Lope de Figueroa y Zapata, Capitán General

El diario IDEAL de Granada, publica este interesante retazo de la biografía de Lope de Figueroa y Zapata, Capitán General de la costa de Granada y al que se considera “artífice de la primera infantería de marina conocida, famoso por su técnica de la “rociada” y su destreza en el abordaje, en lo que fue imbatible”

 

 

Lope de Figueroa y Zapata , Capitán General

 

Un auténtico ‘superhéroe’ de su época, glosado por los grandes autores del Siglo de Oro, participante en la batalla de Lepanto, y fiel servidor del rey Felipe II, nació en Guadix y murió en Monzón

 

Lope de Vega, por boca de uno de sus personajes, lo saludó diciendo: «Invencible Marte, /don Lope de Figueroa, /famoso del Tajo al Ganges». No sería el único dramaturgo del Siglo de Oro que lo llevara a la literatura, porque Calderón o Vélez de Guevara, entre otros, lo convirtieron en protagonista de obras principales.

Casi desconocido para el grueso de los españoles, Lope de Figueroa sorprende por sus hazañas. Son muchos los encuentros que con su figura se pueden tener al hilo del conocimiento de las principales batallas de España en su época, especialmente las navales, o de las gestas de otros personajes principales a los que acompañó, como don Juan de Austria, Alejandro Farnesio o Álvaro de Bazán, para los que fue un personaje esencial en sus victorias.

Pocos personajes presentan en la historiografía militar más interés que Lope de Figueroa, que entre otros muchos empleos ocupó el de Capitán General de la Costa de Granada.

Lope de Figueroa y Zapata, fue segundón de una importante familia asentada con la reconquista en Granada. Nació en Guadix en 1520. Era hijo del capitán Francisco Pérez de Barradas, señor de Graena, paje del Rey Fernando, alcaide de La Peza y caballero santiaguista, pero como era costumbre en los segundogénitos tomó los apellidos de su madre, doña Leonor de Figueroa, señora de noble y rancio abolengo.

Y cierto es, que no hubo un servidor más aguerrido e interesante para las glorias de España que Figueroa, artífice de la primera infantería de marina conocida, famoso por su técnica de la ‘rociada’ y su destreza en el abordaje, en lo que fue imbatible. Lo hallaremos en todos los escenarios bélicos principales de su tiempo, desde Italia a Flandes, pasando por Túnez y la costa africana, Lepanto, las Alpujarras o en las Islas Terceras. Ganó su fama legendaria a lo largo de más de 35 años de carrera, que empezó tardíamente, porque según parece antes pudo ser religioso.

La compañía de arcabuceros de Figueroa fue una de las diez del Tercio de Sicilia que marchó hacia Flandes en 1567. En Frisia, el 21 de julio de 1568, descolló en la importantísima batalla de Gemmingen, tanto que el duque de Alba le envió a España a dar cuenta de la victoria a Felipe II.

Al año siguiente, con la sublevación de los moriscos de Granada, solicitó el mando de un tercio que se le autorizó y levó en Granada en 1569, que tomaría este nombre y posteriormente, el de Tercio de la Liga.

En enero de 1570 se hallaba en Galera, donde se libró una de las más encarnizadas batallas de la guerra de las Alpujarras, en cuyo asalto fue herido. Al mes siguiente, en Serón, tratando de reorganizar las tropas, recibió un arcabuzazo en la pierna que le hizo cojear el resto de su vida —en este enfrentamiento también resultó herido, salvando milagrosamente la vida, don Juan de Austria—. Pese al contratiempo el Tercio de Figueroa tomaría Tíjola en marzo y en agosto presidiaba Andarax con sus doce banderas, por lo que poco después don Lope sería nombrado jefe de los presidios de la costa de Granada, con la misión de capturar y evitar la huida de los moriscos al norte de África.

Concluida la guerra contra los moriscos, su tercio pasó a engrosar la armada que Juan de Austria preparaba para unirse a la Santa Liga, por lo que en junio de 1571 se embarcó en Cartagena y con su tercio –que seguía llevando el nombre de Granada– zarpó para Italia reuniéndose con la armada coaligada en Mesina, repartiéndose sus tropas entre las galeras de España y las de Nápoles.

Al alba del 7 de octubre de 1571, en la embocadura del golfo de Neúpaktos (Lepanto), dieron vista a la armada turca. Lope de Figueroa combatió a bordo de la galera real, junto a don Juan, y a tanta satisfacción de éste, que, tras la señalada victoria, fue comisionado nuevamente para portar la feliz noticia al rey de España. Su heroísmo en Lepanto se concreta en que fue él mismo quién capturó el estandarte de la galera Sultana, arrebatándoselo al mismísimo Ali Pachá, pabellón que traería a España entregándoselo a Felipe II en el Escorial.

Con Cervantes

Al año siguiente, el tercio de Figueroa acogió al ilustre soldado Miguel de Cervantes Saavedra, que alabaría sus hazañas. Debido a la presión del duque de Alba desde Flandes, Felipe II ordenó que su tercio, acuartelado en Lombardía, fuese en su apoyo, a lo que el maestre de campo objetó alegando motivos de salud y de orden táctico, pues si bien era terrible en la guerra terrestre como demostró en Flandes y Granada, hizo saber que «tanto él como sus soldados eran gente de mar y galeras, infantería embarcada».

En años siguientes vendrían otras heroicas acciones de Figueroa en África y las Islas Terceras, donde con otro insigne granadino, don Álvaro de Bazán, pondría en orden el atrevimiento de los enemigos de España.

Tras esta ejecutoria, Felipe II nombraría a Lope de Figueroa ‘Maestre de campo general de la gente de guerra de Portugal y Capitán general de la Costa de Granada’, solo dos años antes de morir inesperadamente en Aragón, en 1585, cuando en Monzón se encontraba acompañando al rey durante la reunión de las Cortes.

Cesar Girón.

Fuente:

https://www.ideal.es/granada/lope-figueroa-capitan-20210816100348-nt.html