buen conocedor de las aguas poco profundas de la zona, a costa de varar algunas de sus galeras, rodeó y atacó con precisión a las unidades de Barbarigo, que se defendieron con bravura y recibieron el apoyo de barcos de Bazán. Barbarigo recibió un flechazo turco que le produjo la muerte, aunque Sirocco tampoco salió bien parado, porque su galera fue hundida, el general turco decapitado sin contemplaciones, y el ala derecha turca quedó totalmente destrozada.

En el centro, las galeras de Don Juan y Ali Pasha se embistieron mutuamente y sus barcos se convirtieron en campo de batalla. Bazán tuvo una decisiva intervención, Alí Pasha resulto decapitado y fue arriada la bandera de combate turca. Con lo que, al poco tiempo, en el centro la situación era claramente favorable a los cristianos.

En cuanto a la parte sur, Uluch Ali trató de rodear las f erzas de Doria sin conseguirlo, pero el marcaje de Doria desplazándose al sur, abrió un hueco con el centro que fue aprovechado por Uluch Alí para virar y atacar la retaguardia de Don Juan, que se salvó gracias a la rápida y decisiva intervención del propio Don Juan y de Don Álvaro de Bazán con sus fuerzas de reserva. El combate finalizó sobre las cinco de la tarde con una gran derrota turca. La mar quedó teñida de rojo por la sangre de los

Montante regalado por el papa
a don Juan de Austria, tras la batalla de Lepanto.

combatientes. Fue el mayor encuentro naval en la historia de barcos de remos, en el que la
Liga Santa alcanzó una decisiva victoria y donde la flota turca resultó derrotada y deshecha. La Santa Liga perdió 15 galeras, tuvo unos 8.000 muertos y 14.000 heridos, y consiguió un enorme botín. Mientras, la flota turca perdió unas 200 galeras, tuvo unos 30.000
muertos, 3.486 turcos fueron hechos prisioneros, y  sobre 12.000 cristianos fueron liberados. Fue una
enorme derrota para el imperio otomano, que perdió su fama de invencible, comenzó su decadencia y prácticamente desapareció del Mediterráneo Occidental. Y fue una gran victoria para la Santa Liga, que cortó de raíz la expansión otomana hacia Occidente.