Lo que Europa necesita, no son cañones, que también, sino voluntad de vencer.
Introducción
El presidente Vladimir Putin lleva casi cuatro años en guerra contra Ucrania y no ha logrado conquistar más que un escaso 20 % de su territorio, básicamente, lo ocupado en las primeras semas de su traidora e ilegal invasión, pero la semana pasada amenazó a Europa, diciendo, que estaba lista para una guerra si fuera necesario. El presidente Trump ha demostrado que Estados Unidos no sólo está dispuesto a traicionar a Ucrania a cambio de un pacto comercial, sino que en su nueva Estrategia de Seguridad Nacional describe su profundo desprecio por Europa y sus líderes.
Le corresponde a Europa lograr que Ucrania sobreviva al ataque de Rusia y a la traición diplomática de Washington, y al hacerlo, se defenderá a sí misma. Es cuestión de tiempo que EEUU se arrepienta de su inepta política de alianza con Moscú. Sus enviados al Krenlin, fracasaron al presentar un plan de 28 puntos, primero, y más tarde reducido a 18, que constituía un acuerdo imperial y comercial ruso-estadounidense a expensas tanto de Ucrania como de Europa, que Putin ha rechazado. Aunque el plan de 28 puntos solo duró unos días, debería estudiarse como documento histórico, ya que revela hasta donde está dispuesto a llegar Trump para volver a una política de imperios y esferas de influencia, donde Europa no cuente.

Fig.1. Niños ucranianos al paso de una columna militar. Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/ucrania-guerra_la-guerra-de-ucrania–un-trampantojo-que-oculta-un-cambio-de-paradigma/47665928
Consideraciones
Pero si los gobiernos europeos creen que están exentos de responsabilidad, se equivocan. Primero, podría surgir otro mal plan de paz. Segundo, incluso si no surge, Ucrania necesitará un sólido apoyo militar y financiero en el futuro y este tendrá que venir de Europa. Y no parece que esto Europa lo comprenda.
Cuando Putin lanzó su invasión a gran escala y sin provocación, Europa actuó correctamente. La UE y otros países impusieron severas sanciones a Rusia y brindaron ayuda militar y financiera a Ucrania, prácticamente igual al apoyo de Estados Unidos. Pero ese frente unido dependía de que la Casa Blanca no aceptara recompensar la agresión territorial rusa. Trump ha destruido ese consenso. Ahora, los 90.000-100.000 millones de dólares que cuesta cada año apoyar el esfuerzo bélico de Ucrania, una carga que antes se repartía equitativamente, deben ser asumidos únicamente por Europa. Pero es un precio pequeño a pagar por la seguridad de Europa, ya que el PIB anual de la UE es de casi 20 billones de dólares.
Rusia avanza en el campo de batalla, pero lentamente y a un enorme coste en hombres y dinero. Así pues, Europa tiene tres tareas estratégicas:
– Convencer a Putin de que no puede ganar, convenciéndolo de que Europa (cuya economía es diez veces mayor que la rusa) nunca abandonará a Ucrania.
– Dar garantías de su apoyo a Ucrania
– Demostrar a los americanos que Europa no es un bloque débil y oportunista
Pero en estas tres tareas, Europa se está quedando corta.
Un ejemplo es que desde hace 4 años, hay 210.000 millones de euros de activos rusos congelados, parte de los cuales se encuentran depositados en una cámara de compensación en Bruselas. Si Europa no quiere o no puede emplear esos activos congelados, deberá usar sus propios recursos, un endeudamiento común: eurobonos, o cualquier otra fórmula aceptable, para proporcionar a Ucrania una financiación plurianual predecible: un paquete de cuatro o cinco años para mantener su presupuesto a flote, fabricar estructuras y reconstruir centrales eléctricas. El actual enfoque obliga a Ucrania a vivir de una reunión de donantes a la siguiente; anima a Putin a esperar a que Occidente se retire; y ofrece argumentos a quienes, en el círculo íntimo de Trump, argumentan que Europa es incapaz de ejercer una política de Estado seria.
Pero no sólo Trump es un caso de estudio, por su mala gestión del conflicto. Putin está arruinando su país. La invasión de Ucrania es una calamidad económica, financiera, geopolítica y humana para Rusia que empeora día a día, y Trump, por razones difíciles de entender, le ofreció un salvavidas en forma de pacto a su medida, pero Putin lo rechazó. De haberse aprobado, habría dividido a Estados Unidos y Europa; y la OTAN, quizás fatalmente; habría aliviado la economía de Rusia; y probablemente habría derrocado al gobierno de Zelenski.

Fig.2. Un tanque ruso destruido el pasado abril, durante la guerra de Ucrania AGENCIAS
Pero Putin, empeñado en fantasías imperiales, dijo que no. Cree que puede conseguirlo todo y más, si sigue luchando. Ha convencido a Trump de que la victoria de Rusia es inevitable y de que los europeos son los verdaderos belicistas. Pero los hechos lo desmienten. Los ingresos rusos por petróleo y gas, alrededor del 50% de los ingresos estatales, han disminuido un 27% interanual y se avecina una recesión, la inflación ha subido un 8%; los tipos de interés superan el 16%, el déficit presupuestario está en aumento, los monopolios estatales enfrentan enormes deudas , la inversión extranjera se ha desplomado, los costos de importación de bienes estratégicos han aumentado un 122% , los impuestos al consumo se disparan y el precio del vodka ha subido un 5%.
Ucrania ha identificado un punto débil: las refinerías, los oleoductos y la «flota fantasma» de petroleros rusos que transportan exportaciones ilícitas. Un petrolero fue incendiado (es el tercero) en el Mar Negro la semana pasada por ataques con drones navales y los dos gigantes energéticos Rosneft y Lukoil, se tambalean mientras los compradores asiáticos, incluso en el vital mercado de China, se apresuran a evitar las sanciones estadounidenses secundarias.
Este declive económico, es paralelo a la pérdida de su influencia geopolítica. Atascado en Ucrania, Moscú sufrió una derrota en Siria, cuyo Presidente ahora visita la Casa Blanca, e Irán, aparece como un perdedor, tras los ataques de Estados Unidos e Israel. Venezuela busca apoyo en vano y en su relación con China, Rusia parece relegada al papel de socio menor y dependiente, sin hablar de la venganza que China espera cobrarse por el asalto a su territorio en Manchuria, y en su visita a la India la semana pasada, Putin fue consciente de que Modi, tras la presión estadounidense, ahora boicotea el petróleo ruso.

Fig.3. Llamas y humo denso sobre el petrolero después de que las explosiones sacudieran dos buques de la flota «fantasma» rusa en el mar Negro, cerca del estrecho del Bósforo, en Turquía. 28 de noviembre de 2025. © Turkish Directorate General / via Reuters
El relato de que «Rusia está ganando» es falso. Putin ha fracasado en su intento de someter a Ucrania, fracaso que se mide en las impactantes cifras de bajas rusas : más de 280.000 muertos o heridos en los primeros ocho meses de 2025; alrededor de un millón en total y la esperanza de vida media en el frente es de 12 días. Para colmo de males, las indemnizaciones a familias de fallecidos, se han reducido drásticamente debido a los recortes presupuestarios.
Cuando finalmente cesen los combates, podría sobrevenir una gran crisis social y el Kremlin la teme. Para Putin, esta es otra razón para no poner fin a la guerra. Sus crímenes contra su propio pueblo podrían ser su perdición. Además para la mayoría de los rusos, los ingresos reales han caído entre un 16% y un 42%, lo que también podría intensificar las tensiones entre las élites y el régimen.
Europa aun puede fortalecer a Ucrania y debilitar a Rusia, es difícil, pero aún puede. Si, en la cumbre del 18 de diciembre , los líderes de la UE logran un acuerdo para utilizar los activos rusos congelados en Bélgica, el enorme agujero en el presupuesto de Ucrania podrá subsanarse durante al menos los próximos dos años. La economía combinada de Europa es diez veces mayor que la de Rusia. Y por otro lado la producción europea de defensa está aumentando. La lista de productos militares esenciales que solo Estados Unidos puede suministrar se está acortando y la lógica de Trump, centrada en el lucro, significa que la mayoría aún se puede comprar. Si Trump volviera a cortar el suministro de inteligencia estadounidense intentando chantajear a Ucrania para que acepte una paz de capitulación, sería un duro golpe, pero la inteligencia ucraniana y europea ya pueden subsanar algunas deficiencias.
Es verdad que las reservas de tropas de Ucrania esta baja. Desde febrero de 2022, se han dado hasta 300.000 casos de deserción, y es cierto que muchos ucranianos en edad militar, están fuera del país. Pero Rusia tiene sus propios problemas. Se están ampliando los cementerios para albergar al menos a 250.000 muertos de guerra y, con quizás otros 750.000 heridos, y el reclutamiento también es difícil
Y además, la inflación se está disparando, los tipos de interés superan el 16% y el precio del petróleo está bajando. Los ataques ucranianos de largo alcance han dañado más de un tercio de las refinerías de petróleo de Rusia. Alrededor del 80% de las exportaciones marítimas de petróleo de Rusia pasan por los estrechos daneses en barcos de la «flota en la sombra» que, por lo general, no cumplen con las normas internacionales de seguridad y medioambientales. Europa podría frenar este flujo de ingresos deteniendo e inspeccionando rigurosamente esos barcos.
Conclusiones
El último fiasco negociador del Presidente Trump, demuestra su absurda estrategia hacia Ucrania. Apaciguando a Rusia desde el principio, ha debilitado a Ucrania atacando a Zelenski y deteniendo el suministro de armas y los intentos de marginar y poner en la picota a Europa, ayudan y envalentonan a Putin .
Europa (y la OTAN) deben intervenir con más armas para Ucrania, utilizar activos rusos confiscados, aplicar sanciones energéticas totalmente implementadas, incluido detener a los buques de la flota fantasma que crucen sus costas, respuestas cinéticas más contundentes a drones y ciberataques y una determinación más unida para ayudar a poner fin a la era del terror de Putin.
Si Europa logra generar suficiente apoyo militar y económico para Ucrania, y presión económica sobre Rusia, en algún momento de 2026 o 2027 la estructura de incentivos para Putin cambiaría. Es difícil imaginar un tratado de paz formal que tanto Putin como Zelenski puedan firmar, pero una tregua a largo plazo es una posibilidad realista.
Contra el actual pesimismo intelectual, se debe de oponer el optimismo de vencer a Putin, que es lo único que puede lograr hacer cambiar su opinión: La voluntad de vencer. Rusia es demasiado grande para caer, pero Putin sí puede. Está perdiendo, no ganando. Y tarde o temprano, la Madre Rusia, cuyo nombre glorifica, lo devorará.
Col Inf. Marina (Ret) Juan Ángel López Díaz
Miembro AEME, Centro Pensamiento Naval y Eurodefensa España
