DRONES Y MORAL DE COMBATE. Coronel Garcia Riesco

 

DRONES Y MORAL DE COMBATE

 

Los drones han cambiado el modo de hacer la guerra convencional, lo que supone un terrible golpe a la moral de combate del adversario: desarrollan un miedo persistente en los combatientes, propio de quien se sabe en grave peligro, sus bombardeos sobre la retaguardia enemiga son aterradores y aportan a las operaciones especiales un potencial amenazador; evitar la desmoralización colectiva pasa por mejorar las defensas aéreas y dominar el espectro electromagnético.

Por otra parte, la desconexión entre el operador de drones y el objetivo a batir complica la percepción de responsabilidad y plantea importantes interrogantes que afectan a su moral de combate.

 

La moral de combate en la guerra convencional

A la altura de 1900 los combatientes luchaban hombro con hombro, el miedo a la deshonra les mantenía en su puesto y, si el terror superaba al honor, la proximidad de los mandos aseguraba la continuidad en la lucha. A lo largo del siglo XIX se impuso la dispersión en combate para evitar los efectos de la potencia de fuego de las armas modernas; la decisión de disparar quedaba en manos de los combatientes quienes —aislados— elegían luchar o no hacerlo, por lo que cobró protagonismo la voluntad de vencer.

La moral de combate aportaba la determinación que permitía avanzar bajo el fuego enemigo hacia el decisivo asalto con la bayoneta y, en las trincheras, daba la fuerza para soportar el círculo de la muerte impuesto por la tormenta de proyectiles y el golpe sordo de las granadas; Remarque sintetiza: «He sentido en mi carne el largo horror de la muerte, he oído sus gritos y he padecido su miedo»[1].

La guerra de Ucrania ha mostrado de nuevo la vigencia de la guerra convencional, pero el dron —como nuevo protagonista— ha aumentado el miedo  porque es un proyectil certero que impacta por sorpresa contra el objetivo; Matus señala que «cambiarán la guerra de la misma manera que lo hizo la ametralladora hace más de un siglo»[2].

 

Miedo persistente en los combatientes

En el combate tradicional el infante avanza en ‘tierra de nadie’ haciendo fuego y, posteriormente, asalta a la bayoneta la posición de un enemigo con el que lucha cuerpo a cuerpo. El dron, al actuar como ‘fusil-bayoneta’, rompe esta dualidad; no hace fuego previo ni se encara al asalto con el enemigo en la trinchera, sino que se lanza en picado certero sin peligro frontal para el operador que lo maneja.

De igual modo, el dron revoluciona el apoyo de fuegos. Ha pasado de realizarse con aviones y cañones que disparan proyectiles al ‘avión-proyectil’ que es a la vez observador y emisor de fuego, lo que cambia la geometría del combate; «esta nueva capacidad de visión», señala Salinas, «ha alterado la relación táctica entre fuego y maniobra»[[3]].

Los picados precisos a más 400 Km/h limitan la capacidad de las tropas para protegerse. En el ‘campo de batalla transparente’ los infantes no pueden salir de unas posiciones que son blanco seguro, lo que crea una sensación constante de vulnerabilidad; «sin el apoyo adecuado de drones y guerra electrónica», precisa Tolstoluzhsky, «una unidad de infantería sobrevivirá solo unas pocas horas en el campo de batalla»[[4]].

Los combatientes se sienten constantemente observados por ‘proyectiles dirigidos’ —o inteligentes— del que desconocen su origen, trayectoria y destino lo que supone una amenaza invisible que lleva a una incertidumbre e impotencia incluso cuando se está fuera de peligro.

La fría búsqueda de soldados que son considerados —y se sienten— ‘piezas de caza’, activa un miedo persistente propio de quien se sabe siempre amenazado.  El sonido de los drones altera el comportamiento porque es imposible determinar a quién están rastreando; Pino y Pettigrew señalan que «la presencia casi continua de drones crea ‘ansiedad anticipatoria’, una forma de trastorno de estrés postraumático»[[5]].

Las áreas de retaguardia tampoco son seguras, ya que los drones extienden las zonas de peligro más allá del alcance de la artillería. Las unidades logísticas quedan inmovilidades y no pueden realizar los suministros ni evacuar a los heridos.

                                     Shaturm, ruso.

Bombardeos sobre la población civil y objetivos estratégicos

Ante el ataque de drones la población civil siente más vulnerabilidad que frente al bombardeo clásico de aviones o proyectiles. El proyectil —aunque su capacidad destructiva es muy superior a la de un dron— ‘no ve’, por lo que el impacto en el blanco es solo probable; al contrario, los enjambres de drones merodeando sobre la población ‘ven y saben a dónde ir con precisión’, lo que asusta mucho más que la fuerza bruta del obús; los drones aterrorizan a la población y «han provocado», precisa Bell, «aún más muerte y destrucción en la retaguardia que en el frente»[[6]].

Rusia prioriza agotar emocionalmente a la población ucraniana. Realiza bombardeos masivos de enjambres de drones sobre ciudades —que recuerdan a los de los aviones Stuka durante Segunda Guerra Mundial— y ataques selectivos sobre objetivos estratégicos; «la finalidad es», precisa Bratchuk, «profundizar en la sensación de que no hay seguridad ni confianza en el gobierno ni en las fuerzas de defensa»[[7]].

Las defensas aéreas ucranianas cada vez se ven superadas por mayor número de drones que tienen más alcance y son más potentes. Hasta ahora menos del 5% de los drones Geran-2 —la versión rusa del Shahed iraní— superaban las defensas, pero ya han llegado al 15%. Además, Rusia podría llevar a cabo pronto ataques simultáneos con más de 2.000 drones y el nuevo Geran-2 actualizado, equipado con sistemas de guía de video e inteligencia artificial, tiene un alcance de 2.500 Km y vuela a 4.000 metros, lo que le permite realizar picados a 400 km/h con cargas de hasta 90 kg.

 

Potencial desconocido de las operaciones especiales

Las operaciones encubiertas en territorio enemigo como la Operación Telaraña[[8]] o la Operación León Naciente[[9]] han aportado un potencial desconocido al ‘principio de superioridad relativa’[[10]] y mostrado la vulnerabilidad de los sistemas de armas costosos.

En el caso ruso, cada avión A-50 de alerta temprana cuesta 330 millones de dólares y los bombarderos de largo alcance 270 millones, lo que contrasta con los 800 dólares que cuesta cada cuadricóptero ucraniano. Más allá del daño físico las operaciones tienen un potente efecto sobre la moral de Rusia, quien descubrió de repente —al igual que Occidente— que su aviones y sistemas de defensa no están seguros en ningún lugar; Piontkovsky señala que en la ‘comunidad Z’ —el grupo de rusos de línea dura a favor de la guerra— «cada vez más miembros están culpando a su gobierno del conflicto»[[11]].

De igual modo, la Operación León Naciente permitió a Israel neutralizar los sistemas de alerta temprana iraníes, lo que destrozó la confianza de Irán en su sistema de seguridad y degradó su moral; Riboua señala que «cuando Teherán pudo reaccionar, el daño ya estaba hecho»[[12]].

Al contrario, la Operación Telaraña mostró a Ucrania que no está perdiendo la guerra y que Rusia puede no ser tan todopoderosa e inagotable como parece, lo que elevó de forma notable su voluntad de vencer. La Operación León Naciente aumentó en la sociedad israelí la confianza, solidaridad social, optimismo y esperanza, valores que estaban en cuestión debido a una campaña militar prolongada en múltiples frentes y a una profunda polarización social.

 

Defensa antidrones

La moral colectiva depende de que tanto los combatientes en el frente y como los civiles en la retaguardia se sientan al menos parcialmente protegidos de los drones con una mínima defensa aérea y cierto control del espectro electromagnético.

Los aviones y misiles derriban los enjambres de drones, pero su escasez y costo les hace necesarios para interceptar los misiles balísticos y de crucero rusos, por lo que la solución más prometedora son los drones interceptores baratos como los que empresas ucranianas y alemanas —Wild Hornets, Besomar y Tytan— están produciendo. La defensa de corto alcance seguirá requiriendo sistemas de armas como el Sky Sentinel de Ucrania —una torreta autónoma equipada con una ametralladora pesada— y el Skynex de Rheinmetall diseñado para combatir los ataques de enjambre.

El radar, los escáneres de radiofrecuencia, los sensores acústicos y las cámaras son algunas de las tecnologías que utilizan los sistemas antidrones para vigilar el espacio aéreo y reaccionar ante las amenazas. Ucrania también está desarrollando el Tryzub, un sistema láser que supuestamente puede derribar objetivos aéreos a altitudes de más de 3.000 metros.

 

La desconexión entre operador y objetivo afecta a su moral de combate

La tecnología ha permitido a los combatientes atacar al enemigo cada vez con armas de mayor relevancia; a medida que aumentaba el alcance —de la lanza se pasó al arco y las flechas y de ahí a las armas de fuego y al avión— también lo hacía la distancia psicológica. Lo nuevo es que el operador de drones observa, apunta y dispara desde la ‘intimidad visual’ —con cierta frecuencia a miles de kilómetros del teatro de operaciones— a soldados y civiles inermes.

Esta ‘deshumanización’ del enemigo asociada a una ‘cultura de video juego’ lleva al operador de drones a una inquietud mental difícil de procesar, lo que sumado a las intensas y prolongadas sesiones tomando decisiones de vida o muerte, conduce a un agotamiento emocional que devasta su moral de combate; «la desconexión entre sus acciones y las consecuencias que observan», precisa Szewczyk, «puede generar sentimientos de culpa, vergüenza y angustia»[[13]].

 

Conclusiones

Los drones crean una constante ansiedad que erosiona sustancialmente la moral de combate de quien atacan por lo que un primer paso imprescindible es disponer de una defensa aérea fiable y de cierto dominio del espectro electromagnético.  Sin protección, en la línea del frente los soldados no ven al dron ni son capaces de derribarlo antes del mortal ataque; tampoco pueden salir de sus búnkeres. En las ciudades, el sonido de los enjambres aterroriza a una población que pasa las noches en refugios improvisados.

Los operadores de drones, al estar desconectados del enemigo se deshumanizan hasta el punto de considerar que están en el mundo ficticio del videojuego, lo que afecta a su moral y sugiere que las nuevas tecnologías cambian el sistema de valores militares de tal modo que hacen que la ética militar tradicional sea inaplicable.

 

Jesús Alberto García Riesco 

Coronel (r) y politólogo

 

Asociación Española de Militares Escritores

 

 

[[1]] REMARQUE, Erich María. Sin novedad en el frente, EDHASA, 2022.

 

[[2]] Citado en MULRINE, Anna.  “Why military ‘drone swarms’ raise ethical concerns in future wars”, Aug. 26, 2024. https://www.csmonitor.com/USA/Military/2024/0826/pentagon-drone-swarms-ai-ethics-china-russia

 

[[3]] SALINAS, Antonio. “The Meaning of Drone-Enabled Infantry Striking Beyond Line of Sight”, June 23, 2025. https://warontherocks.com/2025/06/the-meaning-of-drone-enabled-infantry-striking-beyond-line-of-sight/

 

[[4]]  “Fighting the war in Ukraine on the electromagnetic spectrum”, The Economist, Feb 5th 2025. https://www.economist.com/science-and-technology/2025/02/05/fighting-the-war-in-ukraine-on-the-electromagnetic-spectrum

 

[[5]] PINO, Anthony “Drones Having Psychological Impact on Soldiers”, Red Dimond, 12/11/2024 https://oe.tradoc.army.mil/product/drones-having-psychological-impact-on-soldiers/

 

[[6]] Citado en ADAMS, Paul. “Cómo la «guerra de drones» de Rusia se intensifica y mina la moral de Ucrania”, BBC, 11 julio 2025. https://www.bbc.com/mundo/articles/crk68evnz53o

 

[[7]] Citado en “Can interceptor drones stop Russia’s terror bombing?”, The Economist, Jul 2025.

https://www.economist.com/europe/2025/07/29/can-interceptor-drones-stop-russias-terror-bombing

 

[[8]] La Operación Telaraña, el audaz ataque ucraniano contra varias bases aéreas rusas ubicadas a miles de kilómetros de Kiev, fue una gran éxito táctico y estratégico. Drones armados con un costo de unos pocos miles de euros dañaron el 20 % de la aviación estratégica rusa.

 

[[9]] La Operación León Naciente colapsó el equilibrio de poder en el Medio Oriente. Israel eliminó personal militar y científico iraní clave y degradó la infraestructura de misiles del país.

 

[[10]] Definida por McRaven como «una condición que existe cuando una fuerza atacante, generalmente menor, obtiene una ventaja decisiva sobre un enemigo mayor o bien defendido.

 

[[11]] Citado en “Ukraine has yet to grasp how Operation Spider’s Web is affecting Russian public opinion”, Espreso 6 June, 2025 https://global.espreso.tv/russia-ukraine-war-ukraine-has-yet-to-grasp-how-operation-spiders-web-is-affecting-russian-public-opinion-political-analyst

 

[[12]] RIBOUA, Zineb.  “How Israel’s Operation Rising Lion Dismantled Iran from Within: A Case Study in the Art of Deception”, Hudson Institute, Jun 13, 2025. https://www.hudson.org/defense-strategy/how-israels-operation-rising-lion-dismantled-iran-within-case-study-art-deception

 

[[13]] SZEWCZYK, Claire. “‎Getting a VA Disability Rating for Anxiety”, Hil&Ponton, September 24, 2024. https://www.hillandponton.com/get-your-va-benefits-for-the-top-3-anxiety-disorders/#:~:text=Anxiety%20disorders%20are%20among%20the,set%20of%20symptoms%20and%20challenges.