Articulo que publica la revista Tierra, Mar y Aire, en su ultimo numero de diciembre de 2023, redactado por nuestro asociado el General de División , r Jesus Argumosa Pila
La capitulación de Nagorno Karabaj y la nueva era geopolítica
Antecedentes
El conflicto de la región de Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán tiene su origen a principios del siglo XX cuando bajo la Unión Soviética, Josef Stalin decidió convertir la región en un oblast (provincia) del Azerbaiyán soviético. Así, en el año 1921, como provincia se incorporó a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán, hecho que causó un gran descontento entre los armenios. Durante más de seis décadas, estos exigieron la adhesión de la provincia a Armenia.
Nagorno Karabaj siempre fue una región históricamente armenia. Como demuestran sus monasterios y otros monumentos históricos-culturales esta región ha sido cuna de la civilización armenia. Como se ha visto anteriormente, los problemas aparecieron en 1921 cuando el Cáucaso fue absorbido por la URSS. De las tres entidades entonces existentes, Azerbaiyán, Armenia y Georgia que declararon la independencia las dos primeras fueron incapaces de ponerse de acuerdo en la delimitación de sus fronteras.
En aquellos años la disputa entre Azerbaiyán y Armenia se refería a las regiones de Nagorno Karabaj, Syunik y Najicheván. Syunik se quedó en Armenia, pero Nagorno Karabaj y Najicheván fueron entregadas por los rusos a Azerbaiyán no solo porque este país fue sovietizado antes que Armenia sino debido a la presión que ejercía Turquía siendo un Estado antiimperialista y alejado del bloque occidental. Moscú en aquella época utilizaba la política de divide y vencerás buscando debilitar al nacionalismo.
Mientras que en Najicheván se produjo una limpieza étnica y los armenios que constituían el 50% de la población se marcharon, en Nagorno Karabaj donde los armenios suponían el 94% de la población, nunca aceptaron la unión a Azerbaiyán y nunca lo reconocieron. En 1923, Nagorno Karabaj se convirtió formalmente en una región autónoma dentro de Azerbaiyán.
Pasado remoto
No fue hasta finales de la década de los 80 del siglo pasado, en el momento de llegar la perestroika de Gorbachov, cuando las tensiones entre armenios y azeríes aumentaron en la región de Nagorno Karabaj hasta llegar a una guerra entre 1988 y 1994, que finalizó con una paz favorable a los armenios, auspiciada por Rusia. La guerra coincidió durante algunos años con la disolución de la Unión Soviética entre 1990 y 1991.
Durante esta guerra, el 10 de diciembre de 1991, la población de origen armenio de Nagorno Karabaj proclamó el territorio como independiente con la denominación de República de Artsaj, contando con el apoyo activo de Armenia, pero escasamente reconocida. El territorio cuenta con el apoyo de tres estados no reconocidos: Abjasia, Osetia del Sur y Transnistia. Al finalizar la guerra en 1994, la República de Artsaj controlaba la gran mayoría de la antigua oblast soviética junto con una parte importante de las regiones circundantes en territorio de Azerbaiyán que no estaban en disputa.
La segunda guerra de Nagorno Karabaj se desarrolló entre el 27 de noviembre y el 10 de noviembre de 2020. El alto el fuego fue firmado por el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashyan, y el presidente ruso, Vladimir Putin. También firmó el alto el fuego el presidente de la república de Artsaj, Arayik Harutyunyan.
Esta vez la guerra fue una gran victoria para Azerbaiyán. Las fuerzas armenias debían retirarse de los territorios ocupados por los armenios que rodean Nagorno Karabaj mientras que la fuerza de mantenimiento de paz, proporcionada por Rusia, de algo menos de 2000 efectivos seria desplegada durante un mínimo de cinco años a lo largo de la línea de contacto y el corredor de Lachin que une Armenia y la región de Nagorno Karabaj. Además, Armenia se comprometió a “garantizar la seguridad” de las comunicaciones de transporte entre el enclave azerbaiyano de Najicheván y el propio Azerbaiyán, mientras las fuerzas fronterizas rusas ejercían realmente el control sobre dicho transporte. En realidad, Artsaj perdió todos los territorios que había ganado conseguido en los años 90 del siglo pasado.
NAGORNO-KARABAJ
Dos actores externos se declararon satisfechos con el final de la guerra. Rusia porque había sido el protagonista de los acuerdos de paz desplegando sus fuerzas militares para garantizar el alto el fuego mientras que Turquía afirmaba que su apoyo a Azerbaiyán, especialmente con drones, había sido decisivo para su victoria militar.
Si ya las actuaciones de Rusia a lo largo de esta segunda guerra y durante las negociaciones, para el alto el fuego en Nagorno Karabaj, fueron realmente perjudiciales para Armenia, lo más lamentable fue el comportamiento de las fuerzas rusas de mantenimiento de paz ya que hicieron caso omiso de lo que se había pactado y permanecieron totalmente pasivas ante las continuas violaciones que cometían las fuerzas azerbaiyanas.
De hecho, el mayor factor de tensión fue el bloqueo impuesto en diciembre de 2022 por Azerbaiyán al corredor de Lachin que, como se ha dicho, une el enclave de Nagorno Karabaj con Armenia, con el argumento de que Ereván lo utilizaba para extraer ilegalmente recursos naturales azerbaiyanos y suministrar armas a la autoproclamada república.
Presente reciente
Tanto Rusia como Turquía están involucrados en el conflicto de Nagorno Karabaj. Mientras el país del monte Ararat se sitúa abiertamente del lado azerbaiyano e históricamente enfrentado a Armenia, el país de los Urales mantiene estrechos vínculos con Armenia, por razones de seguridad. Sigue teniendo allí una base militar con unos 3000 efectivos. No obstante, la posición rusa no está muy clara ya que Rusia también es un importante suministrador de armas de Azerbaiyán y este país importa de Rusia el 80% de sus armas pesadas. Por ello, Rusia actúa en el Cáucaso con un doble juego en función de sus intereses.
Durante más de 20 años, desde que firmó el documento de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) en 2002, una alianza militar de Estados postsoviéticos que incluye a Armenia, pero no a Azerbaiyán, Eriván ha confiado en Moscú como único garante de su seguridad. Sin embargo, desde finales de la pasada década, Armenia se ha sentido frustrada por la falta de voluntad de Rusia para defenderla ante las agresiones azerbaiyanas al mismo tiempo que iban aumentando las relaciones entre Moscú y Bakú.
Por otra parte, Azerbaiyán ha crecido gradualmente en poder desde 2002. Tanto su PIB como su gasto en armamento ha aumentado sustancialmente. En la primera década de este siglo, la diplomacia azerí fue extraordinariamente proactiva y multilateral forjando alianzas con Israel, Reino Unido, Pakistán y Rusia. Mientras tanto, los armenios confiaron, como se ha dicho, su seguridad solamente a Rusia.
A lo largo del pasado mes de septiembre, Armenia ha enviado ayuda humanitaria a Ucrania por primera vez, ha realizado maniobras militares conjuntas con Estados Unidos en los ejercicios Eagle Partner 2023 que duraron desde el 11 al 20 de septiembre. Por otra parte, el Parlamento propuso ratificar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, lo que significa que estaría obligada a arrestar al presidente de Rusia, Vladimir Putin, si pusiera un pie en el país. Esta propuesta se ha aprobado y el pasado 14 de octubre, las autoridades de Armenia informaron que el presidente armenio, Vaan Khachaturián, había promulgado la ratificación por parte del Parlamento de su país del Estatuto de Roma citado.
La ofensiva militar azerbaiyana del pasado 19 de septiembre contra las fuerzas armenias locales de Artsaj materializa la última guerra en Nagorno Karabaj. Esta guerra duró apenas un día. El Kremlin declaró que las fuerzas de paz rusas fueron notificadas solo unos minutos antes de que comenzara la ofensiva azerbaiyana. El 20 de septiembre, las autoridades de Artsaj, después de haber indicado que las fuerzas azerbaiyanas atravesaron sus líneas y capturado varias alturas y cruces de carreteras estratégicos, aceptaron la propuesta de un alto el fuego del mando del contingente de mantenimiento de paz ruso.
Armenia se ha quejado amargamente de la escusa dada por Rusia de que no sabía nada hasta unos minutos antes de la ofensiva azerbaiyana La capitulación de los armenios de Nagorno Karabaj ha obligado a más de 100.000 personas a huir de la región. Con fecha 30 de septiembre 100.417 personas desplazadas de Nagorno Karabaj habían llegado a Armenia a través del corredor de Lachin, de acuerdo con Nazeli Baghdasarián, portavoz del primer ministro armenio, Nikol Pashinián. Esta cantidad de personas supone el 83% de la población de dicha región.
Consecuencias geopolíticas
En virtud de lo expuesto, la disolución del Ejército de Artsaj y la capitulación de Nagorno Karabaj tiene unas repercusiones geopolíticas regionales e internacionales que se extienden mucho más allá del ancestral enfrentamiento entre armenios y azeríes. Se relacionan a continuación algunas de las consideraciones que se estiman más relevantes.
En primer lugar, esta victoria de Azerbaiyán en Nagorno Karabaj marca un cambio radical en el equilibrio de poder en el Cáucaso al mismo tiempo que la soberanía de Armenia se vuelve más frágil y vulnerable desde que el país adquirió su independencia tras la caída de la Unión Soviética en 1991. Dicha soberanía puede ser más precaria si en el acuerdo de paz previsto entre Armenia y Azerbaiyán, posiblemente bajo los auspicios de Rusia, se consigue aprobar que el corredor extraterritorial entre Azerbaiyán y Turquía pase a través de Armenia meridional.
La hegemonía que ha tenido Rusia en el Cáucaso desde el principio del siglo XIX ha fracasado, demostrando que ha sido un actor impotente y de alguna manera considerado como traidor ante su antigua aliada Armenia con la que aún tiene una alianza militar desde el año 2002. El Kremlin ha estado sobrepasado por los acontecimientos debido, principalmente, a sus enormes esfuerzos dedicados a la guerra en Ucrania. Por otro lado, se han roto las estrechas y amistosas relaciones que han existido a lo largo de muchos años entre el pueblo armenio y el pueblo ruso.
Rusia está perdiendo influencia en el Cáucaso, en una parte de lo que llama el “extranjero cercano”, especialmente en los tres países que fueron repúblicas soviéticas. Después de Georgia, desde hace años dentro de la órbita occidental, ahora es Armenia la que abandona al país de los zares. No está claro por donde caminará Azerbaiyán en los próximos años. Lo que está claro es que Rusia ha perdido un aliado.
También Rusia está perdiendo protagonismo en esta zona toda vez que Turquía, su enemigo atávico, está obteniendo beneficios muy favorables al haber apoyado política y militarmente a Azerbaiyán en la guerra de Nagorno Karabaj y estar a punto de asegurarse un corredor extraterritorial en el sur de Armenia hasta Azerbaiyán. Este corredor, que está pendiente del acuerdo de paz citado más arriba, es muy importante para los turcos porque por allí pasarán las tuberías del futuro gasoducto.
No cabe duda de que tanto Turquía como Azerbaiyán han aprovechado la oportunidad de la debilidad de Rusia en la actualidad, muy empeñada en la guerra en Ucrania y no hacer nada ante la incursión militar que hicieron las fuerzas azerbaiyanas el año pasado en Nagorno Karabaj, para conseguir sus propios intereses estratégicos. Sintiéndose traicionada, Armenia comenzó a pivotar hacia Occidente.
Después del colapso de la Unión Soviética, Irán adoptó una postura proarmenia a pesar de que la mayoría de la población azerí es chiita aunque la religión no tiene una gran importancia en su vida. Para el país de los ayatollas, la victoria de Azerbaiyán puede dar lugar al incremento del separatismo entre sus más de 6 millones de ciudadanos azerbaiyanos especialmente debido a que un Grupo de Azerbaiyán está difundiendo la creencia de que algunas provincias de Irán están ocupando el sur de Azerbaiyán.
Otra preocupación para Irán lo constituye el hecho de que la reciente victoria de Azerbaiyán en Nagorno Karabaj refuerza la influencia de Turquía en el Cáucaso meridional – no se debe olvidar que los azeríes son un pueblo turco – al mismo tiempo que proporciona un creciente auge turco en la región. Sin duda, supone un claro revés para el papel estratégico que quiere jugar Irán en este escenario regional.
En el equilibrio estratégico internacional, la capitulación de Nagorno Karabaj debilita a Rusia a costa de perder influencia a costa de Turquía en el Cáucaso meridional, cuello de botellas para la mayor parte de los hidrocarburos que pasan hacia Occidente, especialmente hacia Europa. Algo parecido le ocurre a Irán en favor de Turquía y Azerbaiyán. En el otro lado, favorece a Estados Unidos, la UE y a Turquía, con independencia de que Occidente debiera realizar el máximo esfuerzo para establecer una sólida línea de cooperación y ayuda al pueblo armenio.
En definitiva, la capitulación de Nagorno Karabaj constituye, en la nueva era geopolítica que se avecina – ya sea multipolar o bipolar dual -, un indicador más en el cambio sustancial en la dinámica de competición geoestratégica en la que están inmersas las grandes potencias y las potencias emergentes, ya que tiene la virtud estratégica de influir en alto grado en sus tomas de posición de cara a un emergente orden mundial aún sin definir.
Madrid, 16 de octubre de 2023
GD (R) Jesús Argumosa Pila Asociación Española de Militares Escritores