EL PASODOBLE MÚSICA MILITAR . Teniente Coronel Padilla Barrera.

 

EL PASODOBLE MÚSICA MILITAR

 

Se acerca el 2 de mayo, y al parecer no va a haber presencia militar en los actos que se celebraran en Madrid, conmemorando tan señalada efeméride. Lo cual supone vaciar de contenido la celebración, porque lo que realmente se celebra no es otra cosa que la unión de pueblo y Ejército ante una agresión exterior y al suprimir uno de los dos protagonistas el acto carece de sentido.

Se ha comentado que el año pasado no se respetaron las formas porque en el acto militar de la celebración la música interpretaba un pasodoble. Quizás no se ha caído en la cuenta que el diccionario de la RAE, define el término pasodoble como sigue: Marcha a cuyo compás puede llevar la tropa el paso ordinario. Baile que se ejecuta al compás del pasodoble. No sé cual fue el que se interpretó, pero supongo que sería el famoso Los Nardos, por su madrileñismo. Es una costumbre, que viene de lejos, que en la celebración de las fiestas locales, se adapte la música popular propia del lugar como marcha militar. En Canarias en aquellas épocas en que las juras de bandera eran multitudinarias, cuando se retiraban los jurandos desfilando ante sus familiares, normalmente lo hacían con la versión para desfile del famosísimo pasodoble,“ Islas Canarias» del maestro Tarridas. (Islas Canarias – Josep Maria Tarridas i Barri [Pasodoble] ). Las gradas se venían abajo. Lo mismo ocurre en Valencia con su famoso himno de José Padilla (Himno de la Comunidad Valenciana. Letra subtitulada en valenciano y castellano. 4K a 60FPS.) , o en Murcia con «Murcia que hermosa eres,» ( Rocío Jurado – Murcia, qué hermosa eres (1999)) ,hasta en Barcelona con la adaptación de la sardana «Baixant de la Font del Gat.»   (Baixant de la Font del Gat: Sardana)

Son muchos los ejemplos de pasodobles que en su día fueron éxitos sobre los escenarios que han sido adaptados como música militar:

En la noche del día 20 de Noviembre, de 1886, los espectadores que tuvieron la fortuna de asistir al estreno de la Zarzuela, Cádiz, en el teatro Apolo de Madrid, saltaron enardecidos de sus asientos, vitoreando a España, replicando al coro que cantaba:”¡Viva España! …. Qué vivan los valientes que vienen a ayudar…”. Era el número final del primer ac-to que representaba el desfile, al son de una briosa marcha, de los libertadores de la ciudad de Cádiz asediada por los franceses, esa bellísima y marcial marcha despertó el patriotismo de los presentes que puestos en pie, se fundieron en un extraordinario ambiente de exaltación patriótica. Según el programa de la función este número se titulaba: Cádiz (pasodoble) (Marcha de la Zarzuela «Cádiz»)

El 28 de Julio de 1893, Fiacro Yrayroz, libretista y Gerónimo Giménez, músico, estrenan en el Teatro Príncipe de Madrid(Hoy Español) una zarzuela,“ Los Voluntarios” cuyo argumento es el paso de una unidad de voluntarios catalanes por un pueblo aragonés de camino para su lugar de embarque hacia la guerra. “Se escuchan las cornetas, ya pronto llegarán los bravos catalanes que van a pelear así decía la letra del pasodoble, número central de la obra. Esa unidad tan especial de catalanes se ganó a pulso su entrada por la puerta grande en la Historia, con mayúscula, de España. Uniformados con el traje popular del Principado, cubiertos con la vistosa barretina y encabezados por su valeroso jefe el comandante Sugrañés, participaron en la batalla de Tetuán, al mando del general Prim, que sólo unos días antes había solicitado al general O´Donnell, que sus paisanos quedaran a sus órdenes. La batalla fue dura, 60 catalanes quedaron en el campo de batalla entre ellos su comandante. El día 6 de febrero de 1860, los Voluntarios Catalanes izaron la bandera española en la alcazaba de Tetuán. Se cuenta que habiéndose apenado el general Prim por las muchas bajas que el batallón tuvo, al desfilar los voluntarios ante el caudillo catalán después del combate le gritaron: Encare ‘n quedem pera un’ altre vegada. Todavía quedamos algunos para otra vez. Es un hecho de armas, que algunos pretenden ocultar, o mejor, borrar de la historia.

En Marruecos después de los  combates en mayo y junio de 1916, prosiguen las operaciones de policía, pero desde entonces no se desarrollan actuaciones militares importantes. Sin embargo, continúa, como era natural, una amplia presencia del Ejército español en el territorio, por eso, un pasodoble que apareció en los últimos meses del año 1919,decía: “Allá por la tierra mora, allá por tierra africana un soldadito español de esta manera cantaba”. Eran los primeros versos del Pasodoble de la Bandera número musical de la revista Las Corsarias, conocida marcha militar Banderita. (Pasodoble Las corsarias, compañía Tiempo de Zarzuela soprano Raquel Roig)

Las operaciones continúan sin tregua en Marruecos, el enemigo se muestra especialmente activo, en marzo de 1924 se hace necesario llevar refuerzos desde España, con las que poder vencer la pertinaz resistencia de los rifeños. En la segunda parte del año, cuando aún “Banderita” no había perdido popularidad, se oye por toda la capital española, un nuevo y emotivo pasodoble que decía:” Bejarana no me llores porque me voy a la guerra”. Era la voz de un quinto que había sido reclutado para ir a defender el honor patrio en los campos africanos. “Pasodoble de los quintos” se titulaba y su autor musical era tam-bién, Francisco Alonso, que volvía a aportar a la música militar española otra gran composición, que los músicos mayores no tardaron en incorporar a sus repertorios. El número pertenecía a la zarzuela, “La bejarana” con texto de Luis Fernández Ardavín, la música la compartía Alonso, con Emilio Serrano , aunque el pasodoble era solamente suyo; el estreno tuvo lugar el 31 de mayo de este año de 1924, en el teatro Apolo, que de nuevo vivió una noche de entusiasmo y fervor patriótico, cuando se interpretó esta nueva pieza de Alonso. (La Bejarana – Pasodoble de los Quintos – YouTube )

Unos años más tarde, en 1928, se puso de moda en Madrid otro pasodoble, que era un encendido elogio al soldado español, y en un verso de su letra se decía «La victoria fue tuya». En efecto, había llegado la victoria, y con ella, o por ella, la paz en las tierras afri canas. La orden general del Alto Comisario en Marruecos, general Sanjurjo, así lo confirmaba el día 10 de julio de 1927. Habían transcurrido 18 largos años, en los que España había vertido su sangre y sus energías morales, decía Sanjurjo, «para mantener el legado de altivez que nos dejaron nuestros antepasados, conquistadores de un mundo». El pasodoble, que tenía por título Soldadito español, lo compuso Jacinto Guerrero en los últimos días de la campaña de África y al poco tiempo lo incorporó a la revista La orgía dorada, que se estrenó en el teatro Martín, con libro de Muñoz Seca, Pérez Fernández y Borrás, y la colaboración musical de Belloc. Fue otro gran éxito, era un homenaje al Ejército a través de su figura más humilde, pero más importante: el soldado, el soldadito español. Otro gran pasodoble adaptado como música militar.

Pero no fueron solo pasodobles los que se adaptaron. A finales del siglo xix y principios del xx, se hace popular un género conocido como cuplé, heredero de la vieja tonadilla del xviii, que se interpreta en los cafés cantantes o en los teatros de variedades. Son pequeñas obras musicales, pero su letra siempre desarrolla un argumento, a veces picante o descaradamente erótico, y en ocasiones dramático Una de esas compañías de variedades, de varietés se decía entonces, presentó su espectáculo en el mes de Julio de 1921, en el teatro VItal Aza de Málaga, uno de los números, con letra de Fidel Prado y música de Juan Costa, lo interpretaba una joven cupletista, Lola Montes que tuvo un gran éxito en su actuación. Entre los espectadores se encontraba la directora de los hospitales de la Cruz Roja en Marruecos, la duquesa de la Victoria, que consiguió que la cupletista se incorporara a la compañía de Valeriano León que días más tarde iba a debutar en Melilla. Pretendía que cantara como fin de fiesta el cuplé que acababa de escuchar, porque pensaba que elevaría la moral de la población, en aquellos días difíciles que estaban discurriendo y no se equivocó. Su actuación en ese fin de fiesta fue el delirio: el público puesto en pie estuvo aplaudiéndome largo rato, contaba la cantante. Después del desastre de Annual, que ocurrió a los pocos días, ese cuplé sirvió para mantener el ánimo de la pblación que esperaba ansiosa el auxilio a la plaza, que debía llegar por mar desde Ceuta. El cuplé tenía por título: “El novio de la muerte”.  (El Novio de La Muerte (Versión cuplé))

Millán-Astray, conocedor como nadie de la especial forma de ser de sus legionarios, se dio cuenta enseguida de que aquella canción, por el brío y belleza de su música, y por lo emotivo de su letra, iba a ser adoptada como propia por sus hombres, y así ocurrió. El novio de la muerte se convirtió, de esta forma, en un himno legionario muy especial, con ese emocionante paso lento que introdujo en su arreglo Ángel García Ruiz, director de la banda del Tercio Duque de Alba en 1952. Todo el que haya tenido ocasión de estar presente en cualquier acto del Tercio, especialmente en un Sábado Legionario, sabe que hay que ser muy frío y duro para que el corazón no se encoja y no se haga un nudo en la garganta cuando entonan esta bella canción.

Como hemos visto La música popular está íntimamente ligada al Ejército y especialmente el pasodoble forma ya parte de su historia por eso no debe de extrañar a nadie que se haya utilizado un pasodoble en la celebración del 2 de mayo del pasado año.

 

Jose Manuel Padilla Barrera. Teniente coronel del Cuerpo de Ingenious Politécnicos, r

De la Asociación Española de  Militares Escritores.

Bibliotecario del Real Casino de Santa Cruz de Tenerife.