«OTROS VERANEOS»: ALBORÁN

El General de Ejercito, asociado de AEME, D. Luis Alejandre Sintes, publica en el diario La Razón, esta reseña sobre el “veraneo” en la Isla de Alborán.

 

«OTROS VERANEOS»: ALBORÁN

 

Como en años anteriores, iniciamos con el título de «Otros veraneos» una sencilla serie en la que buscamos el lado humano de soldados y marineros que los «disfrutan» en destacamentos esparcidos por estos mundos de Dios.

Basta ver el mapa del Mediterráneo occidental, para comprender su importancia: a 52 millas de Motril, 47 de Adra, 30 del Cabo Tres Forcas inmediato a Melilla. Hacia poniente Ceuta y Gibraltar; mirando a levante, el amplio Mediterráneo. Azotada por los frecuentes vientos y violentas tormentas en ambas componentes, la vida en la Isla no ha sido ni es fácil. De forma triangular y origen volcánico (576 por 230 metros, máximos 15 sobre el nivel del mar) debe su nombre al pirata tunecino Al- Borani azote de la navegación cristiana en el XVI.

      Batalla de la Isla de Alboran

La referencia histórica más conocida nos lleva a la llamada «batalla de Alborán» de 1 de octubre de 1540 en que una armada española de 10 galeras mandada por Bernardino de Mendoza y Pacheco se enfrentó a otra de piratas berberiscos con 16 barcos y 2.500 hombres que regresaban de un saqueo a Gibraltar, con resultado de 830 muertos. Cinco años antes, tras la conquista de Túnez por Carlos I (julio 1535) habían arrasado en represalia, a Mahón en Menorca, diezmando a su población. Guerra total entre imperios cristiano y otomano. (1).

Desde entonces España, con desigual empeño, ejerció su soberanía sobre la Isla. Francia se interesaría por ella en el XVII. Su importante faro, proyectado en 1859 no se inauguraría hasta 1876. En 1884 un decreto del Alfonso XII adscribía la Isla a la provincia de Almería. El Archiduque Luis Salvador en 1898 refería la vida de sus once habitantes, así como ciertas características de su fauna, especialmente unas agresivas gaviotas «patiamarillas» y «audouin».

21 días aislados del mundo

Por supuesto la reciente presencia humana en la Isla está muy unida a los torreros y sus familias y a los destacamentos militares de Infantería de Marina convertidos en guarnición permanente desde 1997. Por supuesto en periodos de Guerras Mundiales, puestos de observación y vigilancia, incluidas leyendas como la relatada en 1942 con la supuesta llegada de una comunidad copta formada por monjes rusos y griegos asentados en la llamada Cueva Baja de poniente, de los que no se sabe si eran espías o nacían de la mente calenturienta de algún habitante de la Isla. Una de las tres tumbas existentes en su sencillo cementerio –dos de ellas familiares de fareros– se supone pertenece al aviador alemán Gerhard Schreiner, cuyo cuerpo fue arrastrado por las corrientes a la isla en Agosto de 1943. También un sencillo obelisco recuerda a tres de los jefes del destacamento «fallecidos en acto de servicio en la mar»: son los Tenientes de Navío Esteban Diego Valdecruces, Agustín Fariza y Víctor Latorre.

Durante la «guerra fría» era frecuente la presencia de pesqueros rusos y el paso de buques de la URSS. De hecho en 1976 nuestro buen embajador Fernando Olivier tuvo que desmentir en nota reservada del Ministerio de Asuntos Exteriores, el rumor de una petición soviética para formalizar una base en Alborán tras la apertura de relaciones diplomáticas entre Madrid y Moscú.

La destrucción de su entorno natural, especialmente en las décadas de los 70 y 80, obligó a su protección medioambiental que hoy persiste: Reserva Marina y de Pesca en 1997; Zona de Especial Protección de NN.UU en 2001; en 2003 el Parlamento de Andalucía declaraba a Alborán y La Nube «Parajes naturales» con especial protección.

Sobre la Isla confluyen por tanto distintas administraciones, lo que dificulta su gestión: a las de la Armada, se unen las del Ministerio de Medio Ambiente (MAPANA) y Puertos del Estado, en este caso del de Málaga. Añádase responsabilidades en los movimientos migratorios (1.000 inmigrantes en 2018), en la detección de movimientos sísmicos, el control de pesqueros marroquíes, la lucha contra la droga, salvamento marítimo y se comprenderá esta complejidad.

Curiosamente la Isla se convirtió en marquesado en 1950 a favor del almirante Francisco Moreno. Hoy su bisnieto, el conocido cantante Pablo Alborán, perpetua su nombre.

La guarnición al mando de un Teniente de Navío está compuesta por una veintena de efectivos, unos con carácter permanente y otros destacados, con relevos cada tres semanas. El suministro de agua se ejecuta cada tres meses desde Cartagena. Un helipuerto y dos muelles, operativos a levante o a poniente según los vientos dominantes, permiten su avituallamiento. Si se les pregunta por su veraneo, por la humedad del ambiente, por el estado de las instalaciones, por la separación familiar, ni una queja. La compartimentación de responsabilidades sigue dificultando entrar en el lado humano de quienes, con sacrificio, asumen estas dificultades.

Bien lo siente quien valora su esfuerzo e intenta transmitir todo el reconocimiento y afecto que merecen.

¡Feliz verano, destacamento naval de Alborán!

«Si se les pregunta por su veraneo, por la humedad del ambiente, por el estado de las instalaciones, por la separación familiar, ni una queja»

Luis Alejandre -General (R)

(1) Juan Carlos Losada. «España contra el imperio otomano». Esfera de los libros. 2021.

FUENTE:

La Razón