La revista MILITARES, publica en su ultimo numero una entrevista al General de Brigada, Emilio Fernández Maldonado, asociado numero 121 de AEME. En recuerdo de su esposa, ha establecido el Premio “In Memoriam: María Manuela (MANÉ) Gonzalez Quiros” que concede anualmente a trabajos que hayan sido realizados por oficiales o suboficiales procedentes de la Academia General Básica de EL TALAR. En las ultimas ediciones han correspondido : En 2021 al Comandante D. Miguel Parrilla Nieto por su libro “Las Clases de Tropa de segunda categoría- suboficiales, Brigadas y Sargentos- (1912-1931); y el pasado año 2022 al Teniente Suboficial Musico D. Jose Luisa Gorospe Lorenzo por el trabajo “El Sargento, orgullo y honor. Marcha militar”. La primera edición del Premio de la Asociacion Profesional de Suboficiales, ASFASPRO, lo concedió al General Maldonado, consistente en un cuadro del pintor Augusto Ferrer-Dalmau que representaba a un Suboficial de epoca. Hijo adoptivo de la villa de TREMP.
General Emilio Fernández Maldonado
El conocimiento, la opinión y el afecto de un gran militar sobre los suboficiales de nuestras fuerzas armadas.
El general Fernández Maldonado es hoy la figura más destacada en el conocimiento del suboficial español, sus largos años de permanencia en la Academia General Básica y una brillante trayectoria de actividades relacionadas con esta figura clave de nuestros ejércitos, le hacen merecedor del afecto y respeto no sólo de los que son o han sido suboficiales sino de todos los que visten el uniforme militar. Hoy, nuestra revista MILITARES, se honra en traer a sus páginas a tan ilustre soldado.
El militar
Siempre que realizamos una entrevista a un militar preguntamos al entrevistado por su relación con las Fuerzas Armadas, es una especie de partida de nacimiento o retrato de juventud que ayuda al lector a conocer mejor al personaje, y usted, mi general, no iba a ser menos. Por qué eligió la carrera de las armas. ¿había antecedentes en la familia?
No tenía antecedentes militares profesionales en mi familia, ni en mi entorno social, mi padre era músico. No recuerdo el por qué exactamente decidí ser militar, pero lo que sí recuerdo es que fue desde muy joven. Nada más acabar el bachiller, en junio de 1958, comencé a disponer la papelada para entrar voluntario en el Ejército. Creo recordar que los hijos de militar y los procedentes del voluntariado eran los únicos a los que el Estado cubría los gastos de la Academia, de otra forma mi familia no hubiera podido hacerles frente. Y de esa manera, comenzó el día 1º de septiembre de 1958 mi carrera militar. Me preparé sin ningún tipo de rebaje de actividades, ni del ejercicio de la instrucción, maniobras, cursos, servicios de todo tipo y resto de obligaciones como soldado, cabo y cabo 1º, e ingresé en la General con la XXI Promoción.
Y el joven teniente de infantería inicia su vida profesional. De aquellos primeros años queda un recuerdo que va más allá de la hoja de servicios para quedar grabado en la memoria.
Así es. Mi primer destino, en 1966, como era obligado en aquellos años, fue un CIR, concretamente el número 3 (Cáceres), lo cual me permitió estar a medio camino entre Madrid donde vivía mi familia y Lisboa, donde vivía la que el 30 de noviembre de ese mismo año se convertiría en mi mujer, adoptando la nacionalidad española Al ser un destino de transición, el que considero el primero lo fue al año siguiente en Badajoz, como componente del Batallón Mecanizado del RIMZ. “Castilla” 16, donde permanecí seis años y pico más hasta mi ascenso a capitán, en 1973.
Después vendrían nuevos ascensos, nuevos destinos y cursos hasta alcanzar el generalato
Los siguientes destinos puedo resumirlos diciendo que siempre procuré estar en el Arma lo más posible y lo imprescindible en el Estado Mayor, curso en el que me diplomé en 1977. De esa manera, al “Castilla” 16 sumé destinos en el RI. “Mahón”46, RIDOT. “Badajoz” 26, RCZM. “Arapiles” 62 (al mando del BCZM “Alba de Tormes”) y finalmente, de coronel, al mando del prestigioso RCZM “Tercio Viejo de Sicilia” y Comandante Militar de Guipúzcoa, en San Sebastián, entre 1995 y 1997. En total he tenido 19 destinos. De cursos importantes, además del de EM citado, fue el de Comando y Estado Mayor del Ejército brasileño el año 1983, en Rio de Janeiro, en el obtuve la calificación de “sobresaliente”.
Hablemos del general. Qué cambió en su vida el empleo de general y cuáles fueron sus principales cometidos en esa alta responsabilidad militar
El ascenso a general de Brigada me llegó en 1999 y poco cambió mi habitual vida profesional pues, aparte de seguir trabajando como un burro, conseguí un récord de destinos difícil de igualar. En los tres años y medio que permanecí en el empleo y pasé a la reserva por edad, tuve la friolera de cuatro, a saber: el primero en Bilbao como Comandante Militar de Vizcaya, el segundo como 2º jefe del MALZIR Norte, en Zaragoza, el tercero en Madrid, un par de meses como último director de la Escuela Logística y, finalmente, en Calatayud, como primer director de la Academia Logística, un destino de los que me siento más orgulloso y especialmente honrado por haber sido designado por la superioridad para organizarla y ponerla en marcha.
El maestro
Ha citado un centro de enseñanza, la Academia de Logística, y esta referencia nos remite a otro, la Academia General Básica de Suboficiales. ¿Cuál ha sido su vinculación con este centro?
Mi incorporación a la AGBS fue en mayo de 1977, al salir de la Escuela de Estado Mayor, en vacante de EM. Fui destinado a la PLMM en la que tuve la gran suerte de que, pocos meses después, su comandante jefe fuese nombrado miembro de la Comisión de redacción de las Reales Ordenanzas quedándome de jefe, primero accidentalmente y poco después interinamente, cuando aquel fue destinado. Mis otros dos destinos en la Academia fueron de comandante y tcol en 1986 y 1989, respectivamente, hasta 1992,y ambos también en vacante EM y jefe de la citada PLMM.
¿Fue en la AGBS donde conoció a fondo la enseñanza del suboficial, sus métodos pedagógicos, sus medios materiales, y sobre todo la alta responsabilidad de formar profesionalmente a militares de vocación?
Como ya he señalado, mi puesto nunca estuvo directamente relacionado con la docencia y, por lo tanto, mis opiniones carecen del necesario respaldo. De lo que sí podría hablar y mucho, sería de la organización de la enseñanza en la Academia, de sus programas, de su día a día, como el primer y más directo colaborador de su coronel director, pero no tendría cabida en el corto espacio de esta entrevista. Mi conocimiento directo estuvo centrado en las vivencias del primer tercio de las 50 promociones ingresadas hasta este momento y, puedo asegurar, que en casi nada se parecen aquellas a las más actuales de finales del siglo XX y lo que llevamos del XXI.
Este conocimiento le permitirá definir al suboficial como profesional de las Fuerzas Armadas y como ciudadano en la sociedad de nuestro tiempo
EL suboficial de hoy, por el que me pregunta, el suboficial de todos los tiempos, como yo lo llamo, es siempre el mismo adaptado a las circunstancias de cada periodo histórico, pues a lo largo de su secular existencia siempre ha constituido esa fuerza que ha conseguido mantener firme y unida a la columna vertebral de nuestro Ejército. Y no son meras palabras retóricas y escogidas para la ocasión, sino el fruto de mi conocimiento de su vida y milagros durante siglos. El problema ha sido que ese Ejército no lo ha sabido hasta hace muy poco, concretamente hasta que se organizó la primitiva Escala Básica de Suboficiales y se creó la Academia General Básica de Suboficiales
El historiador
¿Tan importante considera la creación de La Academia General Básica en la historia del suboficial?
Me toca repetir algo que llevo dicho desde el comienzo de la gran aventura de la Básica. La Academia es el primer y único centro de enseñanza de formación que han tenido los suboficiales en su secular existencia. Hasta el siglo XVIII la guerra fue su única escuela y, hasta 1974, se adaptó a su época. La creación de una Academia para la formación del suboficial fue un acierto absoluto, el colofón de otro fundamental, cuando en 1931 la incipiente II República creó el Cuerpo de Suboficiales.
Para conocimiento del lector de esta entrevista ¿Puede hacernos una reseña de los principales pasos en la formación del suboficial?
La necesidad de modificar la enseñanza del suboficial viene de lejos. Téngase en cuenta que solo a mediados del siglo XIX, en 1845 creo recordar, fue cuando se organizaron las primeras Academias Regimentales de las cuales, solo con pronunciar su nombre, podemos conocer que el espíritu de cuerpo quedaba reducido al espíritu de regimiento, tanto en las Armas, como en los Cuerpos y Servicios que por aquellos años componían el Ejército. Casi cien años después, el gobierno de la República dio un paso, fundamental y digno del mayor elogio, creando el primer Cuerpo de Suboficiales de su historia, pero al que no quiso dar la posibilidad de una formación común. Si pocos meses antes había cerrado la General para evitar la existencia de ese espíritu común entre los oficiales, malamente podía querer crear otra “General” para los suboficiales.
Termina la Guerra Civil, el gobierno del bando ganador se vio seriamente comprometido en dar solución, con una digna “salida”, a la ingente cantidad de oficiales y suboficiales producto de la contienda, pero no cambió ni una coma de la reglamentación vigente sobre el Cuerpo hasta 1960 cuando se incluyeron en el mismo los empleos de subteniente y sargento 1º. Y no ocurrió así y conviene que se sepa, en el bando republicano, que modificó sus propias leyes una y otra vez, incluso con procedimientos muy discutibles, jurídicamente hablando, llegando durante la guerra, a suprimir el Cuerpo de Suboficiales y llevando al sargento, nuevamente, a la categoría de tropa.
Poco después se crearía la Academia General Básica ¿Cómo se gestó este cambio radical en la enseñanza del suboficial?
En 1964 se creó una comisión de carácter generalista para estudiar los problemas existentes en el Ejército en la que, en principio, no se contempló a los suboficiales, aunque poco después se corrigió el error. En 1971 la comisión pasó a ser interministerial, pero los resultados continuaron siendo escasos, las conclusiones ambiguas y las propuestas insatisfactorias. Fue entonces cuando llegó el gran momento del teniente general Coloma Gallegos quien, harto de tantas dilaciones, aprovechó su condición de ministro del Ejército a partir de junio de 1973 y como tal, con su asiento en el Consejo de Ministros, para tener lista, en poco más de nueve meses, la ley de organización de la Escala Básica y presentarla el 12 de marzo de 1974 a la Comisión de Defensa Nacional de las Cortes. Una vez aprobado, el texto final se publicó el día 21 de marzo en el Diario Oficial de las Cortes, el 30 obtuvo el respaldo del Consejo de Ministros y el 1º de abril la Ley 13/74 estaba en el Boletín Oficial del Estado. Había nacido la Básica y, fruto lógico del desarrollo de la Ley, el 31 de mayo se producía otro nacimiento: la Academia General Básica de Suboficiales. Por fin se podía dar una enseñanza particularizada y de calidad a nuestros suboficiales, una vez u otra había que haberla creado y en 1974se pudo y se hizo.
Si no fallan las cuentas, el próximo 2024 la Academia cumplirá 50 años ¿Se tiene previsto resaltar ese histórico aniversario por parte de Defensa, dado que se trata de la formación y trayectoria del suboficial de nuestro tiempo? Conferencias, actos castrenses, etc
Desde mi situación de retirado hace un montón de años, desconozco lo que Defensa, en su más amplio sentido, o el Ejército de Tierra a su nivel, tienen pensado hacer. Lo que sí puedo hablar es de la relación de más de 60 posibles actuaciones que AMESETE facilitó el pasado año 2022 al coronel director de la Academia para su conocimiento y efectos. Efectos que se han concretado en su traslado a la superioridad sin que hasta el momento se conozca más decisión que la de esperar a que se publique la directiva que el JEME tiene previsto dictar en relación con el aniversario. Y también podría hablar de la treintena de actuaciones que se han aprobado en la última Asamblea General de AMESETE para llevarlas a cabo con nuestros modestos medios y que, por su amplitud, no puedo detallar en esta entrevista pero que en breve podrán ser conocidas en nuestra web:
El amigo
A pesar de hallarse retirado, Usted sigue vinculado a la figura del suboficial. Ha citado la asociación AMESETE de la que es fundador y presidente, ¿Qué es AMESETE y cuáles son sus fines?
Las siglas de AMESETE responden al nombre de la asociación “Amigos del Museo Especifico del Suboficial del Ejército de Tierra Español “se crea en el año 2007, en unos momentos en los que la dirección de la Academia tenía otras prioridades más allá del museo. Encontré el modelo en el derecho constitucional que tenemos todos los españoles para crear una asociación basada en el artículo 22 de la Constitución Española. Una vez inscrita en los diferentes registros de asociaciones existentes, figura su creación con fecha 21 de febrero de 2008 con carácter nacional y número 590.120.
Sus fines pueden quedar perfectamente definidos en pocas palabras. AMESETE tiene por misión principal, y yo diría que única: ayudar a la Sala-Museo de la Academia en todo aquello que pueda significar prestigio para los suboficiales y su historia. AMESETE debe encontrar los mecanismos necesarios para suplir a la Sala-Museo en la búsqueda, tratamiento y donación de aquella iconografía y bibliografía relacionada con los suboficiales de forma directa e indirecta a través de la mediación entre donante y Academia.
Mucha tarea debe tener una asociación que tiene como meta nada menos que mantener y fomentar un museo militar ¿Cuentan con suficientes medios humanos y económicos para desarrollar sus objetivos?
En estos momentos somos 425 socios y estamos desarrollando una gran tarea de cara a la celebración del 50º aniversario de la Academia, además de otros trabajos que arrastramos de años pasados y los que van apareciendo en una sociedad tan dinámica como la actual. Nuestro problema no es el económico, a pesar del simbolismo de las exiguas cuotas de socio existentes, sino en la falta de apoyo directo que muchos, en situaciones de reserva sin destino o retiro, podrían hacer desde sus casas, sin agobios de tiempo pues, con esos impulsos individuales, generaríamos una sensible información que ahora nos vemos imposibilitados de ofrecer.
Por si esta entrevista sirviese para despejar dudas y aclarar lo que somos, lo que queremos ser y lo que, realmente, hacemos, pediría dos cosas a nuestros lectores: la primera y más fácil, asociarse por la módica cantidad, para los suboficiales de todos los tiempos, de 5 euros/año. El resto: 10 euros/año.La segunda, que se involucren en AMESETE, pues somos una Asociación de fiar, una Asociación en la que convivimos militares, civiles e instituciones con un único norte, y lo hacemos desinteresadamente a nivel personal, faltaría más, pero también a nivel institucional pues por Estatutos hemos decidido no tener patrimonio propio. Todo lo que tenemos es de la Sala-Museo o terminará siéndolo si algún día la Asociación tuviera que disolverse.
Resaltaría usted, mi general, alguna de las actividades desarrolladas por AMESETE desde su fundación?
Para completar mi respuesta a vuestra pregunta, sobre lo que hacemos, sería imposible detallar aquí las decenas y decenas de tareas que en nuestros 16 años de vida hemos realizado, pero como muestra puedo señalar la recuperación y digitalización de 170.000 negativos fotográficos de la Academia, de memorias de cursos y promociones, de discursos y órdenes, de publicaciones propias del Centro, confección de una base de datos con más de 6.000 registros de disposiciones legislativas relacionadas con los suboficiales, en formato papel y digital, adquisición de libros… en fin, una lista interminable que para conocerla a fondo, vuelvo a remitiros a la Web de la asociación
Otra de sus acciones en pro de la figura del suboficial ha sido la institución del premio “In memoriam. María Manuela (Mané) González Quirós.” ¿por qué el nombre y cuáles son sus objetivos
Cuando falleció mi esposa (qepd) el 2 de enero de 2013, y teniendo en cuenta lo mucho que me había ayudado en mi dedicación por los suboficiales durante casi 50 años de casados, me planteé la posibilidad de rendirle un homenaje de agradecimiento, al mismo tiempo que la unía sentimentalmente con los suboficiales a los que ella consiguió admirar y querer como yo mismo, si era capaz de encontrar el procedimiento adecuado. Y el procedimiento fue la creación del Premio que lleva su nombre y que está dedicado exclusivamente a los que son o han sido suboficiales y a los alumnos de los centros de formación de suboficiales de las FAS y Guardia Civil. Sólo ellos podrán presentarse al Premio, y sólo sobre ellos versarán siempre los trabajos que se señalen en las respectivas convocatorias. De esta manera, conseguí unir mis dos grandes cariños en este mundo: mi esposa (qepd) y los suboficiales.
Al año siguiente de su fallecimiento convoqué el primer Premio. He convocado ocho y he concedido siete, el último dedicado a la música militar, mientras que los otros seis lo fueron a ensayos literarios. Esperemos que, en el futuro, una vez superados mis problemas personales, pueda dar un nuevo impulso al Premio con algunas modificaciones que, en cualquier caso, no alterarán su esencia, eso nunca, pero sí, que lo pongan más al alcance de la mayoría de aquellos a los que está dirigido.
El veterano
Su relación con el suboficial ha sido permanente desde su destino en la AGBS. Cinco libros, numerosos artículos, conferencias e intervenciones en los medios así lo avalan, puede afirmarse que es usted el historiador de los suboficiales, y con toda propiedad “el general de los suboficiales” pero ¿es suficientemente conocida la figura de estos militares fuera de las fuerzas armadas?¿está justamente valorado su trabajo en el propio Ejército?
Pues la respuesta es como un juego de palabras: no…pero, sí. Y me explico: El NO es el pasado, el SÍ es el presente y el futuro. Decir a estas alturas que los suboficiales han sido los grandes olvidados de la historia militar española tanto por parte de la propia Institución en particular como de toda la sociedad civil en general, no es ningún misterio. El SÍ, como decía, es el presente, y la percepción, altamente positiva, que desde la sociedad civil se está teniendo sobre nuestros suboficiales por los medios de comunicación y el boca a boca de la mucha gente que está teniendo trato directo con los ejércitos.
Pero… es una pena que hayamos tenido que salir al exterior para cumplir los compromisos de España con los organismos internacionales, para que se hayan reivindicado los Ejércitos en general, y sus componentes en particular, como si dentro de nuestras fronteras, cumpliendo otros compromisos más cercanos, no lo estuviéramos haciendo de excelente forma. Se olvida, además, por desconocimiento o mala fe, de que nuestros soldados llevan siglos andando por esos mundos de Dios y llenando de gloria las páginas de la historia de España. En misiones internacionales nadie nos gana, nuestra experiencia tiene siglos de existencia y, talvez por eso, el futuro, en relación con los suboficiales, está asegurado pues seguirán demostrando su contrastada valía, incluso en el comprometido ámbito del cumplimiento de cometidos de superior empleo a los que, poco a poco, se va llegando hasta que queden materializados sobre el papel antes de lo que muchos creen.
La guerra que se está viviendo en Europa, las amenazas derivadas del conflicto y sus consecuencias tal vez aconsejen modificaciones en el perfil del militar del futuro y en concreto del suboficial ¿Será posible abordar el tema coincidiendo con la celebración del medio siglo de existencia de la Academia?
Nuevamente debo acudir a mis anteriores manifestaciones en relación con mi actual condición de retirado pues desconozco lo que en las altas alturas se tiene previsto hacer, si es que se tiene algo. Pero, en mi modesta opinión, la realidad es la que está demandando poner en marcha ese “algo” pues todos los indicios que se conocen apuntan en esa dirección. No se olvide que las experiencias, y esta también es una opinión muy personal, que se pueden extraer del actual plan de estudios de la Básica no pueden ser muy positivas debido al retroceso, en todos los niveles, de la preparación militar de los futuros sargentos. Este hecho debería ser el acicate, el estímulo necesario para afrontar el tema, no solo durante la formación del futuro suboficial sino también a lo largo de toda su carrera militar. Tengo mis opiniones, pero no es el momento de hacerlas públicas.
Mi general, siempre queda alguna baza por jugar cuando ya no tenemos baraja. la del militar es el mando ¿le ha quedado algún cometido por anotar en su abultada hoja de servicios?
Pues sí, el mando y dirección de la Academia General Básica de Suboficiales al que no pude optar por estar recién cubierta la vacante cuando yo ascendí a coronel. Lo sentí muchísimo, era el colofón que yo deseaba para dar término a mi carrera militar pues lo del ascenso a general era una lejana posibilidad con la que yo no contaba, aunque la desease, claro está. Pero, la vida da mil vueltas y sin darme cuenta tuve un envidiado mando de coronel del “Tercio Viejo de Sicilia” donde mis queridos sargentos habían comenzado a hacer sus pinitos 500 años atrás. Asciendo a general, y un buen día, cuando disfrutaba de mi segundo destino como tal, el GE. Pardo de Santayana, JEME a la sazón, me comunica que he sido designado para el mando y dirección de la nueva academia que se quiere crear yque va a significar todo un hito en la enseñanza militar de formación, es decir, la Academia de Logística. Mi sueño de mandar la Básica se vio compensado por el de mandar la nueva Academia y puedo asegurar que casi fue lo mismo. Del honor de haber podido ser el noveno director de la AGBS pasé a tenerlo por ser el último de la Escuela de Logística del ET y el primero de la Academia de Logística.
Hoy, con el deber cumplido como buen soldado, cuál es la actividad o afición a la que dedica más tiempo.
Pues a la misma que ha ocupado mi vida hasta este momento. Sigo haciendo lo mismo que antes adaptado a mis circunstancias de viudo, retirado y con una cierta edad. En este sentido debo confesar que a lo largo de mi vida he pasado por una cadena de compromisos conmigo mismo en relación con los suboficiales que han discurrido desde ser una obligación en sus primeros momentos por la necesidad que sentí de conocerlos a fondo, a la afición, fruto de la impresión sentida cuando me adentré en las inimaginables páginas de la historia militar de España, para acabar en la obsesión que es la que hoy en día mueve mi vida. No sé hacer otra cosa y no quiero hacer otra cosa.
Finalmente, mi general: desde la perspectiva que facilitan los años, qué mensaje puede enviar al militar de hoy.
Que encuentren el tiempo necesario para conocer la historia militar de España, pues no se puede amar lo que no se conoce y si la Institución no quiere, no puede o no sabe cómo introducir su estudio en los planes de formación, que se las arreglen para hacerlo solos o junto con otros compañeros. Que suplan esa carencia con entusiasmo y les aseguro que se sentirán mucho más felices y motivados en su trabajo cuando conozcan lo que nuestros ejércitos han hecho o han significado en la historia militar de España. Solo unos cuantos países de este mundo están en condiciones de presumir de la influencia que han ejercido en la Historia de la Humanidad, y España es uno de ellos.
El general nos despide con un gesto que no significa despedida sino un adiós de compañeros, un gesto que remata con una frase que nos hace sonreír “si yo tuviera que contestar a estas preguntas con la amplitud que deseara, esto no sería una entrevista, sería un libro… y de muchas páginas” Seguro que sí, mi general.
Equipo MILITARES