“Octopus”. Una experiencia inolvidable. (3)

El C.N., r  D. Luis Mollá, asociado de AEME publica en Facebook, la tercera y última   parte de esta curiosa  experiencia a bordo del mayor yate del Mundo , el OCTOPUS.

 

 

“Octopus”. Una experiencia inolvidable. (3)

 

Como ya anticipé, los resultados de la exploración seguramente decepcionarán a más de uno, pues de los tres puntos elegidos lo único que conseguimos fue descartar uno, resultando los otros dos imposibles de relacionar con el pecio del “Reina Regente”. Los naufragios correspondientes a estos tres puntos llevaban mucho tiempo clasificados como probables restos del crucero, pues algunos otros existentes en la zona de búsqueda se habían descartado por unas u otras razones, principalmente por el tamaño.
En cuanto a los dos pecios clasificados como probables que no pudieron ser confirmados a pesar de que el ROV del “Octopus” penetró en sus más íntimos recovecos, lo cierto es que se trata de restos tan deteriorados que resultó imposible ningún tipo de identificación, aunque en ambos casos puede confirmarse que se trata de naufragios antiguos, entre otras razones porque se ve que las estructuras metálicas superiores han cedido convirtiendo los restos en un destartalado montón de escombros. Por otra parte, los cañones, siempre útiles para confirmar el reconocimiento de una unidad de combate, es muy probable que se desprendieran del barco por gravedad si antes de hundirse dio la vuelta, lo que tiene toda la pinta de haber sucedido y podría ser una de las razones que respondiera a la inquietante pregunta de por qué únicamente sobrevivió un perro y ningún ser humano y que tampoco se encontraran cuerpos de ahogados. Lamentablemente no puedo aportar fotografías, pues a pesar de que se hicieron muchas, se entregaron todas al Almirante de la Flota junto con muchas horas de grabación.
En cualquier caso el resultado fue que no pudimos reconocer fehacientemente los restos del “Regente” y teniendo en cuenta que los restos se degradan cada vez más con el tiempo y que es improbable que la Armada pueda llegar a contar a con una plataforma de exploración tan cualificada técnicamente como el “Octopus”, personalmente tengo el convencimiento de que será muy difícil que el crucero pueda llegar a ser identificado en el futuro de manera puramente visual. Me consta que en octubre del año pasado el “Neptuno” llevó a cabo el enésimo intento de identificación con sus sonar de barrido lateral y el “Navajo”, un ROV de última generación, pero no tengo noticias de los resultados.
Habría, tal vez, una forma de conseguir reconocerlo, pero no es aceptable políticamente. Me explico.
En 2004, siendo Ministra de Cultura la actual vicepresidenta del gobierno, delegó en una determinada comunidad autónoma la soberanía de cierto naufragio. La Constitución establece que la soberanía de las aguas jurisdiccionales y cuanto contienen es del Estado, correspondiendo a las comunidades autónomas exclusivamente las aguas interiores, por lo que tras aquella cesión no hubo más remedio que delegar en el resto de las correspondientes autonomías la soberanía en las doce millas de sus costas, de manera que hoy se da la paradoja de que habiendo sido un buque de la Armada, la institución está incapacitada para investigar los potenciales restos del “Regente” sin permiso de la Junta de Andalucía y, en cualquier caso, sin extraer ninguna parte del mismo. Ocurre sin embargo, y esto lo considero un golpe de fortuna, que el “Reina Regente” fue construido en acero dulce, material que estuvo de moda en la construcción naval sólo durante unos pocos años, por lo que la simple extracción de unas muestras servirían para descartar cualquier pecio que no tuviera esta composición, mientras que si se encontrara acero dulce habría un alto porcentaje de posibilidades de que fuera, por fin, el barco que llevamos tanto tiempo buscando.
Para la Armada el “Reina Regente” constituye el objetivo principal y número uno de la lista de recuperación del patrimonio sumergido y esto es así por razones puramente sentimentales, principalmente porque entre sus retorcidas cuadernas el barco contiene el último suspiro de 420 compañeros. Para reforzar esta idea, baste decir que el objetivo número dos de la lista es el “Santo Cristo de Maracaibo”, uno de los famosos galeones de la Flota de Indias acorralados por la combinada angloholandesa en Rande, en la ría de Vigo, en los inicios de la Guerra de Sucesión en 1702, y que fue elegido por los ingleses para concentrar buena parte de la riqueza que traían los barcos de América, siendo remolcado fuera de la ría a continuación.
De alguna manera resultó que faltó (falló, se rompió) la estacha de remolque y el buque se hundió en algún lugar, dicen que próximo a las islas Cíes, con su carga valorada en millones de pesos de la época. Pues bien, con todas sus riquezas el “Maracaibo” se sitúa tras el “Regente” en la lista de patrimonio sumergido de la Armada, a pesar de que a bordo del “Regente” no hay otro valor material que el de las pocas monedas que pudieran llevar en sus bolsillos los pobres desgraciados que formaban su dotación el fatídico día de su hundimiento.
Decía que, personalmente, para mí el hecho de no haber podido reconocer el pecio no constituye ninguna decepción, pues en la parte humana sus tripulantes duermen el sueño eterno en la mejor tumba que puede tener un marino, mientras que, por otra parte, prevalece uno de los misterios más significativo de los fondos marinos.
Hoy la televisión anuncia casi a diario cómo, poco a poco, el ser humano penetra cada día más en la galaxia y fuera de ella, hasta el punto de que hemos tenido que inventar unidades de medida que cuentan los kilómetros por millones, mientras que, contrariamente, debajo del mar la civilización apenas ha sido capaz de penetrar unos pocos metros; de alguna manera ahí abajo Neptuno sigue siendo el rey y esa es una de las razones que hacen tan atractivos el mar y los secretos que guarda tan celosamente como el hombre trata de arrebatárselos. Que siga así, que no se pierda el misterio.
Fotos
1.- Uno de los cuadros que mejor ilustra los angustiosos momentos previos al hundimiento del Reina Regente. Está en la Escuela Naval. Desconozco su autor.
2.- Impecable análisis del CN Ruiz Escagedo en el que señala el punto en que debe estar hundido el barco. Coincido plenamente con él.
3.- Pastor de Terranova. Parece que un perro de esta raza, propiedad del AN. Enríquez, de Sanlúcar, fue el único ser vivo que sobrevivió al hundimiento.
4.- Tras el ataque, el Maracaibo se perdió a no mucha distancia al suroeste de la isla de San Martiño.
5.- Para algunos, estas imágenes se corresponden con el pecio del Santo Cristo de Maracaibo.
Fuente: Facebook