“OCTOPUS”. Una experiencia inolvidable.

El C.N.r D. Luis Mollá, asociado de AEME publica en Facebook, la primera parte de esta curiosa  experiencia a bordo del mayor yate del Mundo , el OCTOPUS. 

 

“Octopus”. Una experiencia inolvidable.

 

Los que me conocen saben de mi afición por los naufragios, sobre todo por los más emblemáticos, más aún cuando se trata de barcos españoles, situando al frente de ellos el del crucero “Reina Regente”, desaparecido cerca de Barbate el 10 de marzo de 1895 durante un violento temporal con los 412 hombres que constituían su dotación el aciago domingo en que por última vez cabalgó las olas. Desde su desaparición se han intentado localizar sus restos una y otra vez que, hasta donde yo sé, continúan en paradero desconocido.
Por estas fechas, hace ahora tres años, estando en la reserva sin destino en Jerez, recibí una llamada del Almirante de la Flota preguntándome si quería embarcar en cierto buque que habían ofrecido a la Armada con el que se pretendía rastrear una vez más los restos del naufragio. Naturalmente contesté que sí. Las únicas instrucciones que recibí fueron las de esperar el misterioso buque en el muelle de Cádiz, pues pasarían a recogerme en unas horas.
El barco en cuestión resultó uno de los mayores yates del mundo, el “Octopus”, propiedad del multimillonario y filántropo Paul Allen, cofundador de Microsoft, que, entre otras cosas, con sus 126 metros de eslora y 21 de manga, sus dos helicópteros, otro yate menor que aloja en su panza junto a un mini submarino, constituía en aquellos días el mayor superyate del mundo no perteneciente a un jefe de estado.
Una vez a bordo fui recibido muy amablemente por la tripulación encabezada por su capitán, un joven oficial finés. En esencia el barco reparaba en Málaga y salió a hacer pruebas de motores, posicionándose sobre el pecio del submarino C-3, que desde diciembre de 1936 permanece hundido frente a Málaga con unos 35 de sus tripulantes a bordo, constituyendo una tumba protegida, razón por la que el yate fue interceptado por la Guardia Civil y su capitán tuvo que ir a la comandancia naval a dar explicaciones.
Además de preservar ciertas formas de vida en la tierra e intentar encontrar rastros de vida en el espacio exterior, desde que sufriera un cáncer muy agresivo y se retirara de Microsoft, empresa que había fundado junto a Bill Gates en 1975, Paul Allen venía ofreciendo el “Octopus”a la investigación de buques hundidos. En aquellos días, de manera completamente altruista, trabajaba en el levantamiento de un mapa de pecios en las aguas jurisdiccionales de Malta, utilizando como base logística y de descanso la ciudad de Málaga, donde su presencia en los últimos años resulta bastante habitual.
En cualquier caso el capitán finés se presentó en la comandancia naval, donde, siguiendo instrucciones de Allen, ofreció el yate al gobierno español para lo que pudiera resultarles de utilidad, y fue de aquella manera como el ofrecimiento llegó al Almirante de la Flota que decidió que podía ser una buena oportunidad para tratar de encontrar de una vez por todas el “Reina Regente”, acordándose de mí, cosa que agradecí profundamente.
Efectivamente el “Octopus” apareció pocas horas después en el saco de Cádiz recogiéndonos a mí y a un oficial del Instituto Hidrográfico, dirigiéndonos a continuación a la zona del hundimiento del crucero desaparecido hacía 123 años en aquellos días. Mientras nos dirigíamos a la zona el capitán me dio una vuelta por el barco, cuya zona VIP, por encima del puente, está constituida por cinco camarotes de superlujo, uno de ellos un espacioso apartamento flotante reservado al armador. Por la parte baja me llamó mucho la atención que de manera ventral el barco albergara en sus entrañas un yate menor (de 19 metros) para poder acceder a los muelles que resultaran demasiado pequeños para el yate principal y un minisubmarino (amarillo) para investigación oceanográfica con capacidad para cinco personas y capaz de de descender hasta ocho mil pies Al modo de nuestro Juan Carlos I, el yate se inunda de popa donde la apertura de una porta permite la entrada y salida de las dos unidades que carga en su vientre.
Pocas fechas antes de aquellos días el barco había estado atracado en Cannes durante su famoso festival de cine, llevando como invitados de excepción a los Rolling Stones. En ese momento incorporaba sólo uno de sus dos helicópteros, aunque ningún piloto, de modo que me ofrecí al capitán por si necesitaban contratar a uno. No debió interpretar que se trataba de una broma porque a la hora de comer me dijo que había enviado un mail a Paul Allen notificándole mi interés…
Continuará …
Fotos:
1.- El “Octopus” con su submarino en primer plano
2.- El yate mayor en operaciones aéreas, en primer plano el yate utilitario y la zodiac.
3.- El “Reina Regente”, a fecha de hoy objetivo número 1 de la Armada en la lista de recuperación de patrimonio sumergido
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