LA OTAN Y SU GASTO MILITAR
No es posible interpretar el gasto militar de un país miembro de la OTAN, ni el total, si no se conocen las amenazas concretas que pesan sobre la Organización; tampoco es atribuible íntegramente , en España, al JEMAD el cálculo o la estimación del % del PIB que se debe aportar, en anualidades hasta 2035, pues su función se limita, y no es baladí, al Mando Operativo de las Fuerzas Armadas (FAS), esos datos pertenecen al entorno de la Política de Defensa del Ministerio que dirige su responsable.
La OTAN no es una organización supranacional, cada país miembro conserva su soberanía y las decisiones, como organización, se toman por unanimidad después de la negociación del consenso; de ahí que las posturas nacionales, cuando se suscribe una declaración final, ya hayan sido previamente negociadas para su aceptación.
Se entiende que la Organización Atlántica ha estimado la envergadura de la amenaza que representa la Federación Rusa, y el terrorismo, como incluye también la declaración final de la Cumbre, en el entorno de 2035, teniendo en cuenta la mejora de sus Fuerzas Armadas y su actitud en ese entorno temporal; esto supone 10 años de horizonte para completar y mejorar las capacidades de los países de la Alianza, aspecto que representará un importante y continuado montante de los PIB de los 32 países que componen la OTAN en ese periodo, descompuestos en 3,5% para defensa militar y 1,5% para seguridad, unos recursos enormes si se tiene en cuenta el crecimiento de esos PIB nacionales, normalmente en países sin recesión, aunque la dedicación de tal alto porcentaje a la industria de defensa podría hacer variar los mercados y el crecimiento, si las empresas manufactureras principales deben dedicarse prioritariamente a esos menesteres.
Hay que reconocer que en la Administración Trump las cifras económicas bailan de un día para otro, aunque la del 2% estaba decidida desde el 2014, año clave para percibir la amenaza de Rusia, no tan precisada por algunas naciones, entre ellas España en sus criterios de Seguridad Nacional. También hay analistas, sobre todo en los países bálticos, que estiman que el plazo que se fija la Organización Atlántica es optimista y que Rusia alcanzará “su disposición a agredir” sobre el 2032.
Es necesario añadir, que la Unión Europea(UE) también tiene su propósito de aumentar su dedicación a la Defensa Nacional, entendiendo este concepto, no especificado ahora en España, que se trata de la defensa militar más la defensa civil, ahora disfrazada esta de seguridad.
Un fondo de 800.000 millones de euros, a devolver, y un Libro Blanco para alcanzar la Autonomía Estratégica con las recomendaciones para la adquisición de capacidades y armonización de las industrias europeas de defensa, fueron aprobados con anterioridad a la Cumbre de la Haya de la OTAN, y recordemos, además, que la mayoría de los 27 países de la UE están incluidos en la Alianza.
Es necesario admitir que la reiteración de la parte española en la Cumbre de la Haya, sobre la suficiencia del 2,1% del PIB, tiene una lectura doméstica, pues sabido es que la coalición de izquierdas, y de extrema izquierda, que forma el Gobierno actual, probablemente no toleraría un gasto superior y el ejecutivo podría entrar en crisis, de ahí las dificultades de la actual Ministra de Defensa para “hacer pasar” las últimas adquisiciones.
También hay que admitir que un gasto anual del 5% del PIB puede suponer un recorte significativo del bienestar social, si no hay una espectacular mejora de la economía por algún motivo impredecible todavía, claro que si la estimación de la amenaza de la Federación Rusa es atinada no quedaría más remedio que hacerlo, no hay más que comprobar todos los días como está evolucionando la agresión de Putin a Ucrania, su alejamiento de la paz y la virulencia de sus ataques.
En otro plano de cosas, las Cumbres de la OTAN sirven para “mostrar músculo”, factor decisivo de la disuasión, y cohesión por encima de todo, en una organización tan numerosa, y esa fortaleza habitual ha sufrido el envite de las discrepancias, en espacial la española, amplificada en varias ocasiones por el Presidente Trump, el Secretario de Estado norteamericano y el Secretario General de la OTAN, y recogida por todos los medias importantes del Planeta.
Finalmente, la declaración española final, sobre la dedicación del 2,1% del PIB, cálculo atribuido “ a los militares”, deja un tanto perplejos a los que han trabajado y trabajan en las FAS, que conocen sus competencias por ley y se limitan a ellas, y saben quién dirige la Política de Defensa, quien ejecuta la Política Militar y quién es el Mando Operativo de las FAS.
Los Ejércitos españoles y la Armada precisan un buen restablecimiento de sus capacidades perdidas, una obtención de armamento para las nuevas formas de combate en el horizonte tecnológico de 2035, y sobre todo, ahora, una recuperación de su actitud para un combate de alta intensidad, para atender también a su escenario en solitario.
Ricardo Martínez Isidoro General de División, r y Escritor
Presidente de la Asociacion Española de Militares Escritores