GEOPOLÍTICA DE CERCO Y CONTRACERCO.  TAIWÁN Y LAS CADENAS DE ISLAS

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GEOPOLÍTICA DE CERCO Y CONTRACERCO.  TAIWÁN Y LAS CADENAS DE ISLAS

 

El mediterráneo chino está formado por dos mares: El mar de China Meridional y el mar de China Oriental. El Mar de China Meridional tiene una extensión de 3,5 millones de Km2, va de Singapur hasta el estrecho de Taiwán e incorpora cientos de islas, no pocas de ellas en disputa.  El Mar de China Oriental tiene unos 1,2 millones de km2 y va desde el Estrecho de Taiwán hasta las Coreas e incluye el Mar Amarillo. Está rodeado y delimitado por China, Japón y Corea.

 

 

                           Figura: Primera y segunda cadenas de islas.

   Fuente. https://www.researchgate.net/profile/Jan-Odrobinski-       Staporek/publication/333663475/figure/fig5/AS:767535276363783@1560006078631/Overview-map-of-First-and-Second-Island-Chain-Source-Catama-2015.jpg

 

 

Estos mares constituyen su entorno próximo. Si China pudiera controlarlos, además de asegurar su abastecimiento y afianzar su carácter de potencia regional, estaría en condiciones de alcanzar el estatus de potencia global. Y es que uniría a su condición histórica de potencia continental la de potencia marítima convirtiéndose con tal adición en potencia global. Y una potencia global debe controlar su espacio inmediato.

La clave de bóveda del conjunto es Taiwán que sería para China lo mismo que fue Cuba, en su momento, para Estados Unidos. De hecho, la toma de control sobre Taiwán supondría la desarticulación de la estrategia que busca su contención. Esto convierte a este territorio en el centro de gravedad del problema estratégico que supone su salida a mares libres.

Y es que, el primer reto que se plantea China se refiere a la defensa de las regiones costeras, problema que se complica porque Taiwán, que se encuentra situada a unas 100 millas frente a la provincia de Fujian, divide en dos el frente marítimo de China interrumpiendo los movimientos navales entre el Norte y Sur.[1]

Por eso China reivindica en su totalidad las aguas del Estrecho como mar territorial y propiedad cosa que los países occidentales no aceptan por exceder los límites de 12 millas que fija la Convención de Jamaica para ese mar. Por eso organizan operaciones denominadas de “libertad de navegación” en cuyo contexto buques de guerra occidentales surcan las aguas internacionales que China reclama como propias.

Además, Taiwán, es una antigua provincia China –hoy muy occidentalizada- en la que se refugiaron los nacionalistas tras su derrota en la guerra civil, lo que le dota de un estatus internacional difícil. Así, las cuestiones que afecten a esta área, además del alto valor estratégico militar con que de por sí cuentan, son políticamente relevantes por estar referidas explícita o implícitamente a la integridad territorial china. El fracaso del modelo “un país, dos sistemas” implantado para el retorno de Hong Kong dificulta aún más la unidad nacional.

Aún es más, para salvar el estrecho de Malaca y superar la estrategia de cerco, China ha modificado la geografía estratégica del Sur de Asia, al dar a sus provincias del Sur y el Este una salida directa al océano Índico. Ello tiene lugar por medio de grandes infraestructuras –con los sobrecostes derivados- y a través de Myanmar y Pakistán, que actuarían como auténticos corredores económicos, proporcionando una conexión directa entre China y el Índico.[2] Pero, como segunda derivada también envolverían a India con la que, si bien mantiene excelentes relaciones comerciales, también existe una disputa fronteriza y es un poder emergente y un rival regional.

En fin, la llamada estrategia de la “cadena de islas” es una estrategia de contención marítima heredera de la Guerra Fría. Se trata de una suerte de cerco geopolítico hecho a través de cordones insulares, esto es, sobre la base de islas, arrecifes e islotes de distinta pertenencia física:  EE.UU., Rusia, Japón, Taiwán, Filipinas, Malasia e Indonesia. Superar este espacio es imprescindible para que China acceda a mares libres y pueda diversificar sus rutas marítimas.

Y es que el Mar de China está constreñido por un perímetro estratégico, la “Primera Cadena de Islas”, un buffer marítimo que arranca de las Kuriles sigue el archipiélago de Japón y acaba en Borneo. Son un conjunto de islas y bases, un muro de contención capaz de bloquear el tráfico marítimo continental y contener las actividades navales chinas controlando su salida oceánica, según la lógica de cerco y contra cerco propia de la Guerra Fría.

Constituye así una suerte de futura última línea de defensa para unos, o una posición de control avanzado para otros, que se incardina en la geoestratégica del sistema estadounidense de alianzas bilaterales en el Asia-Pacífico y es el principal vehículo de proyección diplomática y militar de Estados Unidos en la región.

Se asienta sobre tres países con acuerdos de Seguridad y Defensa con Estados Unidos: Corea del Sur, Japón, y Filipinas (la base de Clark principal base nortemericana en la región). Junto a ellos se encuentra además Taiwán, que también dispone de una sólida relación basada en las llamadas “Seis Garantías”[3] y Singapur.

El caso de Singapur es interesante. Por su ubicación geográfica, recalan allí los dilemas de la competencia naval chino norteamericana. El país cuenta con una relevante colonia china y está siendo cortejado políticamente por este país. Al mismo tiempo, la solidez de sus relaciones con EE.UU. le ha permitido, el acceso a su más avanzada tecnología y alberga una base con presencia de unidades de la Marina americana de la que se ha especulado que sería la eventual sede de una nueva flota (la primera) en la base de Changi. Esto le convertiría en el pivote geopolítico de Washington en la región.

Esta opción estratégica obedecería a la lógica geopolítica que hace del indo pacífico un espacio único. E, igualmente, se daría prueba real del compromiso norteamericano con la región lo que, a su vez, ayudaría atraerse a India a una eventual coalición.

Una “segunda cadena de islas” que se extiende desde Japón (islas Bonín), a las Marianas (EE.UU.), Guam (EE.UU.) y las Carolinas, y que suponen un espacio de repliegue de ser desbordado el primero con la conversión de la armada china en una marina de aguas profundas, es decir, con grandes capacidades aeronavales. En este sentido, existiría una “tercera cadena de islas” que comienza en las Aleutianas, pasa por la isla de Hawái, su centro y punto fuerte para acabar en Oceanía; esta actuaría de retaguardia estratégica de los EE.UU. y actuaría de defensa en tal supuesto.

Replicando este modelo de trincheras, para responder a ello y ya desde los años 80, China intentó asumir la “defensa de los mares cercanos”. Pero, no pudiendo ejercer su control por su claro déficit de poder naval, se han conformado hasta ahora con desarrollar estrategias anti-access /área denial (A2/AD) y privar del control a los norteamericanos. Esto explica el poderoso desarrollo del arma submarina (eso sí, muy por debajo en capacidades de Estados Unidos) en este país que, sólo en 2013, buscó dotarse de portaviones.

Merecen referirse los contenciosos de China con los países ribereños (Taiwán, Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunéi) por la jurisdicción marítima y sobre diferentes islas y arrecifes que suman 71 contenciosos.  Es una lucha por el territorio y las aguas, pero también por el poder y el sistema internacional, además de por alterar el régimen de equilibrios en la región,[4] previo al que pretende se produzca a escala global. Y estos países tratan de implicar a su vez a Japón (que apoya a Vietnam y Filipinas) y a Corea del Sur (que apoya a Filipinas e Indonesia), por su dependencia estratégica, pero también a India (que rivaliza con China y ha establecido vínculos de seguridad con Vietnam, Indonesia, Japón y Australia, entre otros) y, por extensión, y siempre, a Estados Unidos, la “potencia residente”.

 

Imagen. Mar de China.

Fuente. ESTEBAN G. MANRIQUE, Luis. “India, China y EEUU y el gran juego del Índico”. Revista Política Exterior. 07.12.2020https://www.politicaexterior.com/india-china-y-eeuu-y-el-gran-juego-del-indico/R

Esta actitud responde a la estrategia de contra cerco con la que superar, a su vez, la “estrategia de la cadena de islas”. Pero si algo nos enseñaron las dos Guerras Mundiales es que la respuesta al modelo estático es la guerra de movimientos, el desbordamiento del marco vigente, su flanqueo y definitiva superación que supondría hacer estéril tal esfuerzo militar. Esto puede lograrse con la utilización política de la economía.  De haber “batalla” esta previsiblemente se derivaría al plano geoeconómico y se escenificaría en un intento del yuan por desplazar al dólar.

De hecho, China no precisa si quiera conquistar Taiwán. De modo similar, al Anschluss de Austria, está generando una opinión que le otorga su dominio sobre la isla por descontada en un futuro próximo. De este modo quiebra la voluntad de independencia los taiwaneses, anula su resistencia mientras vacía el país de industrias estratégicas (particularmente las de los chips más avanzados) y daña su economía en preparación de la situación que, inevitablemente, ha de venir.

Con todo, cuando se juega fuerte cualquier cosa puede pasar. Las riendas de la guerra no son livianas. Y guerra y política son la misma cosa aunque se lleven a cabo con diferentes medios.

 

 

Federico Aznar Fernandez-Montesinos  CF,   Analista del IEEE

De la Asociacion Española  de  Militares Escritores

 

Bibliografia

1.-    “La modernización naval de China: ¿El dragón se globaliza?” El radar de la georealidad. 10.06.21. https://www.elradar.es/la-modernizacion-naval-de-china-el-dragon-se-globaliza/[i][ii]
2-   GARCÍA-SANZ, Daniel. “China: gran estrategia y poder marítimo en la era de Xi Jinping”. URVIO. Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad. N.° 27, mayo-agosto 2020, pp. 57-72.https://revistas.flacsoandes.edu.ec/urvio/article/view/4381/3385
3.-   En el año 1979 el Congreso norteamericano aprobó la Taiwan Relations Act que supone un compromiso tácito de intervención ante un intento de modificar su estatus del país unilateralmente. Taiwán se encuentra 700 kilómetros de Okinawa. El premiar japones Abe sintetizó este riesgo diciendo que: “Una emergencia en Taiwán es una emergencia para Japón, y por ende una emergencia para la alianza Japón-EE.UU.”.
4-  HAYTON, Bill. “¿Por qué preocupan tanto las islas que China está construyendo?” BBC, 03.05.2015.https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/05/150503_islas_mar_china_meridional_disputa_men
 

[i]

[ii]