El Coronel de Infantería de Marina, r , Juan Angel Lopez Diaz, asociado de AEME e marco del Plan de Colaboración de Asociados AEME 2023-24, publica el siguiente articulo
Una guerra olvidada, el conflicto de Nagorno Karabaj: ¿una oportunidad para Europa?
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La Realpolitik
Con anterioridad, la UE, enfrascada en los problemas provocados por la invasión de Ucrania, necesitó asegurar con urgencia los suministros energéticos para sustituir a los que recibía de Rusia. Esto provocó que la Sra. Von der Leyden firmase un MOU para aumentar los suministros azeríes, hasta los 20.000 millones de m3 en 2027 (El País, 18-07-2022), una ganancia diplomática para Aliyev, ya que la UE elevó al país a la posición de socio clave en la geopolítica energética, sin tocar el tema de los derechos humanos o el conflicto de Nagorno Karabaj. Y tras el acuerdo la UE redujo las recomendaciones que hacía hasta entonces a ambos bandos para que mantuvieran su moderación. Muchos estados miembros exigían que la UE tuviera una política más activa e incluso agresiva en la región, pero esto sin presencia militar era imposible.
Existía también el riesgo de la internacionalización del problema. Azerbaiyán, como es bien sabido, está partido en dos y separado por Armenia. Desde siempre viene reclamando un corredor, el de Zangezur, que permitiese el tránsito entre sus dos trozos del territorio y además exigía el control de ese corredor. Ereván podría admitir la existencia del corredor, pero no a que estuviese bajo control azerí. Y por si esto fuera poco y dado que el corredor pasaría cerca de la frontera con Irán, este país advirtió que consideraría una línea roja la construcción de ese corredor.
Durante las dos semanas posteriores a que las fuerzas azeríes tomaran el control del enclave, casi toda la población de etnia armenia de Nagorno-Karabaj, unas 120.000 personas, huyó a la vecina Armenia. La agencia de refugiados, ACNUR, registró más de 100.600 refugiados de Nagorno-Karabaj en Armenia. Esto implica un gran desafío para Armenia para darles alojamiento, comida y calefacción, en un momento en el que el mundo está pendiente de Ucrania y, desde hace más de dos meses, también del conflicto palestino-israelí. De hecho, para el mundo esta crisis ha desaparecido.
El Corredor Transcaspiano
Pese a todo ello, con conversaciones fuera de los focos y mientras los combates arreciaban en Medio Oriente y Ucrania, en el Cáucaso Meridional los esfuerzos diplomáticos entre Armenia y Azerbaiyán para lograr un acuerdo de paz podrían dar sus frutos. Pero no dialogan de forma aislada: el conflicto involucra a algunos de los actores externos en los conflictos entre Israel y Hamas y Ucrania, incluidos Irán, Turquía, Rusia, la Unión Europea y Estados Unidos. Eso hace que el camino hacia la paz sea un camino difícil e interconectado. El 26 de octubre, durante una cumbre en Tbilisi, el Primer Ministro armenio, Nikol Pashinyan, anunció una iniciativa conocida como Encrucijada para la Paz, que exige la construcción de conexiones terrestres con cada uno de los vecinos de Armenia: Georgia, Irán, Turquía y Azerbaiyán. Las fronteras de Armenia con Azerbaiyán y Turquía han estado cerradas durante mucho tiempo debido a la disputa por Karabaj, lo que limitaba a Ereván a conexiones comerciales limitadas con Georgia y Rusia al Norte y con Irán al Sur. En el caso de Azerbaiyán, las conexiones con Turquía, su aliado, y con su enclave en Nakhchivan (el trozo separado por Armenia), están muy restringidas y sus exportaciones de suministros de energía a Occidente dependen exclusivamente de su tránsito a través de Georgia. La iniciativa reconoce el principio de integridad territorial, crucial para cualquier acuerdo de paz entre Ereván y Bakú y al mismo tiempo propone proyectos de conectividad específicos: oleoductos, carreteras, ferrocarriles, cables y líneas eléctricas entre Armenia, Azerbaiyán y otros estados. Por otro lado, Azerbaiyán ha abandonado la propuesta del corredor de Zangezur en favor de rutas a través de Irán. Pashinyan afirmó durante su discurso que un acuerdo de normalización entre Armenia y Azerbaiyán podría “completarse con éxito en los próximos meses”. Y el pasado 10 de enero el presidente de Azerbaiyán declaró que existían condiciones para la firma de un acuerdo de paz con Armenia.
Pero esto no será fácil. En Tbilisi no estuvo Rusia. Las relaciones entre Ereván y Moscú se deterioraron por la negativa de Rusia a intervenir en la invasión en Nagorno-Karabaj. Y Armenia ha firmado acuerdos de cooperación militar con Francia, miembro de la OTAN. Y Rusia no admitiría proyectos en el Cáucaso que excluyan su participación, en especial en el campo energético y Azerbaiyán ha tratado de aumentar sus exportaciones de gas natural a Europa a medida que el continente se diversifica respecto de Rusia. Y aunque Moscú ha perdido influencia en el Cáucaso en parte al esfuerzo bélico en Ucrania y el ascenso de Turquía en la región, el Kremlin ha demostrado ser capaz de sembrar el caos y ser un elemento perturbador en los teatros de Eurasia donde sus intereses no se vean satisfechos. Además del desafío ruso, hay otros factores para abortar el acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán como son las diferencias políticas dentro de Armenia y sus comunidades de la diáspora en países como Francia y Estados Unidos que se oponen a la reconciliación con Azerbaiyán, o los discursos de políticos azeríes que amenazan con más agresiones de conquista a Armenia. También están los problemas pendientes de la delimitación de fronteras y la retirada de minas.
A pesar de todos estos posibles obstáculos, existe una posibilidad real de lograr un acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán, que podría mejorar la conectividad de la región en beneficio de millones de personas y podría a su vez desbloquear las conexiones para un corredor Transcaspiano hacia Asia Central, que solo se podría realizar con la participación e inversión de actores clave como Estados Unidos y la UE.
En las casi tres décadas transcurridas desde la desaparición de la URSS ha habido un aumento del interés internacional en conectar las naciones sin litoral de Asia Central con el resto del mundo a través de la región del Caspio. Aunque Rusia ha dominado Eurasia durante la mayor parte de la era post-soviética, la guerra de Ucrania ha estimulado a Occidente hacia el desarrollo de conexiones de transporte sostenible entre Europa y Asia con el objeto de reducir la dependencia de los recursos energéticos rusos y el dominio de Moscú sobre las rutas comerciales euroasiáticas.
Fig.5. El Corredor Transcaspiano o del Medio, llamado así por la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, que consta de tres corredores diseñados para promover el comercio y el intercambio entre civilizaciones de este a oeste: Corredor Norte, el Corredor Sur y el Corredor Medio.
También está China, cuya aparición como potencia y su iniciativa de la Franja y la Ruta, que sigue las teorías de Mackinder, la ha posicionado para aprovechar la apertura que proporciona una Rusia debilitada por la guerra y las sanciones. Sin embargo, la recesión económica china representa también un momento clave de oportunidades para la UE, mientras Beijing esté preocupado por los problemas económicos. No obstante, tendrá que maniobrar con inteligencia para garantizar el desarrollo de un corredor a través del Caspio, que sea robusto y pueda facilitar la conectividad del Este-Oeste. Este corredor podría lograr una conectividad comercial entre Asia Oriental y Europa que eluda la influencia rusa.
Epílogo
Europa tendría que trabajar en un panorama estratégico delicado y frágil y comprender las motivaciones de las distintas partes interesadas euroasiáticas. Todo esto requerirá la toma de decisiones estratégicas no sólo por parte de los líderes de Armenia y Azerbaiyán, sino y especialmente por parte de la UE para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades en un momento crítico en su relación con actores influyentes en toda la región. También sería deseable que esta nueva realidad contemplara mediante ayudas de la UE y los organismos de las NN. UU. la situación de los más de 100.000 refugiados expulsados de Naborno-Karabaj, y que por lo que parece, habrían sido una parte importante de esta nueva realidad.
Juan Ángel López Díaz
Coronel de Infantería de Marina (R)
Miembro de la AEME y del Centro de Pensamiento Naval (EGN)