CENTINELAS de los cielos

 

 

El Grupo Norte de Mando y Control, de Zaragoza, garantiza la seguridad permanente en el espacio aéreo español «Estamos aquí para que nuestro espacio aéreo de soberanía nacional se mantenga inviolable y no penetre nadie que nosotros no queramos».

El coronel Emilio María Gragera de Torres se expresa contundente en el interior de la bunkerizada Sala de Operaciones del Grupo Norte de Mando y Control (GRUNOMAC), ubicada en un edificio soterrado a nueve metros de profundidad, muy próximo a las pistas de vuelo de la base aérea de Zaragoza. «Somos una unidad de servicio permanente del Ejército del Aire, que opera en tiempo real 24 horas los 365 días del año», explica el jefe del GRUNOMAC. Su función principal es la defensa aérea, basada en la vigilancia, detección, identificación y clasificación de cualquier objeto que sobrevuele los cielos de España.

También es responsable del control táctico de los aviones de combate de Alerta de Reacción Rápida (QRA, por sus siglas en inglés) en misión de policía aérea. Es decir, los cazas de despegue inmediato encargados de identificar en el aire e interceptar, si procede, aeronaves desconocidas con las que no ha sido posible comunicarse previamente desde tierra o que no cumplen con lo declarado en su plan de vuelo.

El Grupo Norte comparte la defensa aérea del territorio peninsular y Baleares de manera alternativa cada semana con el Grupo Central o GRUCEMAC de la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid). Por su parte, la supervisión del espacio aéreo de las Islas Canarias corresponde al Grupo de Alerta y Control (GRUALERCON) de Gando, aunque los dos anteriores también podrían ocuparse de ella en caso de necesidad.

Además, el Ejército del Aire dispone de otro centro de control móvil, es decir, desplegable, que tiene su base en Tablada, Sevilla. En terminología OTAN la denominación de estos centros es ARS (del inglés, Air Control Center, Recognized Air Picture and Sensor Fussión Post), acrónimo que define perfectamente su funcionalidad: en ellos se fusiona la información procedente de distintos sensores, principalmente los radares de los Escuadrones de Vigilancia Aérea (EVA) que se distribuyen por todo el territorio para elaborar una representación fiable de la situación aérea en la que se incluyen todas las aeronaves en vuelo identificadas y clasificadas.

Desde sus salas de operaciones se lleva a cabo el control táctico de los medios aéreos en caso de emergencia. Estos cuatro grupos son «los ojos» del Sistema de Vigilancia y Control Aeroespacial, del que forman parte también los EVA, y las Escuadrillas de Circulación Aérea Operativa, cuyos militares comparten espacio con el personal de los centros de control civil de Barcelona, Las Palmas, Madrid y Sevilla.

En el GRUNOMAC trabajan 170 militares. Son, principalmente, operadores de sensores, de vigilancia e identificación, controladores de interceptación, gestores de los enlaces tácticos con las distintas plataformas aéreas, navales y de artillería antiaérea —conocidos por sus siglas en inglés TPO, Track Production Officer— y especialistas en informática y comunicaciones. «La mayor parte de este personal se concentra en la Sala de Operaciones», apunta el teniente coronel Rafael Conde, jefe del Escuadrón de Operaciones del GRUNOMAC. «Prestamos servicio en turnos de ocho horas, distribuidos en diferentes áreas operativas de trabajo y responsabilidad». El jefe de sala es el Master Controller, el controlador principal que asume la dirección y gestión y, dependiendo de la situación que se produzca, ejecuta las directrices determinadas por el responsable táctico, bien del mando nacional a través del Centro de Operaciones Aeroespaciales (AOC) del Mando Aéreo de Combate, o de la OTAN, mediante el Centro de Operaciones Combinadas de Torrejón (CAOC TJ).

Además de la defensa aérea, colaboran en otras acciones del Estado. «Por ejemplo —señala el teniente coronel Conde—, en colaboración con la Guardia Civil en la vigilancia de espacios utilizados para el traslado de sustancias estupefacientes por vía aérea, o en apoyo del servicio de aduanas para localizar barcos dedicados al tráfico ilícito de personas en el Mediterráneo».

 

Fuente:

Revista Defensa. numero 392, marzo 2021, pg. 33