JORGE PRÓSPERO DE VERBOOM Y LA CREACION DEL REAL CUERPO DE INGENIEROS. II

Nuestro asociado el Coronel de Ingenieros, r, D Jose Ignacio Mexia y Algar, nos explica en dos  capítulos la desconocida historia de la creación de la Academia de Matemáticas y el Real Cuerpo de Ingenieros.

 

 El capitulo I, apareció el mismo dia en que se conmemoraba  el 300 aniversario de su fundación,  hoy se publica el capitulo II.

 

JORGE PRÓSPERO DE VERBOOM Y LA CREACION DEL REAL CUERPO DE INGENIEROS. II

 

La capitulación de Barcelona, en la que colaboró el ya TG Verboom, fue un gran éxito en su carrera profesional  como ingeniero general en los años posteriores, sobresaliendo con el diseño y  construcción de la Ciudadela de Barcelona, la creación de la Real Academia de Matemáticas, la Ordenanza de 1718 para el Cuerpo de Ingenieros.

Escalafón general

Durante la guerra de Sucesión se redactó un Reglamento basado en las obligaciones de los Ingenieros en campaña. Era, por lo tanto, necesaria la redacción de una nueva Ordenanza que organizase definitivamente a los ingenieros que quedasen en España, una vez que los franceses procedentes de Flandes abandonaran el territorio nacional pero la reforma tuvo que aplazarse por la construcción de la Ciudadela de Barcelona. Felipe V deseaba solicitar la permanencia de los ingeniero cedidos por Luis XIV mientras que Verboom sostenía que “….ser de mucho perjuicio al Real servicio el que ingenieros de potencia estrangera levantassen los planos de las plazas, castillos y otros puestos fuertes de este Reyno….” La decisión final fue que, en tiempo de paz, no serían necesarios más ingenieros, por lo que solo quedarían en España aquellos que había estado al servicio del Rey permanentemente. En el escalafón, que el brigadier del Cuerpo de Ingenieros José Aparici García publica en el Memorial del Cuerpo de Ingenieros de abril de 1911, figuran 26 ingenieros, además del fundador, como componentes del recién Creado Cuerpo. Éstos y quizás alguno más serían los que permanecieron en España y configuraron la primera plantilla.

El Cuerpo de Ingenieros había quedado estructurado en Ingeniero General, Ingeniero en Jefe, Ingeniero en segundo, Ingeniero en tercero y Desiganadores. No tenía grado militar hasta que en 1756 se les asignó una equivalencia o grado militar.

A instancia del Cardenal Alberoni,  Primer ministro de Estado, se envió una expedición a Cerdeña al mando de Juan Francisco Bette, Marqués de Lede en 1717 en la que figuraron los ingenieros José de Bauff’e y Jacinto Flotes. El Ingeniero General no asistió a la misma, pero desde Barcelona recibió cuenta de los trabajos realizados. El éxito de esa campaña animó al citado Alberoni, a enviar otra expedición a Sicilia en junio de 1718. En esta expedición sí estuvo Verboom que, en mayo del mismo año,  había sido nombrado Gobernador y Castellano de la Ciudadela de Barcelona, cargo que conservó toda su vida. En esa campaña el propio Verboom dirigió el sitio de la ciudadela de Messina.

Ordenanza de 1718

Verboom recibió la orden de redactar la esperada nueva Ordenanza en 1716 y el 4 de julio de 1718 se publica, una vez sancionada por Felipe V, la Real Ordenanza e Instrucción para los Ingenieros. Dicha Ordenanza se componía de dos partes,  en la primera se trataba de la formación de Mapas o Cartas Geográficas de Provincias y notas sobre los Ríos … y otras diversas diligencias dirigidas al beneficio universal de los Pueblos… La segunda parte se dedicaba a las formalidades para proponer y ejecutar obras nuevas de tipo militar, así como las de conservación de las Plazas. De lo expuesto en el preámbulo de estas Ordenanzas se deduce que los Ingenieros se ocuparían del reconocimiento de los ríos para su utilización como medio de transporte, del descubrimiento de aguas subterráneas para regadío, de abrir nuevos caminos y construir puentes para facilitar la comodidad de los “pasageros” y “comerciantes”, es decir de todas las obras de tipo civil que estuvieran a cargo de su Real Hacienda. Todo ello era consecuencia de la inexistencia de un cuerpo de Ingenieros civiles hasta 1785, año en el que Agustín de Betancourt propuso la creación de la Inspección General de Caminos y Canales. Posteriormente, en 1802, crea la Escuela de Ingenieros de Caminos.

La formación teórica de los ingenieros quedó interrumpida al cerrarse la Academia Real y Militar del Ejército de los Países Bajos de Bruselas en 1706, por lo que el Ingeniero General planteó, en 1712, la apertura de una nueva Academia que la sustituyera en España, si bien no fue hasta 1720 cuando fue inaugurada la Real Academia de Matemáticas de Barcelona. Otra de sus grandes y continuas preocupaciones fue la retribución económica de sus ingenieros que no recibían a tiempo sus sueldos. Su biografía está llena de continuas reclamaciones no solamente de su propia paga sino de las del resto de sus subordinados o sus pensiones. Por ello, en 1720, decidió crear un Montepío o Caja Fraternal destinada, mediante una retención de sus pagas, a asegurar una pensión para las viudas de los ingenieros fallecidos. Sin embargo no pudo ver conseguido este deseo ya que hasta 1752, después de su fallecimiento, no se hizo realidad.

Cadiz

Entre 1721 y 1727 el Ingeniero General Verboom emprendió un largo viaje por toda la Península para “visitas de Plazas y Costas de España”. Cuando en febrero recibe la orden de ponerse en camino para visitar las obras de fortificación de Málaga y las de su puerto, Verboom manifiesta la inexistencia recursos económicos para ponerse de viaje, pues se le deben veinticuatro pagas. Sin embargo el 1 de mayo parte de Barcelona    y de camino, inspeccionó varias obras de carácter hidráulico en los pantanos de Tibi y Elche en Alicante y acequias para riego en la región murciana. En febrero de 1722 le encontramos ya en Málaga, proyectando la mejora de su puerto y de sus defensas e incluso dejo los planos de un nuevo faro y en marzo de 1723 en Ceuta donde permaneció hasta finales de abril de 1724. De allí paso a Cádiz y Algeciras donde proyectó varias obras de fortificación, mejorando las defensas obsoletas existentes. De Cádiz se desplazó a Sevilla  a la que llega el 28 de enero de 1725 y en la que realizó estudios de navegabilidad del río Guadalquivir hasta Córdoba. Más de seis meses trabajó Verboom en esa bella capital para salir en julio de ese año hacia Pamplona para reforzar el sistema defensivo de esa ciudad navarra, fundamental para la defensa de la frontera pirenaica, permaneciendo en ella hasta septiembre de 1726 en que fue llamado a Madrid para informarle de sus próximo traslado al sitio de Gibraltar. En su correspondencia… se lamentaba de sus tareas de cinco años consecutivos de penosísimos viajes fuera de su casa, a costa de su salud, que tenía también quebrantada, y con grandes gastos, además de estar un año entero sin haberle pagado un maravedí, ni a él ni a los pobres ingenieros de su séquito.

El rey Felipe V,  por Real decreto de 9 de enero de 1927, en consideración de los méritos y servicios del Teniente General e Ingeniero General Don Jorge Próspero de Verboom, le otorga el título de Marqués de Verboom, a la vez que dispensa del “derecho de Lanzas”.

Bahía de Gibraltar

La dilatada experiencia poliorcética adquirida durante su vida militar fue el motivo por el cual fue enviado a formar parte del contingente que, al mando del Conde de las Torres, puso sitio a la plaza de Gibraltar en febrero de 1727. El Conde de las Torres pretendía un ataque con aproximación mediante un sistema de trincheras mientras que el Ingeniero General consideraba éste infructuoso, mientras no existan fuerzas marítimas que contrarresten a las inglesas y se realizase el ataque principal por mar. Esta postura apoyada por otros mandos supuso un claro  enfrentamiento con el Conde de las Torres que pudo provocar su retorno a la Corte, si bien y en contra, le fue ordenado permanecer en Gibraltar y dirigir a sus ingenieros hasta su regreso a Madrid antes del verano. En febrero de 1728 se levantó el asedio y solo permaneció una línea estable defensiva frente al Peñón proyectada por Verboom. Esta fue su última misión sobre el terreno.  

Verboom regresa a Barcelona en invierno de 1731 y ya no la abandonará. El 17 de noviembre de 1737, el marqués de Verboom es ascendido a Capitán General de los reales ejércitos. Su estado de salud limitó su movilidad y desde su residencia en la ciudadela llevó a cabo trabajos puramente corporativos y de supervisión.  Falleció en la ciudadela de Barcelona el 19 de enero de 1744, siendo enterrado, tal como había dispuesto en su testamento, en el Real Convento de Santa Catalina de la Orden de Predicadores, donde estaba enterrada su esposa Maríe  Marguerite Visscher.

Según él mismo relata sirvió como oficial de Infantería y Caballería 53 años, 4 meses y 15 días de los cuales 44 años, 2 meses y 12 días los mantuvo también como Ingeniero. En la biografía citada de Joaquín de la Llave, cita que tuvo una hija, Carolina y dos hijos, Isidro y Juan los cuales siguieron el camino de su padre llegado a alcanzar ambos el grado de Brigadier y el de Ingeniero Director y ayudantes en todo momento del Ingeniero General. Ambos se formaron junto a su padre, si bien Juan estudió en la Academia de Matemáticas de Barcelona con Mateo Calabro. Juan Miguel Muñoz Corbalán añade, además, a Luis, subteniente en el Regimiento de Guardias Valonas y a Guillermo, sacerdote y arcediano en Aliaga.

 Finalizo este relato biográfico del que fue creador del Cuerpo de Ingenieros y de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona con el último párrafo que el prestigioso ingeniero Joaquín de la Llave escribió el año que el Cuerpo de Ingeniero celebraba su segundo aniversario: Verboom, no cabe duda, era inteligente, trabajador, activo y tenía espíritu organizador. Supo imprimir al Cuerpo, que se encargó de organizar, las cualidades de lealtad, disciplina, probidad, amor a la profesión y laboriosidad que desde entonces le han distinguido

 

JOSE IGNACIO MEXIA Y ALGAR. Es Coronel de Ingenieros, retirado. Pertenece a la Comisión Histórica del Arma, Asociación Española de Escritores Militares y es Adscrito a la Academia de Ingenieros y Transmisiones del Ejército.

 

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA PARA AMBOS ARTICULOS.

 

JUAN MIGUEL MUÑOZ CORBALAN. Jorge Próspero de Verboom. Ingeniero militar flamenco de la monarquía hispánica. Colección Juanelo Turriano de la Ingeniería española.

JUAN CARRILLO DE ALBORNOZ Y GALBEÑO. Síntesis Histórica del Arma de Ingenieros. Academia de Ingenieros.

JUAN CARRILLO DE ALBORNOZ Y GALBEÑO. El Ingeniero General don Jorge Próspero de Verboom, marqués de Verboom.

ESTUDIO HISTORICO DEL CUERPO DE INGENIEROS DEL EJÉRCITO. 1911

MEMORIAL DEL CUERPO DE INGENIEROS. Año LXVI, abril 1911, nº IV. D. Jorge Próspero de Verboom, Marqués de Verboom. Joaquín de la Llave.

EL MARQUÉS DE VERBOOM, INGENIERO MILITAR FLAMENCO AL SERVICIO DE ESPANA, Enrique Wauwermans, teniente general del ejército belga.