El avión se estrelló en Rota al aterrizar con viento cruzado; el piloto se eyectó
El eficiente servicio de documentación de Defensa y Aviación ha localizado una serie de fotos de un aparatoso accidente ocurrido en la Base de Rota el 29 de julio de 1986.
Las fotos, todas en blanco y negro, fueron tomadas por un fotógrafo de la Armada de Estados Unidos, el suboficial de 2ª clase David J. Cummings. No he encontrado ni rastro de estas imágenes rastreando Google, sólo aparecen buscando en los Archivos Nacionales de EEUU. Las fotos son de dominio público, y siendo inéditas en España, ha decidido publicarlas aquí por su enorme interés y porque no dejan de ser parte de la historia de la Aviación Naval española. Pulsando cada foto del accidente puedes verla ampliada para observar mejor los detalles.
La historia de los AV-8S Harrier en la Armada Española
Antes de nada, un poco de historia. En 1973 la Armada Española compró 8 aviones de despegue y aterrizaje vertical Hawker Siddeley Harrier Mk-53 monoplazas y 2 biplazas Mk-54. Los aviones comprados por España fueron construidos bajo licencia en EEUU por McDonnell-Douglas y pertenecían al Cuerpo de Marines de ese país. Su denominación en España fue de AV-8S o VA-1 Matador, en el caso de los monoplazas, y TAV-8S o VAE-1 Matador en el caso de los biplazas. Los primeros aviones llegaron a España en 1976. Un segundo lote de 5 aviones más (monoplazas Mk-55) fue comprado en 1980. Todos los aviones fueron encuadrados en la desaparecida 8ª Escuadrilla y operaban desde el portaaeronaves “Dédalo”.
Tres de estos aviones se perdieron en otros tantos accidentes el 28 de mayo de 1980, el 22 de octubre de 1984 y el 29 de julio de 1986, ocurriendo estos dos últimos accidentes el la Base Naval de Rota. Tras ser retirados del servicio en 1996, nueve de estos aviones (7 AV-8S y 2 TAV-8S) fueron vendidos a Tailandia, cuya Armada los estuvo operando a bordo del portaaeronaves HTMS Chakri Naruebet (gemelo del portaaeronaves español “Príncipe de Asturias”) hasta 2006. Los Matador fueron sustituidos en la Armada Española por los más modernos EAV-8B Matador II, que aún siguen en servicio.
El accidente del AV-8S 008-12 contado por su propio piloto
El avión que nos ocupa era un monoplaza AV-8S Matador, el VA.1-11 / 008-12, con número de construcción 712226, según Aviation Safety Network. No es fácil encontrar datos de lo ocurrido con este avión en medios civiles, pero por fortuna, el libro “Cien años de Aviación Naval 1917-2017”, publicado por el Ministerio de Defensa en febrero de 2017, no sólo incluye el relato de lo ocurrido, sino que además es el propio piloto que protagonizó el suceso, el Teniente de Navío Luis Miguel Belizón Conde (piloto de Harrier y padre de un piloto de Harrier II, por cierto) el que relata lo ocurrido.
“El 30 de junio de 1986, durante mi adiestramiento en el AV-8S, realicé la calificación inicial de tomas y despegues a bordo del Dédalo”, explica el TN Belizón. “A las diez de la mañana tuve el briefing del vuelo, estando previsto el despegue para las once. Debido a la mala meteorología no despegué hasta las siete de la tarde, ocho horas después de lo previsto. Tras la calificación en el Dédalo, despegué para volver a la base con menos combustible del deseado para un alumno, pero dentro de límites. El encuentro con mi líder también se prolongó más de lo debido, y a unas 30 millas de Rota tan solo tenía 1.000 libras de combustible, suficiente en condiciones normales para hacer un tráfico y una toma, pero muy inferior al acostumbrado para un piloto en adiestramiento”.
Sigue el relato de los hechos del TN Belizón: “Al hacer el enlace inicial con la torre de Rota, está me comunicó que, por tener una emergencia de un avión norteamericano parado en la pista, efectuara una toma vertical. Siguiendo la petición de la torre, realicé procedimiento de toma vertical dejando el antiskid «off». La toma vertical a bordo se hace con el sistema antiskid apagado para tener control completo de la frenada y de la dirección de la rueda de morro”.
“En corta final, la torre me comunicó que la pista estaba libre y decidí efectuar toma rodada directa para ahorrar combustible”, explica el TN Belizón. “Con tanto cambio de procedimientos, y un tanto agobiado por el combustible, olvidé poner el antiskid «on». Como los problemas nunca vienen solos, tomé con viento abierto por la derecha, y al tener la rueda trincada, el avión no se alineó con la dirección de la pista y se fue hacia la derecha. Ante esta situación, corregí con pedales y frené, produciéndose un giro brusco a la izquierda y el reventón de las ruedas del tren principal. Este giro me hizo salir de pista por la izquierda y, al ver una zanja, me eyecté tirando de la anilla del asiento”.
Todo lo que acabamos de leer habrá ocurrido en unos pocos segundos. La mente de un piloto trabaja tan rápido que el TN Belizón explica lo que sintió cuando el sistema de eyección no respondió de inmediato: “Cuando tiré de la anilla me dio tiempo a pensar que el sistema de eyección había fallado. Luego me asusté con la explosión del cristal de la cabina”, una explosión provocada por el propio sistema de eyección para reducir el riesgo al evacuar al piloto. “Otra cosa que sentí fue el tirón de los hombros al abrirse el paracaídas. Caí semiinconsciente y me despertó el ruido de mi líder tomando en pista. Al haber tenido una emergencia anterior, la ambulancia tardó en llegar el tiempo que tardé en zafarme del paracaídas que me estaba arrastrando por todo el campo”.
Finalmente, el TN Berión comenta una curiosa anécdota: “En la Escuadrilla había una bota amarilla donde se apuntaban los pilotos que habían reventado las ruedas por olvidarse el antiskid. Debido a la situación límite y a mi inexperiencia, ese olvido, en mi caso, tuvo peores consecuencias”. El piloto de aquel Harrier comenta también cuáles fueron las consecuencias del accidente para el avión y para su ocupante: “El avión 812 quedó siniestro total y yo con las vértebras dorsales segunda, tercera, cuarta y quinta fracturadas por aplastamiento, debido a la mala postura al eyectarme”.
Deseo que esta entrada sirva como homenaje al TN Belizón y a todos los aviadores navales españoles que alguna vez sufrieron un accidente a los mandos de sus aparatos. Su ejemplo nos demuestra que volar en estos aviones implica asumir un alto riesgo que a veces incluso te puede costar la vida. Aunque para un piloto nunca es agradable vivir una situación así, para mí todos siguen siendo unos héroes.