La tragedia del Castillo de Olite (Parte 3)

Nuestro asociado, el C.N., r D. Luis Mollá , nos recuerda la tragedia del Castillo de Olite, que costó la vida  a 1477 españoles, en su mayoría gallegos. ¡Que Dios los tenga en su Gloria!

 

La tragedia del castillo de Olite (3). ¿Quién fue el responsable?

 

Ochenta y dos años después del desastre resulta muy difícil establecer las correspondientes cuotas de responsabilidad, aunque sí se pueden parcelar las decisiones de cada uno de los participantes en el desastre de manera que cada cual pueda sacar sus conclusiones.
Desde luego Franco tiene su parte de culpa. Era el jefe de las fuerzas nacionales y además fue el que dio la orden de poner en marcha la operación que terminó con el “Olite” en el fondo del mar. En su descargo hay que decir que la puesta en marcha de la Expedición Cartagena se sustentó en la agónica petición de fuerzas de Barrionuevo, una vez que este se levantó contra la República y se encontró que no tenía soldados suficientes para oponerse a la brigada 206 de Precioso.
Por su parte, el general Barrionuevo tiene también su cupo de implicación, ya que desde el momento de su sublevación hasta el de su detención estuvo transmitiendo a Franco que tenía el control de la ciudad, lo que dejó de ser cierto a las pocas horas, en cuanto Precioso se lanzó con la 206 a recuperarla. Los hombres de Precioso estaban mucho mejor preparados para el combate, pues venían de participar en las batallas más importantes, mientras que sus adversarios no habían disparado un solo tiro en toda la guerra. Sintiendo en la nuca el aliento de Precioso, Barrionuevo acometió una huida hacia adelante e insistió a Franco en que mantenía el control de la ciudad. Se comunicaba desde la radio del submarino C-2, en la seguridad relativa del Arsenal; sabía que el almirante Buiza le escuchaba y que si la Flota republicana regresaba, los barcos que Franco acababa de enviar en su ayuda estarían irremediablemente perdidos. Quiso engañar a Buiza, pero engañó a Franco.
Oficiosamente, aunque de forma soterrada, la responsabilidad del desastre cayó sobre los hombros del vicealmirante Moreno, al mando táctico de la Expedición Cartagena, aunque, en realidad, tuvo mucha menos culpa de la que se quiso hacer ver. Le dieron una fuerza colosal, pero sin ninguna posibilidad de desembarcar en una Cartagena controlada por Precioso. No obstante, la sincronización que hizo su estado mayor de la salida de los barcos hacia Cartagena fue tan precipitada que condenó al “Olite” a navegar en solitario y sin comunicaciones. De haberlo hecho junto a otro barco capaz de pasarle señales por banderas se habrían enterado de la orden de retirada dictada desde Burgos y el “Olite” no se hubiera hundido.
El alférez de navío Lazaga decidió entrar en Cartagena sin haber recibido instrucciones concretas como le había ordenado Moreno por escrito, lo cual le hace dueño también de una parte de la responsabilidad, aunque al despuntar el día, sin un solo barco a la vista ni radio por la que recibir las órdenes pertinentes, hizo lo que le dictó el sentido común, máxime cuando las banderas que veía ondear en la batería de Aguilones parecían invitarle a una decisión que a la postre resultó un grave error.
Oficialmente se hizo responsable a Martínez Pallarés, jefe de la batería de la Parajola y ejecutor material del disparo que hundió al barco. Al menos así parece sugerirlo el hecho de que fuera fusilado en 1941, el mismo día y a la misma hora en que se hundió el “Olite”. Cierto que Pallarés dio una orden que a la postre costó 1.477 vidas, pero es cuestionable que pudiera no haberla dado con el frío cañón de una pistola apoyado en su frente.
La sincronización de elementos humanos y sus decisiones me lleva a pensar en la novela de Agatha Christie, magistralmente llevada al cine, “Asesinato en el Orient Express”. Detenido el tren en las estribaciones de una montaña turca por culpa de una copiosa nevada, un millonario norteamericano aparece muerto en su compartimento a primera hora de la mañana. Las pesquisas del inteligente detective Hércules Poirot conducen a la solución del caso, concluyendo que son varios a bordo del tren los que tenían cuentas pendientes con el americano y todos entraron en su compartimento aquella noche para acuchillarlo.
Estableciendo un símil con la popular película, en el caso del “Olite” fueron varios también los que de alguna manera intervinieron en el final del desafortunado barco con mayor o menor cuota de participación, pero, volviendo al tren, a pesar de que a lo largo de la noche fueron varios pasajeros los que acuchillaron al americano en la nevada montaña turca, hay que admitir que sólo uno lo mató y que el resto, antes y después, acuchillaron un moribundo o un cadáver, por lo que, aplicando la misma ecuación al “Olite”, tuvo que haber un personaje responsable principal de su hundimiento con independencia de otras responsabilidades menores a cargo de los participantes mencionados. ¿Quién pudo ser? ….
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Fotos
1.- Detalle del personal embarcado en el Olite
2.- Fueron muchos los botes que se acercaron después de la guerra a colocar flores en el palo del barco antes de que fuera cortado y llevado al Cuartel Nª Sª de Atocha de la Coruña
3.- Plan de ataque a Cartagena. El Olite fue el último en salir del primer grupo que zarpó de “Castellón” y siendo el más lento no tardó en quedarse rezagado. El segundo grupo era algo más rápido, pero salió diez horas después, sin ninguna posibilidad de enganchar al Olite. Un grave fallo de planeamiento que condenó al barco a navegar solo y precipitó su final. De haber navegado en conserva con otra unidad que pudiera haberle pasado las señales por banderas de mano seguramente no se habría hundido.
4.- Primera cruz de homenaje en la isla de Escombreras. Y la llamada “Farera”, que tuvo una actuación bastante controvertida con los náufragos tras el hundimiento.
Fotos y documentos del libro “El hundimiento del Castillo Olite”, de Luis Miguel Pérez Adán.
Fuente: Facebook