Alejandro Klecker de Elizalde, Alferez de Navío (RV), asociado de AEME nos remite esta interesante narración sobre los Ministros de Marina habidos en los dos siglos anteriores.
NUESTROS MINISTROS DE MARINA DESDE FERNANDO VII
El agitado período histórico desde siglo XIX hasta el final de la guerra civil de 1939-1939, vio, con los diferentes cambios dinásticos, regencias, dos repúblicas, dos dictaduras (Primo de Rivera y Berenguer) un innumerable número de ministros de Marina. La denominación del Ministerio cambió igualmente varias veces y, del estudio estadístico nos sorprenderán varias circunstancias como detallaremos a continuación.
De la complejidad del proceso político baste recordar los regímenes que fueron:
Monarcas: José I, Fernando VII, Isabel II, Amadeo I, Alfonso XII, y Alfonso XIII.
Regencias: María Cristina de Borbón 1833-1840, Baldomero Fernández-Espartero (1840-1843), Francisco Serrano (1868-1871), Amadeo I de 1871 a 1873, Alfonso XII de 1874 a 1885, María Cristina de Habsburgo-Lorena (1885-1902), Alfonso XIII de 1902 a 1931.
Las dos repúblicas del XIX y el XX.
Para resumir los gobiernos en el seno de esas Jefaturas de Estado citadas: restauración de la Monarquía de Fernando VII en 1813, con el Sexenio absolutista, el Trienio Liberal de 1820 a 1833, la Década Ominosa hasta 1833, primera guerra Carlista de 1833 a 1840, regencias de María Cristina y Espartero,1833 a 1843; década Moderada hasta 1854; bienio progresista 1854-1856; Bienio Moderado 1856-1858 (Narváez); Unión Liberal hasta 1863 (O´Donnell) de ahí hasta la caída de Isabel II en 1868 por la sublevación de la Armada en Cádiz (al Mando de Topete); gobiernos unionistas-moderados; sexenio revolucionario, regencia de Serrano 1870-1871, hasta Ia I República de 1873, tras la monarquía de Amadeo I entre 1871 y 1873, y su final en 1874; Restauración hasta 1902; Regeneración hasta 1914, con moderados hasta 1905, liberales hasta 1907; Maura (liberal conservador) hasta 1909 y regeneracionismo liberal hasta 1912 (asesinato del presidente Canalejas), gobierno de Concentración 1917-1919, conservadores hasta 1921, gobierno Liberal de Concentración de 1921 hasta la dictadura de Primo de Rivera que cayó en enero de 1930, sucediéndole Berenguer y finalmente el almirante Aznar hasta la proclamación de la II república.
Ante este panorama podemos entender las dificultades de hacer una política naval efectiva.
La primera circunstancia, en cuanto a nuestros ministros de Marina, nada más y nada menos que cerca de 199 nombramientos entre 1808 y el último de la II República de 1937, durante 129 años.
La segunda un gran número de nombramientos de menos de quince días, fruto de los cambios políticos de la época.
El departamento encargado de la Armada tuvo varias denominaciones. Secretarias de Estado y Despacho de 1808; Secretaría de Marina, Comercio y Gobernación de Ultramar; de Marina y Gobernación de Ultramar, Ministerio de Marina, Ministerio de Marina y Aire, Ministerio de Marina y actualmente Ministerio de Defensa. En algún momento el encargado del Ministerio de Guerra lo fue simultáneamente de Marina. También incluso el presidente de consejo de ministros o equivalente asumió la cartera de Guerra y de Marina.
Los personajes que ocuparon los puestos fueron mayoritariamente marinos pero también generales del Ejército, con diversos empleos (capitanes generales, mariscales de campo o tenientes generales), algunos procedentes de diversos campos civiles, en gran parte abogados (comprendiendo magistrados, jueces, letrados) algún funcionario, incluso del cuerpo de Correos. Así que fue muy variado el elenco de procedencia académica, igualmente un gran número de títulos nobiliarios y entre los nombramientos marinos, el más anecdótico el de un teniente de navío que, tras su retiro se dedicó a la política alcanzando el grado de Ministro, asimismo jefes de escuadra, brigadieres, contralmirantes, vicealmirantes, almirantes y capitanes generales unos en activo, otros llegados del destierro, bien por el infortunio en algún cambio (de las decenas de gobiernos) o por cambio de régimen o rescatados del retiro.
Sorprende que, en el siglo XIX, fue habitual encontrar mandos navales con empleos de oficiales o jefes del Ejército en atención a participación en combates en tierra, simultaneando los empleos navales y de Tierra.
Muchos de los ministros emprendieron incluso, en brevísimos períodos de tiempo, profundas remodelaciones o intentos de ello, encontrándonos desde prolíficos escritores de reglamentos, a otros que crearon o disolvieron Cuerpos, unos introdujeron el vapor, otros el submarino, los destructores (creación española de Villamil), las fragatas acorazadas, los torpederos, la artillería de desarrollo nacional (González-Ontoria, Ordoñez, Bustamante..) remodelación de arsenales, etc.
Los cambios organizativos fueron constantes, en general avanzando en dientes de sierra (pero siempre hacía adelante con algún retroceso momentáneo) con algunos pasos atrás para algunos Cuerpos pero, en general, con sentido de adaptación a los nuevos cambios tecnológicos que se producían con gran rapidez.
De la mayoría de los ministros militares cabe destacar su experiencia en combate y multitud de hechos heroicos, como atestiguan incontables cruces de San Fernando, obtención de hábitos de ordenes militares, de Carlos III y concesión de títulos nobiliarios como el duque de Rivas, Marqués del Socorro, de Camachos, de Mendigorría, de Molíns, de Castillejos, condes de Joló, Mirasol, Bustillo, etc.”.
Del primer período histórico analizado del siglo XIX, muchos habían combatido en Cabo San Vicente, Trafalgar, Guerra de la Independencia y posteriormente en las guerras carlistas, Guerra del Pacífico, campañas de México, África, Filipinas o Cuba. Si bien en el XIX militaron en bandos opuestos: liberales, moderados, isabelinos, constitucionalistas, realistas, republicanos, cantonalistas, fusionistas liberales, de todo hubo al igual que ocurría en el resto de la sociedad muy fragmentada.
Período de José I, Fernando VII, Isabel II: en este ciclo de 1808 a 1836, en 24 años se produjeron 33 nombramientos de ministros, repitiendo en períodos distintos, cuatro: Luis María Salazar y Salazar, Francisco de Paula y Ossorio, ambos en tres ocasiones, José Vázquez de Figueroa dos. Uno duró dos días: Diego Méndez de la Vega, otro, tres días: Antonio Campuzano; cuatro días estuvo Miguel Moreno y trece días José María Chacón Sarraoa.
Con la denominación Ministerio de Marina, Comercio y Gobernación de Ultramar encontramos 28 nombramientos para 11 años, desde 1836 a 1847. Tres veces repitió en distintos períodos Joaquín de Frías y Francisco Armero y Fernández de Peñaranda, hicieron doblete Evaristo Fernández San Miguel y Dionisio Capaz Rendón.
Duró dos días en el cargo: Jorge Pérez Lasso de la Vega, cuatro, Andrés García Gamba, cinco en su primer nombramiento Dionisio Capaz, nueve días Isidro Alaix y diez Joaquín de Frías en su segundo mandato.
Cambiado el nombre a Ministerio de Marina y Gobernación de Ultramar, tan solo se mantuvo 18 días con esa denominación siendo el ministro José Baldasano.
Como Ministerio de Marina de 1847 a 1868: 41 nombramientos en 21 años.
En el corto período de la I República , con apenas 2 años, tuvo cinco ministros, repitiendo dos mandatos Jacobo Oreyro y Villavicencio y uno con siete días Federico Anrich Santamaría.
Junta Provisional, Regencia y Amadeo I, 5 años y 7 nombramientos, repitiendo dos veces Juan Bautista Topete y Carballo y José María Beránger Ruiz de Apodaca. El general Prim presidente del consejo de ministros también lo fue
unos meses.
En el más largo período el de la Restauración: 61 nombramientos para 49 años. Francisco de Paula Pavía y Pavía, Juan Bautista Antequera (fundó la Revista General de Marina) ambos dos veces y Rafael Rodríguez Arias Villavicencio nombrado seis veces¡¡¡. Dos serán presidentes de Gobierno: Cánovas y Sílvela,
Dictaduras de Primo de Rivera y Berenguer. 9 años y 8 ministros, tan solo un civil el Marqués de Cortina y uno con siete días de cargo: Federico Ibáñez Valera.
Segunda República, de 1931 a 1937, 5 años y 14 ministros más 1 año de Marina y Aire, con 16 días en el cargo y dos nombramientos: Francisco Javier de Salas González al igual que José Giral Pereira, menos Antonio Azarola, contralmirante, todos fueron civiles.
Dictadura Franquista: Ministerio de Marina de 1939 a 1975: 9 ministros para 36 años. Con siete años, el más longevo, Pedro Nieto Antúnez.
La Democracia, tras la remodelación de 1977 y crearse el Ministerio de Defensa pasó a denominarse, el máximo mando de la Armada, Almirante General de la Armada, colocando sobre la coca una estrella de cinco puntas como distintivo. En la pala de la hombrera cuatro estrellas en vez las tres de almirante. En el reglamento sigue existiendo el empleo de Capitán General que en vez de tener cinco estrellas tuvo unas hojas de roble en las palas para reemplazarse posteriormente por cinco estrellas correspondiendo el empleo a S.M. el Rey.
Los almirantes que, bajo su mandato, en el período analizado, implantaron muchos proyectos algunos fallidos y Planes de la Armada podemos citar:
Plan de Escuadra de Molíns.
Programa Naval de Antequera de 1884.
Ley de Escuadra de 1887 de Beranger.
Plan Maura-Ferrándiz de 1908.
Plan Miranda de 1915.
Plan del Marqués de Cortina de 1922.
Plan Primo de Rivera de 1926.
Planes de la II República de 1935 y 1936.
Programa Naval de 1965.
Programa Naval, segunda fase 1971.
Plan Alta Mar de 1989.
Existieron, en el escalafón unos empleos honoríficos, como el de Almirante de la Mar Océana correspondiendo a los descendientes de la Casa de Colón.
Como conclusión, ministros marinos con hojas de servicios envidiables, experiencia en combate, desempeño en complejas misiones diplomáticas, compromiso personal con sus ideologías, ánimo de servicio a España sin distinción de las diferentes ideologías que tenían. Alta capacitación para los puestos de ministro, numerosos intentos y éxitos de cambios reglamentarios u organizativos con mayor o menor resultado. Sufrieron destierros, innumerables privaciones, avatares por causa de los incontables cambios de régimen. Hoy, a distancia, podemos decir que aquellas decenas de ministros del ramo de Marina fueron hombres de intachable conducta, atribulados por la escasez de recursos económicos asignados al Departamento. Intentaron todos, aun en periodos breves, dotar a la Marina de los mejores recursos y con todas las dificultades consiguieron que se adaptase a los grandes cambios que se produjeron desde la entrada del vapor, la artillería de anima rayada, la construcción de nuevos buques, la logística y la adaptación de un gran número de cambios de los Cuerpos. Vivieron los conflictos civiles, las guerras de Marruecos, Filipinas con la lucha contra la piratería en Joló, combates en Cuba, el Pacifico, asistieron a innumerables misiones diplomáticas, atendieron a la renovación de arsenales con la contradicción de numerosos puntos del Globo a atender con escasos medios. Reestructuraron los estudios, crearon Cuerpos como el de buzos, maquinistas, torpedista etc. Ningún avance tecnológico quedo ajeno a sus consideraciones, estudio y aplicación práctica, como el sumergible, los torpedos, minas… fueron pioneros en temas como el destructor y se vieron limitados por una industria naval nacional poco capaz, acudiendo a la experiencia de construcción inglesa o francesa. Incorporamos las fragatas acorazadas o buenos torpederos.
Es de justicia reconocerlos, si se produjo el desastre de Cuba y Filipinas fue por la cicatería de dotación presupuestaria a la Marina de los políticos no por incapacidad o falta de visión de lo que se avecinaba.
Los reinados de Alfonso XIII, o la dictadura de Primo de Rivera atendieron, con sus posibilidades a la modernización, creando el arma aérea y la submarina a la par que otras marinas europeas. Ninguna innovación extranjera quedo sin análisis y estudio.
Sirvan estas breves líneas para realizar un reconocimiento a estos mandos que, pese a la escasez de medios económicos, supieron adaptarse e incluso anticiparse a los cambios tecnológicos de toda índole que se produjeron desde mediados del siglo XIX a los prolegómenos de la Guerra Civil, donde la Marina tuvo un buen planteamiento de fuerzas y organización y todo ello desde la experiencia en combate que jalonan sus interminables hojas de servicios. Nada más lejos de la aciaga frase de un político: “Ministro aunque sea de Marina”.
Alejandro Klecker de Elizalde