El Almirante Angel Tafalla, expone en este articulo el “combate” acecido en la Bolsa norteamericana, a cuenta de la rebeldía de los pequeños inversores.
La semana pasada hemos presenciado una rebelión de numerosos inversores directos en la Bolsa norteamericana contra el sistema general y en particular, contra esos fondos de inversión que creen saber lo mejor para nuestro dinero aunque a menudo especulan con él sin miramiento. Veremos cómo acaban estos enfrentamientos que están desarrollándose en el campo de batalla del internet; de momento van ganado los pequeños inversores alzados en rebeldía. Las armas aquí son la información pero las consecuencias no son nada virtuales sino que se miden en millones de dólares de ganancias o pérdidas de los combatientes. Repasemos brevemente esta enconada lucha.
¿Cuánto vale realmente una anticuada cadena de tiendas norteamericanas de videojuegos usados y consolas denominada GameStop? Esta incógnita es el centro de gravedad de la batalla. Al menos dos grandes fondos de inversión apostaron a que GameStop iba hacia la bancarrota y se movieron a la baja, tomando acciones prestadas, pensando venderlas y tras un corto periodo de espera –cuando se desplomaran– volverlas a comprar baratas, devolviendo lo prestado y embolsándose la abultada diferencia. Pero el otro bando –los pequeños inversores– vio la oportunidad de rebelarse contra los «expertos» y empezó a comprar en masa acciones tras ponerse de acuerdo en un subforo virtual denominado Wall Street Bets que es parte del popular Reddit e incluso coordinándose a través de otros medios informáticos tales como YouTube. Se neutralizó así la jugada de los poderosos y las acciones de GameStop subieron –durante unos pocos días– espectacularmente.
Un aparente aliado de los pequeños inversores alzados era una compañía creadora de una aplicación (APP) denominada Robinhood que permite que desde nuestro teléfono podamos invertir ¡gratis! sin tener que pasar por la sangría de un corredor de bolsa. Pero siempre hay que desconfiar pues lo que se nos ofrece gratis, suele ocultar una financiación sospechosa. Este Robinhood, no robaba a los ricos para dárselo a los pobres como el de Nottingham sino más bien vendía información de los pobres a los ricos –los fondos de inversión especulativos– sistema que naturalmente ocultaba a sus clientes. Vamos, algo así como Facebook, Google y el resto de las poderosas tecnológicas internacionales que se enriquecen negociando con nuestros datos.
El jueves de la semana pasada los inversores alzados descubrieron dolorosamente que su aliado había cambiado de bando cuando suspendió la compra de acciones y opciones de GameStop, lo que naturalmente se tradujo en un desplome de su cotización y grandes pérdidas económicas para los rebeldes ¿Cuál es la causa de la traición del falso Robinhood? Pues que tuvo que hacerse rápidamente con unos 3400 millones de dólares cuando un órgano regulador de Wall Street le aumento el depósito de garantía exigido para operar. O ponía en la mesa esa cantidad inmediatamente o se acababa la partida de póker. Los grandes fondos de inversión involucrados también tuvieron que aumentar algo sus depósitos, pero para ellos siempre es más fácil que para los Robinhood de la bolsa. El que haya jugado al póker seguro que me entenderá. Al final, el pequeño arquero consiguió reunir el dinero, pero un miedo cerval se apoderó de él tras comprobar contra quien estaba jugando. Así que decidió dejar en la estacada a los amotinados, que de momento no lo han perdido todo, aunque si gran parte de lo ganado. Veremos como acaba toda esta batalla librada en la jungla del internet que no solo afecta a GameStop sino a otras empresas como AMC –una cadena de cines– Nokia y una lista de compañías «condenadas» a la bancarrota por los expertos a sueldo de los fondos de inversión especulativos.
En diciembre del 2018 expuse mi opinión en esta Tribuna contraria a las grandes empresas tecnológicas internacionales que negocian con nuestra información obtenida en la red cuando usamos sus servicios, por cierto, también «gratuitamente». Los militares sabemos muy bien el valor de la información. De hecho llamamos Inteligencia al arte de adivinar a partir de fragmentos de datos cuales son las capacidades e intenciones de nuestros posibles enemigos. Las tecnológicas –Twitter Y Facebook principalmente– están recientemente mostrando signos esperanzadores de responsabilizarse de la información que transcurre por sus venas. Ha tenido que suceder un terremoto tal como el ex Presidente Trump para que empiecen a variar sus procedimientos. Este último escándalo bursátil que he tratado de describir sumariamente, librado en la ciberesfera, pone en evidencia el valor de nuestra información y la conveniencia de que oscuras fuerzas no la manipulen usando el internet.
Ángel Tafalla -Almirante (r)