CRIMEA Y LA FLOTA RUSA DEL MAR NEGRO , Almirante

La revista MILITARES/126 publica este interesante articulo de nuestro asociado el Almirante Jose María Treviño Ruiz

 

CRIMEA Y LA FLOTA RUSA DEL MAR NEGRO

 

ANTECEDENTES

En la Península de Crimea, la ciudad de Sebastopol, con su puerto natural a orillas del Mar Negro ha sido la Base Naval de la Flota del Mar Negro rusa, desde que la emperatriz Catalina la Grande, al ganar este territorio al Imperio Otomano en 1774, así lo dispusiese en el siglo XVIII, hace ahora 248 años. La Guerra de Crimea de 1853, demostró la importancia estratégica de esta Península. Más recientemente, la toma de la base naval de Sebastopol en 1942, durante la SGM, le costó al Ejército Alemán 170.000 bajas y un sitio de 10 meses, aunque fue posteriormente recuperada por el Ejército Soviético en 1944. Con anterioridad Stalin, en 1921 había procedido a una limpieza étnica, deportando a sus primitivos pobladores tártaros al Asia Central, junto con los armenios, búlgaros y griegos que habitaban en Crimea, cambiando la denominación de República Socialista

Buques rusos en Sebastopol

Soviética, por la de Oblast (provincia) de la Federación Rusa. Actualmente uno de los dos grandes buques anfibios clase Mistral, vendidos por Francia a Rusia, lleva el nombre de la Base Naval de Sebastopol.

La moderna cesión de la estratégica península de Crimea (del tártaro Qirim), a Ucrania, se produjo por una decisión del Soviet Supremo, del 19 de febrero de 1954, siendo Primer Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Kruschev, originario de Kalinovka, aldea ubicada en la frontera ruso-ucraniana, y posterior gobernador de Ucrania, enviado por Stalin en 1939 para ejecutar las purgas como líder del Partido Comunista, hasta la conquista de Kiev por el Ejército alemán en 1942, y posteriormente para liberar la ciudad en 1944 con las tropas soviéticas, para iniciar la reconstrucción de la devastada Ucrania

LA DESAPARICIÓN DE LA URSS

La cesión gratuita a Ucrania de una península que albergaba las instalaciones navales más importantes de Rusia en el Mar Negro, dejaba a su Flota desprotegida a raíz de la caída del Muro de Berlín, desintegración de la URSS y la independencia de Ucrania, por lo que fue necesario un acuerdo entre los presidentes Boris Yeltsin de Rusia y Leónidas Kravchuk de Ucrania, sobre la Base Naval de Sebastopol, acuerdo que llevó aparejada consigo la división de la Flota Soviética del Mar Negro entre ambas naciones en junio de 1992. En mayo de 1997, a cambio de reconocer las nuevas fronteras, Moscú se quedó con el 80% de la Flota del Mar Negro y un acuerdo para conservar la Base Naval de Sebastopol por 20 años, hasta 2017, además de otras 77 instalaciones que incluían el faro de Cabo Sarych. Posteriormente el entonces presidente de Ucrania, Viktor Yakunovych y el de Rusia, Vladimir Putin, firmaban el 21 de abril de 2010 un nuevo acuerdo por el que la Base Naval de Sebastopol seguiría en manos rusas otros 25 años más, es decir hasta 2035, a cambio Ucrania recibiría el equivalente a 40.000 millones de dólares por una sustancial rebaja, el 30%, en el precio del gas ruso los próximos 10 años. Esta situación de la Flota rusa como rentista en Sebastopol no duraría mucho, pues en 2014, tras la huida del presidente ucraniano Viktor Yakunovich a Moscú el 21 de febrero de 2014 tras los disturbios en Kiev, la Rada Suprema ucraniana tomó el control del país, pero el 11 de marzo de ese mismo año tuvo lugar la declaración unilateral de independencia de Crimea, constituyéndose en República y el 16 de marzo se realizó un referéndum en el que el 98% de la población optó por la adhesión a la Federación Rusa, uniéndose formalmente el 18 de marzo. El 2 de abril de 2014 Vladimir Putin firmó una ley revocando los acuerdos con Ucrania sobre la Flota del Mar Negro y en julio de 2015 el Primer ministro ruso, Dimitri Medvedev declaró que Crimea se había integrado totalmente en la Federación Rusa con la ciudad federal de Sebastopol.

El 28 de mayo de  1997 de la Flota Soviética del Mar Negro se dividió en dos, y aunque la Marina rusa, se llevó el 80% con las unidades mejores y de mayor deslazamiento, al ceder tan sólo una fragata Clase Krivak, una corbeta, un buque de desembarco y varios patrulleros y dragaminas, esta división supuso un debilitamiento del poder ofensivo naval ruso, agravado por la terrible crisis económica que sufrió Rusia a raíz de la desaparición de la URSS en 1990, congelándose prácticamente todas las inversiones en el ámbito defensivo, y por ende en el naval, quedando los buques en construcción en las gradas durante décadas sin que apenas se avanzase, hasta llegar al siglo XXI con apenas media docena de buques de superficie con un cierto valor militar y un solo submarino  operativo de la clase Kilo, el Alrosa (B 871), que entró en servicio en 1990. La posterior recuperación económica de la Hacienda rusa, gracias a los ingresos de sus enormes recursos energéticos, petróleo y gas, y su exportación a Europa Occidental, inclinaron la balanza hacia el bienestar económico ruso y con ello las inversiones en la industria de defensa y por ende en los astilleros, que construyeron para la Flota Rusa del Mar Negro, 6 nuevos submarinos Clase Kilo de tercera generación (Proyecto 636.3) clase Varshavyanka o Kilo III, en la denominación OTAN, los Novorossiysk (B 261), Rostov-on-Don (B 237), Stariy Oskol (B 262), Krasnodar  (B 265), Velikiy Novgorod (B 268) y Kolpino (B 271)  que entraron en servicio entre 2014 y 2016. Submarinos todos ellos ubicados en la Base Naval de Novorossiysk y que irían dotados con el misil de crucero contra blancos de superficie 3M54-1 Kalibr, con una cabeza explosiva de 500 kg y un alcance de hasta 1500 km, equivalente al misil norteamericano Tomahawk, con capacidad de ataque a objetivos terrestres. Estas seis modernas unidades submarinas, apodadas la muerte negra por su silenciosidad, tenían cotas de 300 metros, una autonomía en inmersión, de 243 millas y una velocidad máxima de 20 nudos. Su dotación la forman tan sólo 52 hombres para un desplazamiento de 3.100 toneladas. El armamento lo componían además de 4 misiles Kalibr, hasta 18 torpedos filoguiados para ser lanzados por sus 6 tubos lanzatorpedos de 533mm o 24 minas de influencia.

A esta modernización de la Flotilla de Submarinos, le siguió la de los buques de superficie, sumando a las dos fragatas clase Krivak, ya existentes las Ladnyy (F 801) y Pitlivyy (F 808) que databan de 1980 y 1981 respectivamente, tres modernas fragatas Clase Admiral Grigorivich, las Admiral Grigorivich (F 745), Admiral Essen (F 751) y Admiral Makarov (F 799) todas ellas de 4.000 ton y dotadas con misiles Kalibr, Onik o el hipersónico 3M22 Zircon.

EL CONFLICTO CON UCRANIA

A estas cinco fragatas se unía, como buque insignia de la Flota del Mar Negro, el crucero Moskva, de la Clase Slava, de 12.500 toneladas que entró en servicio en 1983, pero en el conflicto con Ucrania iniciado el 24 de febrero de 2022, este crucero que había participado con anterioridad en la conquista de la Isla de las Serpientes, sufrió el 13 de abril un incendio a 25 millas al sur de Odesa, que según las autoridades navales rusas se debió a la explosión de un pañol de munición y según la Marina ucraniana al impacto de dos misiles Neptune. La dotación de 510 personas fue evacuada a otros buques y el Moskva, remolcado inició su tránsito hacia la Base Naval de Sebastopol para su reparación. El mal tiempo y las vías de agua producidas por el incendio, provocaron el hundimiento del buque el 14 de abril antes de que llegase a su base, provocando la mayor pérdida naval de un buque de guerra en activo desde el hundimiento del crucero argentino Belgrano por el submarino nuclear británico Conqueror durante la Guerra de las Malvinas de 1982, hace ahora 40 años. Además de los buques ya citados, la Flota Rusa del Mar Negro comprende un total de medio centenar de unidades, incluyendo una corbeta Clase Steregushchiy de 2022, seis buques de desembarco tipo LST (Landing Ship Tank), Clases Alligator (2) y Ropucha (4), a los que se han unido durante el conflicto con Ucrania, 5 Ropuchas más y una Clase Ivan Gren, la Pyotr Morgunov. Hay que destacar que el 24 de marzo, fue alcanzada por varios cohetes ucranianos la LST Saratov Clase Alligator, y tras un terrible incendio se hundió en el muelle del puerto de Berdiansk donde se encontraba atracada.  Tres corbetas Clase Grisha y seis dragaminas Clase Natya y Alexandrit, además de 7 corbetas lanzamisiles y una veintena de patrulleros cierran la lista de buques de guerra rusos en el Mar Negro.

LA RAZÓN DE SER DE LA FLOTA DEL MAR NEGRO

Dado que en el pensamiento naval ruso está el recuperar la presencia naval en el Mediterráneo, con unidades procedentes bien de la Flota del Báltico o del Mar Negro, asumiendo así el rol que desempeñaba el desaparecido SOVMEDRON de la era soviética, ambas Flotas cuentan como única base logística mediterránea, las instalaciones navales del puerto sirio de Tartus.

La pregunta que procede, es ¿para qué necesita Moscú una potente Flota enclaustrada entre las riberas del Mar Negro y 25.000 marinos en sus bases de Crimea? Y esta pregunta es lógica, pues las Marinas de Guerra ribereñas de Ucrania, Bulgaria y Rumania son muy pequeñas, la de Georgia casi inexistente y la más poderosa turca tiene sus bases navales en el Mar de Mármara y el Mediterráneo, luego Rusia no debería temer ninguna amenaza marítima significativa de sus vecinos del Mar Negro, considerado otrora como un mar soviético y hoy un lago ruso. La razón de ser de una Flota del Mar Negro más potente, viene de una futurible y permanente presencia rusa en el Mare Nostrum. La reciente crisis de Siria encendió todas las alarmas en el Kremlin, los EEUU aumentaron considerablemente su presencia en muy poco tiempo frente a las costas de Siria, gracias a los refuerzos de su VI Flota, aumentada con unidades navales ubicadas en el Indico y Golfo Pérsico, amén de los buques de guerra británicos, franceses, alemanes etc. que en cuestión de horas se posicionaron frente a la Base Naval de Tartus, dispuestos a bloquear a Siria o incluso realizar un ataque con Tomahawks contra las instalaciones militares de Bashar al Assad, llegado el caso. La mediación de Rusia, buscando una salida diplomática con la entrega de las armas químicas del Ejército sirio a EEU, resolvió el peligro de un ataque a su aliado, pero se dio cuenta de su debilidad en la mar frente a la fortaleza naval de la Alianza, lo que ha llevado a Moscú a reconsiderar su inferioridad en el caso de una crisis en el Mediterráneo, algo que no está dispuesto a que ocurra de nuevo y dado que los refuerzos más próximos vendrían de Sebastopol, era urgente y necesario incrementar la calidad y cantidad de sus unidades en esa Base Naval, ya que en 24 horas los buques de guerra podrían cruzar los Estrechos turcos, eso sí cumplimentando los acuerdos de la convención de Montreux y con los submarinos navegando en superficie,   para en  otras 24 horas encontrarse en el Mediterráneo  listos para desplegarse allí donde hiciese falta. El aumento de cuatro destructores norteamericanos basado en Rota y desplegados en el Mediterráneo Oriental, dentro del concepto de la defensa anti misil BMD, ha supuesto un pequeño desequilibrio de fuerzas para las unidades navales que navegan bajo la bandera tricolor de la Federación Rusa en el Mediterráneo.

CONCLUSIONES

El reciente e inconcluso conflicto ruso con Ucrania, ha demostrado la importancia de una fuerza naval en la mar, si bien el reciente hundimiento del poderoso crucero Slava, posiblemente alcanzado por dos misiles Neptune ucranianos, el del buque de desembarco Saratov en Berdiansk y dos patrulleros costeros Raptor, demuestra que no hay enemigo pequeño. No obstante, con medio centenar de unidades en el Mar Negro, Rusia ha bloqueado todos los puertos de Ucrania en este mar gracias a su superioridad naval, paralizando su tráfico marítimo, así como sus exportaciones e importaciones, no sólo en el Mar Negro sino también en el colindante Mar de Azov, ahora parcialmente cerrado con el nuevo puente sobre el Estrecho de Kerch. La aparición de varias minas flotantes de orinque en este mar neutralizadas por las Marinas turca, búlgara y rumana, muestra la necesidad de contar con unidades de MCM, dragaminas y cazaminas en el Mar Negro, para mantener abiertas las líneas de comunicación marítimas. Los Estrechos turcos, son el talón de Aquiles de las Fuerzas Navales rusas, que han visto como en el conflicto con Ucrania, Turquía ha ejercido su derecho conseguido en la Convención de Montreux de limitar el paso de buques de guerra al Mar Negro en caso de conflicto, permitiendo únicamente el paso de los navíos rusos con base permanente en las Bases de este mar.

José Mª Treviño, Almirante